Aquí suceden cosas. Suceden cambios. Solo eso.
Cambios intensos, necesarios. Este universo es una bonita pintura, un ambiente diverso y vivo.
Son pocos los momentos en los que se da que conecto y tengo tiempo de sostener la conexión. Intento no casarme con ningún pensamiento. Y así los mantengo en movimiento y cuando los necesito estiro un tentáculo psicológico y capto lo que vaya pasando, lo pongo aquí. Y en qué se convierte? Cabe en un instante... de intensidad inconstante... lo variante. Se hace uno. Los conocemos, a los que comparten lo mismo, los alimentamos para que no caigan en el abismo del que nosotros también queremos huir. Basta! A seguir.
Es que no puedo creer que esa persona no sea real! Se ve real, se siente real. Es su accionar lo que le delata. Qué fortuna! Justo lo que nunca le pedí al universo... un novio imaginario construído con mis versos... qué perverso.... maquiavélico.
Mientras resuelvo ese misterio paradojal debo decir que no se está mal. El paisaje está entretenido! Se siente bien disfrutar de él. Me siento bien, quitando una parte de la que no quiero volver a hablar... digamos que me siento bien, que estoy disfrutando.
Ay! Es un hilo! Lo solté y lo agarré en el aire! Casi me deja sin alma! Abstracto malabar artístico, caí al vacío de lo lingüístico... rico, intimidante, infinito, gigante.
He reducido la velocidad de escritura. Cuanto más tiempo profundizo más me puedo traer de ese paraíso in situ, a esta preciosa proyección... algo de allí, cada tanto de aquí. Captó? Leyó? Que se yo, que se yo, pues.
Después de pedir permiso para entrar... pediré para quedarme.
A veces son preferibles los fósforos, más cerca de lo analógico. Tengo ansiedad, o la ansiedad me tiene a mí. No logro relajar. Empiezo a comer y adopto nuevamemte la actitud celular. Qué ricas las papas fritas, o al horno, asadas, al plomo. En general, qué ricas.
Luego de unos días de desconexión sideral, digital, accidental, vengo a ponerme al día. Veamos de qué se trata esto que nos pasa entre los dedos.