"There's no question, she's not in a disguise"
El lunes en la tarde, me pasé a casa de Flinn con la excusa de hablar. Quería arreglar lo nuestro, tal y como me había dicho, pero en lugar de arreglar nuestras diferencias conversando, nos comunicamos sobre una cama. No es necesario tanto detalle, se logra entender bien lo que trato de decir.
Me senté, tenía mi espalda al descubierto mientras que cubría mi pecho con, tan solo, la camiseta que mi novio había dejado a un costado de la cama. Mi ropa estaba cerca de la puerta de la habitación, me era imposible alcanzarla fácilmente, considerando que tenía todo mi cuerpo al descubierto. El viento entraba por la ventana de su habitación, dándonos así un poco del calor de afuera, aunque, considerando que ya eran las siete, no había mucho calor que disfrutar.
—Dora —susurró Flinn, quien seguía recostado sobre el colchón y empezaba a dibujar círculos en mi espalda con su dedo índice—, ¿puedo preguntarte algo?
—¿Qué?
—¿Alguna vez imaginaste estar en esta situación con el tal Andy?
Sentí que mi respiración se cortó en ese preciso momento. Me giré un poco para verlo, él me miraba, con su torso expuesto y con una expresión de falsa inocencia en el rostro. Conocía sus intenciones tras esa, aparente, pregunta ingenua. Fruncí el ceño y miré por la ventana.
—No —confesé—, no lo hice.
¿Quién se podría imaginar en una situación de sexo de reconciliación? Eso no es algo que quiero que me vuelva a suceder, ¡en la vida!
—Puedes decirme la verdad.
—Ya te la dije —me hice un poco hacia adelante para que él dejara de tocarme.
—¿Ya te enfadaste? —preguntó con burla mientras se sentaba en la cama, justo detrás de mí.
—¿Te parece que no tengo el derecho de hacerlo? ¿No te das cuenta de lo que me acabas de decir? —espeté molesta—. Pensé que no se volvería a tocar el tema, que estaríamos bien.
—Pero estamos bien —se quejó antes de abrazarme por la cintura, presionando mi espalda con su pecho—, solo tenía esa pregunta.
—Pues tu pregunta fue estúpida.
—¿Eso es un no?
—¿Vas a seguir insistiendo?
Me removí para zafarme de su agarre, pero Flinn no me dejaba ir, y podría decir que me estaba doliendo un poco la piel de mi abdomen debido a la fuerza que estaba ejerciendo.
—No te muevas —me dijo al oído—, estamos conversando.
—No estamos conversando.
—Todo es cosa de disposición, ¿sabías? No te cuesta responderme esa pregunta.
—No —dije—, ¿contento? No. Esa es mi respuesta.
Flinn se quedó en silencio, me soltó de golpe, por lo que pude ponerme de pie para buscar mi ropa y largarme de la casa de él.
—No te vayas —me dijo—, podemos tener una segunda ronda.
—Ni lo pienses, me debo ir.
—Te voy a dejar.
No le respondí, sinceramente me vendría bien un aventón en este momento, me quiero evitar el tráfico.
—Dora —me volvió a llamar una vez que me estuve subiendo las bragas—, ¿seguimos juntos?
Lo quedé mirando con una expresión de incredulidad. Sus ojos estaban fijos en los míos, pero cuando me giré por completo hacia él, noté que los desvió, por un segundo, hacia mi pecho desnudo antes de volver a verme.
—Seguimos juntos —afirmé—, a menos que quieras...
—Ni loco —me interrumpió.
Suspiré y tomé mi sujetador. Flinn no dijo nada más, de hecho, también se puso de pie para comenzar a vestirse. Estuvimos en silencio, colocándonos la ropa, y una vez que ambos estuvimos listos, frente a frente, nos besamos. Luego de tanto esperar, pude besarlo con tranquilidad. Vi que él sonrió, yo intenté corresponder el gesto, pero en lugar de hacerlo, le pedí que ya nos fuéramos.
★★★
En la fraternidad de UH, todos estábamos arreglando la fiesta de despedida que le haríamos a Chris. Qué duro momento se nos venía, ya nos habíamos organizado y mentalizado con que este día tendría que llegar, sin embargo, a pesar de estar alegres montando globos, sirviendo comidas y bebidas, una sensación de tristeza se apoderaba del ambiente de tanto en tanto. En mi cuerpo lo sentía cuando mi estómago se encogía.
—¿Todo bien, Thurman?
La voz de Andy se escuchó justo detrás de mí. Yo estaba acomodando los vasos sobre la mesa mientras que él se encargaba de montar el lienzo que hicieron los chicos de Arte en honor a Chris, "Felicitaciones, Chris", un mensaje simple, pero cargado con una emoción que los miembros y simpatizantes de UH podemos entender de mejor manera que cualquier otro.
—Sí —le respondí—, todo bien.
—Me di cuenta de que con tu novio va todo bien también.
Quise evitar hacer un comentario con respecto al tono que utilizó para decir "novio". Le respondí con un simple "mhmm" y me puse a contabilizar los treinta vasos, como si no lo hubiera hecho unas tres veces previamente.
—Qué bien.
Eso fue lo último que me dijo antes de caminar hacia la cocina. Yo le vi de reojo, fingí estar concentrada en la presentación de la mesa, pero, en realidad, estaba demasiado preocupada en conocer lo que él pensaba de mi decisión. Aunque no era necesario preguntarle, él estaba pensando igual que mis amigas: fue una pésima decisión.
Luego de un par de horas, y después de que Wilson me prestase su habitación para poder cambiarme de ropa, la fiesta dio inicio. Llegaron los principales invitados, representantes y simpatizantes, Flora era una de las invitadas, claro, ella estaba en compañía de Phinneas. Voy a admitirlo, hacían una linda pareja. El resto y todos, en realidad, estábamos relegados en la sala, esperando por el momento en que Chris entrara. Los miembros oficiales estábamos a la altura de la mesa, mientras que el resto estaba cerca de los sofás, de ese modo, si teníamos algo de qué hablar, no sería audible para ellos.