Hopeless: Solo un poco rotos.

Quinta parte: El oso de felpa

1

 

Grace se quedó extrañada al ver aquel oso desgastado en el mostrador de recepción, el hombre que atendía los teléfonos allí solo le había echado una mirada de reojo y había vuelto a sus asuntos.

 

-Es de un paciente -Fue lo único que había dicho.

 

Ella tomó el oso, abrazándolo contra su pecho al imaginarse que tal vez fuese Adair quien le había obsequiado aquello. ¿Y si era él? ¿De dónde había sacado el oso? No quería hacerse ilusiones, pero la verdad es que tenía es esperanzas.  Suspiró esbozando una sonrisa boba, no importaba eso.

 

Quizá Adair en el fondo si la quería de verdad.

 

A la distancia, Nikolai, observaba la expresión de tonta enamorada que la enfermera tenía, con una sonrisa. Agnes Duncan, una paciente del segundo piso estaba a su lado, con expresión aburrida, era curioso que compartieran el mismo diagnostico dado que ella parecía tener una actitud un tanto diferente a él, menos fría y encantadora, más impulsiva y solitaria.

 

- ¿Enserio crees que esa mierda de engaño funcionara, rusky? –Cuestionó la castaña, con cierto escepticismo.

 

-La verdad estoy apostando a la suerte y la estupidez que el amor provoca –Admitió el ruso, volteando a verla- Me intriga porque accediste, creí que ese oso tendría algún valor emocional para ti y sería más difícil convencerte –

 

Ella se encogió de hombros.

 

-Era de mi hermana menor, pero sinceramente no le tengo apego a esa cosa. Nunca me gustó y estoy aburrida, me da curiosidad que planeas conseguir con esto –Contestó apoyándose en la pared, con las manos dentro de su acostumbrada chaqueta verde. Le habían dejado conservarla, más no su navaja.

 

Nikolai soltó una risita, acercándose y apoyando una mano sobre la cabeza de la chica, inclinándose ligeramente hacia ella con una de sus sonrisas fríamente coquetas. Sin embargo, ella lo observaba sin inmutarse.

 

-Si esperas que caiga en tus encantos o algo parecido, déjame decirte que me van las mujeres, así que caería primero por aquella rubia y sexy enfermera que por ti, Novakov –

 

-Eso me agrada, estoy harto de mujeres que me observan con deseo a pesar de ser un sádico y un sociópata –Declaró él, sin moverse.

 

- ¿Entonces…? ¿Responderás lo que te pregunte? –Alzó una ceja.

 

-Lo que espero conseguir… Bueno, tengo a todos aquí estudiados como fichas de dominó ¿sabes? Si Grace cree que Adair le regaló esto, pensara que tal vez no esta tan grave como es obvio que lo está pues el amor que siente le impedirá ver eso. Cuestión que hay una pequeña posibilidad de que intente liberar a Adair al menos un momento, este la ataque y escape, entonces la pirómana hermana de la Dra. LaBeau saldrá huyendo perseguida por él…

 

- ¿Cómo sabes que ella estará allí en ese momento? –Interrumpió Agnes.

 

-Sé cada uno de sus pasos, y lo que hacen a cada hora del día. Hay posibilidad de que falle, lo admito, pero la considero nimia, por ende… Mierda, ese es Jossey –Se apartó enseguida de la chica, la cual esbozó una sonrisa burlona.

 

- ¿Niko está portándose mal con el psiquiatra? –Insinuó divertida.

 

Él le dirigió una mueca de fastidio, antes de reemplazarlo por una sonrisa cuando Jossey pasó a su lado.

 

-Hola, Nikita –El mayor lo saludó.

 

-Hola doc –Saludó devuelta el chico.

 

Cuando Jossey desapareció por un extremo del pasillo, sonriendo para sus adentros al haber visto a Niko, pero disimulándolo porque estaba otra paciente con él, el joven ruso volteó nuevamente hacia Agnes que lo miraba burlona.

 

-La carita de tonto enamorado que el “doc” puso me dice otra cosa…-

 

-Quizá él haya malinterpretado las cosas.

 

-Opino que tú hiciste eso, a propósito. No me jodas, Niko, te conviene que el loquero te amé, podría ser tu Harley masculino, lo podrías manipular a tu placer y lo sabes.

 

-Eres más lista de lo que aparentas, Duncan. Interesante. Pero te convendría mantener tu boca cerrada o podrías salir muy herida…-

 

- ¿Me amenazas? ¿Enserio, rusito? Aw, si no fuera lesbiana estaría a tu maldito lado, no lo dudes… -La chica lo miraba sonriendo divertida- Aunque no creí que fuera posible, me agradas, Novakov. Espero hablemos luego –Palmeó su hombro antes de encaminarse al patio, con los demás pacientes en receso.

 

Nikolai la quedó mirando mientras se iba, ligeramente interesado. La chica no era como él, lo tenía claro, pero al mismo tiempo tenía un algo que le llamaba la atención.

 

Sonrió, la primera fase de su plan estaba comenzando. Pronto saldría de ese agujero.

 

2

 

La pelirosa miró hacía fuera de la ventana desde aquel pequeño sector de la sala de recreación, Douglas le había dejado un libro muy interesante, pero hace al menos dos capítulos que había dejado de prestar atención a lo que leía, estaba distraída observando a ese apuesto hombre de traje negro que se encontraba de pie en medio del patio sin ser notado por nadie.

 

El hombre parecía que observaba a una muchacha castaña que estaba sentada cerca de otras pacientes no tan graves. No parecía un enfermero nuevo, si fuera así llevaría el uniforme como el resto, y tampoco parecía visita de nadie dado que no mostraba interés en acercarse a la chica que observaba. Se preguntó quién era.

 

Un pájaro al pasar la distrajo un efímero segundo y cuando volvió a bajar la vista hacia el sujeto, este estaba mirando fijamente en su dirección, le sonreía. Leah se quedó pálida un momento, su mirada celeste estaba conectada a la oscura de aquel ser desconocido, por alguna razón se sintió inmovilizada, su corazón se aceleró al ser consciente de que no podía moverse y sus manos comenzaron a sudar. Él sonrió, ella finalmente se pudo despegar de la ventana y se arrojó hacía atrás, cayendo al suelo de golpe, llamando la atención de algunos enfermeros que estaban vigilando allí y otros pocos pacientes.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.