Hopeless: Solo un poco rotos.

Sexta parte: Un hombre de traje

1

 

Jossey sonrió al ver a Niko sentado frente a él nuevamente, había pasado un tiempo desde su última sesión. El chico se veía tranquilo, llevaba la camisa de fuerza, era probable que hubiera hecho enfadar a la enfermera o se hubiera metido en problemas otra vez.

 

A veces Jossey tendía a pensar en Nikolai como un niño que busca atención.

 

- ¿Cómo has estado, Nikolai? -Preguntó amablemente, sonriéndole un poco.

 

-Bien, aunque... Creí que ya se había rendido conmigo, doc -Ladeó la cabeza, mirándolo.

 

El castaño sacudió la cabeza.

 

-Para nada, salí de vacaciones ¿Que le dijiste a la enfermera? Acordamos que te portarías bien -Él lo miró con curiosidad, le intrigaba que podría haber dicho para fastidiar a la siempre tranquila Grace.

 

Niko sonrió de esa forma encantadora, tan propia de él, y Williams sintió que algo en su pecho se revolvió.

 

-Solo la molesté un poco porque sé que tiene un cariño bastante especial por un paciente muy peligroso de aquí -Respondió como si nada, haciendo muecas como si le picara la nariz- ¿Qué tal sus vacaciones, Joss?

 

-Muy bien, te traje algo

 

El ruso lo miró extrañado "¿A mí? ¿Por qué?" pensó. Entonces el contrario sacó una pequeña esfera con un moño.

 

-Pensé que podría gustarte, si giras la parte de aquí abajo... Los caballos giran como en un carrusel, y suena una canción clásica tocada a piano -Se la extendió al menor.

 

Nikolai solo lo observó en silencio, esperando a que se diera cuenta.

 

-Oh, qué torpe -El psiquiatra dejó un momento la esfera sobre la mesa y miró a Niko antes de desatar la camisa de fuerza- Pero no le digas a nadie que te quité esto ¿de acuerdo?

 

-Gracias, doctor -El pelinegro tomó la esfera apenas sintió los brazos libres, sin quitar la vista del objeto giró la parte de abajo, tal como le había explicado el mayor. Pasando el índice por el cristal como si pudiera tocar los pequeños corceles mientras tarareaba la melodía.

 

Jossey le miraba con una sonrisa. Si el contrario actuaba así, le era inevitable pensar en un pequeño niño contento con un nuevo juguete.

 

-Esto me hace olvidar por un momento…-Murmuró quedamente.

 

- ¿Qué cosa? –Preguntó el psiquiatra, atento a lo que fuera a decir el menor.

 

-Las pesadillas…Bueno, más bien recuerdos que vuelven a mi mente mientras duermo –Contestó soltando un suspiro.

 

- ¿Quieres hablarme sobre ellas? –Le consultó pasando la página de su libreta, allí donde anotaba cosas relevantes sobre el chico.

 

Niko le echó una mirada de lado a Jossey, dejando la esfera sobre la mesa al tiempo que esta dejaba de tocar esa música.

 

-Tenía unos diez años ¿seguro quiere oír? –Preguntó.

 

-Estoy muy seguro de que quiero saber, Nikolai –Asintió, tomando el bolígrafo.

 

El chico decidió aprovechar que le habían desabrochado la camisa, y como pudo se la quitó, para luego bajarse un poco el cuello de la camiseta negra, enseñándole una vieja cicatriz en su cuello, como si hubieran intentado ahorcarlo o algo parecido.

 

-Eran recuerdos de cómo me hice esta –Le señaló.

 

- ¿Puedo? –El muchacho extendió la mano para tocar la cicatriz, sus ojos se sentían hipnotizados por la misma.

 

El menor pareció dudar un momento antes de asentir, volviendo a su normal sonrisa, mientras que el castaño finalmente tocó la cicatriz con la yema de los dedos, acariciándola muy levemente.

 

-Parece antigua…-Murmuró antes de mirar a la cara al chico.

 

-Aunque le dijera como me la hice...es poco probable que me creyera -Contestó algo resignado a esa realidad.

 

-Creo en lo que Nathan me dice, por supuesto que te creeré, Niko -Aseguró, apartando la mano de aquella cicatriz tan extraña.

 

El pelinegro se quedó pensando un segundo antes de volver a verlo.

 

-Bien...-Tomó aire y continuó- Tenía como... Diez años, y... bueno, no me dejaban tener mascotas entonces adopté la costumbre de traer animales callejeros a escondidas a la casa. Ese día había encontrado un gatito, era apenas un cachorrito...-Sonrió con algo de nostalgia al recordarlo- Me gustaba su pelaje blanco, era muy suave –

 

El mayor no pudo evitar notar como Nikolai parecía algo contento al recordar al pequeño felino.

 

-Pero papá me descubrió…Me obligó a dispararle –La leve sonrisa que había aparecido apenas un momento atrás en su rostro desapareció- Luego me…Me puso un collar –Se llevó una mano a la marca en su cuello- Y me encadenó en mi habitación, me encerró dejándome allí al menos dos días, sin agua ni comida…en medio de mi desesperación intenté jalarme el collar para quitarlo, pero se ajustaba más...

 

-Te trató peor que a un animal, eso es espantoso... ¿Cómo te sientes al respecto? –Preguntó- ¿Sientes…rencor?

 

El ruso lo meditó un momento.

 

-No, no siento rencor por ello, solo odio hacia Andrei, pero eso es todo –Suspiró, mirando la esfera que había dejado sobre el escritorio, preguntándose si le permitirían conservarla. Algunas veces no les dejaban quedarse con cosas así, más cuando sabían la clase de paciente que era él… que podría con facilidad romper la esfera y utilizar los cristales para hacer daño a alguien o en el peor de los casos, matar- De todas formas, no es peor que lo que me hizo tras saber que mi primer beso fue con un chico…

 

Los ojos café del Dr. Williams se abrieron sorprendidos ante esa declaración.

 

- ¿Cómo? No me habías dicho que te gustaran los chicos, Nikolai –

 

-No me gustan… o eso creo, no lo sé, pasó todo muy rápido. Yo estaba saliendo de la escuela tranquilamente y un chico de mí mismo curso llegó corriendo a besarme de golpe, me quedé en shock por un segundo para después empujarlo, él cayó al piso y yo me limpié la boca, pero… Andrei estaba allí en la puerta, él nos vio...




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