#2

Jamás me había imaginado la cantidad de cosas que alguien podía hacer dentro de cualquier empresa discografía, siendo sincera había creído que era uno de los trabajos mas ligeros y cero estresantes dentro de la lista de empleos que había tenido hasta este momento, algo en lo que me había equivocado totalmente.

Después de una semana, de siete largos y agotadores días, trabajar para una empresa discográfica se había convertido en el trabajo mas difícil en la lista que yo misma había creado en cuando había obtenido mi primer empleo. Ninguno de mis empleos se comparaba a este, ninguno de ellos le llegaba tan siquiera al la cintura.

Era una completa locura. 

—¡Señorita, señorita! —Alguien me intercepta en recepción, deteniendo mi apresurado paso por llegar a tiempo a mi turno, deteniéndome al ver que haga lo que haga de todos modos llegare tarde —¿Puede decirme donde están los baños? —La señora frente a mi parece tan perdida que no me da ni tiempo de enojarme con ella.

—Claro —Sonrió con amabilidad —Va usted por este pasillo, gira a la izquierda y en seguida se encontrara con las puertas —Señalo en dirección al pasillo, seguido por leves asentimientos por parte de ella, quien me agradece mucho antes de seguir mis indicaciones.

Me doy un par de minutos para prepararme mentalmente, se que en cuando cruce esa puerta un castigo por parte de mi supervisora, quien me odiaba desde mi primer día de trabajo, quien no tenia ni un poco de consideración para esconderlo, tendría preparado para mi.

Por suerte mía no hay nada dentro de los enormes vestidores, así que puedo respirar con mucha mas tranquilidad mientras abro mi casillero de donde saco mi respectiva camiseta negra en la cual resplandece con grande y blancas letras "STAFF" que tenia que llevar conmigo desde que llegaba hasta que me iba.

—La bruja esta en el segundo piso —Dos rostros conocidos entran con rapidez en el vestuario en el momento justo en el que he terminado de ponerme la camiseta —La hemos mantenido lo mas ocupada posible —Se que lo han hecho después de todos ellos eran los únicos que podía confiar dentro de este lugar.

Jon, un ex-trainer que ahora trabajaba como STAFF y Luna, la joven madre que había conocido el día de la entrevista, eran con los únicos que confiaba, con los únicos que podía contar y bajar la guardia con la seguridad de que me ayudaran en cualquier situación que se me presente. Después de todo y gracias a ellos no era tan malo trabajar aquí, después de todo, era un lugar agradable no solo para trabajar sino para aprender millones de cosas y la paga era algo de lo que nadie aquí podía quejarse, mucho menos yo.

—Gracias de nuevo —Agradezco con sinceridad antes de cerrar mi casillero —No se que haría sin ustedes —Salimos del vestuario lo mas rápido que podemos entrando en uno de los tantos asesores, donde me dedico en terminar de recoger mi cabello en una simple y sencilla coleta.

—Tal vez nuestra supervisora ya habría conseguido lo que tanto desea conseguir —Comenta Jon en cuando entramos a nuestro piso correspondiente, sin ningún señal del monstruo, como le habíamos puesto a mi escalofriante y siniestra supervisora desde el momento en que la conocimos.

—¿Y eso seria? —Pregunta Luna sin perder el ritmo de nuestros pasos apresurados.

—Deshacerse de ella de una vez por todas —No hay ningún tipo de duda en las palabras de Jon, pues era muy obvio el odio que la susodicha tenia por mi desde el primer día en que puse un pie dentro de este lugar.

—¡Jon! —La voz del diablo nos hace sobresaltarnos a los tres antes de dirigir la mirada hacia, Suren a quien parece hemos invocado —Todo tiene que estar preparado en la sala de ensaño en menos de veinte minutos —Le ordena antes de que Jon corra en dirección al su respectivo lugar —Encárgate de que la sala de conferencia este perfectamente ordenada con todos los documentos que te acabo de mandar, Luna —Mi compañera me regala una ultima mirada antes de que se encamine hacia su lugar, dejándome sola con la única persona con la que desearía hacerlo.

Puedo ver el odio en su mirada, la superioridad en la pose y en la forma en la que inspecciona mi cuerpo de una sola mirada como si fuera lo mas asqueroso y repúgnate que pudiera ver, despierta las ganas de golpearla y de hacer lo mismo pero lo único que soy capaz de hacer es de mantenerme en la misma posición en la espera de sus ordenes.

—Y tu —La forma en que lo dice me hace apretar mi quijada para contener las ganas que tengo de decirle sus verdades —Ven conmigo —Me ordena antes de comenzar a caminar de esa manera horrenda en la que solo a ella le sale.

La sigo porque es mi trabajo, me contengo porque es la única oportunidad que tengo de poder terminar mis estudios, puedo seguir soportándola todo el tiempo que sea necesario. 

—Estos documentos tienen que ser copiados y repartidos en diez carpetas que tienen que estar listas en la sala de conferencia en una hora —Comienza la tortura en cuando entro a la famosa oficina de asignación, donde el trabajo acumulado y sin hacer esperaba todos los días por mi llegada  —Esas cajas tienen que ser dejadas al almacén con urgencia  —Exagera como todos los días , siendo consiente que a penas esto es el inicio de mi pequeña tortura  —Esos vestuarios tienen que ir al estudio fotográfico para el próximo grupo que va a debutar, tienes que llenar los resfriadores de toda la empresa y no te olvides de limpiar el salón de ensayos en cuando las clases terminen, ¿entendido?  —Todavía se atreve a preguntar como si tuviera oportunidad de quejarme  —Perfecto  —Ni siquiera me deja responder antes de salir de la oficina con esa sonrisa de satisfacción que tantas veces me he imaginado golpeando.

 —Tu puedes Da-son  —Me animo a mi misma antes de comenzar con lo mas importante, tomando todo lo necesario para comenzar.

Las horas pasan igual de rápido que lo hacen mis pies, se que son mas de las tres de la tarde cuando observo salir a todos a su hora de comida, deteniendo un par de segundos para dejar las cosas sobre mi mano y encaminarme hasta el elevador, donde de inmediato soy interceptaba por mi jefa y su grupo de subordinadas, quienes parecen divertirse en cuando me dan la orden de quedarme en la empresa para hacer los trabajo que parecen a ellas no les apetece hacer.