Hopeless Hero

Capítulo XXIV

"I guess nobody taught you how to love"

En universidades de distintos estados, sumándose ahora el estado de Dakota del Sur y Pensilvania, con la Universidad Estatal de Dakota del Sur y la Universidad de Pittsburgh respectivamente, se produjo la ya denominada "manifestación de las banderas blancas", en donde tanto en las universidades anteriormente mencionadas, como en Harvard, ITM, Carolina del Sur y la Universidad de Boston, se colgaron banderas blancas en los frontis. Esas banderas fueron colgadas para hacer alusión a la organización estudiantil detrás de esa manifestación: El grupo Underclass Hero de Pedagogical en Los Ángeles.

El conductor de la radio seguía hablando, pero yo me quité los auriculares cuando me bajé del autobús para poder ingresar a la universidad. No necesitaba saber más, la cobertura de la manifestación duró dos horas desde que llegué a casa, mi hermana fue la encargada de recibirme esa noche luego de que "cubriera a una compañera para ganar dinero extra limpiando la heladería", y avisarme que, y cito: "¡Los comunistas de tu universidad hicieron algo asombroso!"

¿Acaso olvidó lo que dije en la cena con papá y la abuela con respecto a la utilización del término "comunista"? Parece que sí.

El frontis mantenía las banderas blancas, también el lienzo. Por alguna razón, el rector no había dado la orden de retirarlas. Posiblemente sea para poder sacar huellas digitales... de no ser porque se encontraban mojadas gracias a la llamada de Sid, el hombre de la limpieza, quien intervino para que las regaderas se activaran automáticamente. Jaque mate, Silver.

—Buenos días —saludé a los guardias y me dirigí a mi facultad.

Lo primero que vi al llegar a la pequeña plaza que hay fuera de Español fue a Flora, Laia y Mandy tratando de calmar a una alterada Caitlyn.

—Buenos días —dije, pero sonó más a una pregunta.

—Intentamos decirle a Cait que se relaje —me respondió Flora—. Ya sabes cómo se pone.

—Perdónenme —se dejó caer sobre la banca y pasó sus manos por su rostro pálido—, es que no he podido dormir bien.

—Se te nota en la cara y las ojeras —señalé—. ¿Por qué te estresas? Solo nos queda un trabajo por entregar, lo que siguen son exámenes.

—Es que todavía no lo termino.

—¡Es para la próxima semana! —se quejó Laia—. ¡Duerme un poco! Si no duermes, más te costará terminar el ensayo de Valentine.

Porque sí, tenía que ser ese maldito desgraciado el que nos tenía con los nervios de punta, a todos, con su pequeño "ensayo que conste de una reseña a una de los paradigmas educativos". Por suerte me tocó el conductismo, pero a Cait le tocó el cognitivismo. Gracias, profesor Valentine, por estresarnos en estas últimas semanas.

—¡Amor mío!

Todas, sí, todas parecimos estremecernos ante aquel grito. Me di vuelta para ver que Flinn se acercaba hacia nosotras. Miré a las chicas, quienes esperaban mi reacción, apreté mis labios y me di media vuelta y fui a su encuentro.

—Buenos días —le saludé.

Sin esperar nada, Flinn me tomó por la cintura y se inclinó para besarme.

—Sé que estás con tus amigas —me dijo antes de tomarme las manos y mirar detrás de mí con cierto recelo—, así que no te interrumpiré mucho. Pero ¿podría ser que aceptaras almorzar con tu noviecito?

"Noviecito", así es como las chicas le decían a Flinn, solo había hostilidad sincera por parte de Amalia, Laia y Mandy, las otras pensaban que era una forma tierna. Por mi parte, ya había dejado de pedirles que no lo llamaran así, y es que después la pelea la tenía yo con él. De todas formas, aprovechaba esas instancias para convertir ese vocativo en algo, digamos, divertido.

—Depende, ¿mi noviecito de verdad quiere almorzar conmigo hoy? —incliné mi cabeza hacia al lado, esperando que su mirada volviese a mí.

—Ah, sí, ¡sí!

Fruncí un poco el ceño. Flinn había estado algo absorto mirando a alguien que se encontraba detrás de mí. Al intentar darme vuelta, me tomó por la barbilla y me besó.

—Te veré a la hora de comer, ¿okay? —me dio otro beso en la frente y dio un par de golpecitos sobre mis hombros—. Nos vemos.

Me quedé perpleja. Pasó por mi lado, yo me volteé para verlo ir a reunirse con sus amigas Giselle, Génesis, Blair... y, por supuesto, Angeline. Apreté mis labios, me crucé de brazos y volví a reencontrarme con mis amigas, quienes, como si no fuera obvio, habían visto la escena.

—Y bien —suspiré—, ¿ya te relajaste, Cait?

—Sí —respondió ella, pero a pesar de que intentó sonar animada, su mirada era de preocupación—, ya me hicieron entender que podría estar peor.

No sé si ese comentario tenía algo que ver con lo que acaba de suceder con Flinn, pero preferí creer que no, que no se refería a eso.

★★★

A la hora de comer, las chicas se fueron a la cafetería sin mí, ya que me quedaría esperando por Flinn afuera de la facultad de Español. Él no tomaba mi misma clase de especialidad en habilidades lingüísticas, así que uno debía esperar al otro.

No me esperaba que, mientras estuviera apoyada en un árbol aguardando por mi novio, una chica guapa, usando una llamativa falda amarilla y una ajustada camiseta negra me llamaría por mi nombre y apellido de la manera más hostil.

—Pandora Thurman.

Nunca había sentido que la pronunciación de mi nombre pudiese generarme tanto miedo e inseguridad. Al darme cuenta de quién se trataba, sentí que me atacaba la ansiedad.

—Megan... —murmuré—. ¿Sí? ¿Te puedo ayudar en algo?

Mi labio inferior estaba temblando, sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Megan estaba molesta, muy molesta, y yo no entendía por qué.

—No quiero perder mucho tiempo contigo —dijo evitando que la saludara—, así que lo dejaré muy claro: si no quieres que tengamos problemas, vas a parar de ir de ofrecida detrás de Andy. Tú tienes novio, deberías respetar tu relación.




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