Hoy te vi.
Aún no supero lo de ayer. Esas dos simples palabras retumban en mi cabeza y en mi corazón.
El primer me aconseja que debo perdonarla a ella, que ha pasado casi tres meses desde que me ocultó sus intenciones y que perdonar es una liberación cuyos efectos me harán bien.
Lo más lógico sería hacerle caso, pero...
El segundo, mi herido corazon, quien ha sufrido desde que llegué aquí, me ruega, me pide, suplica que haga caso omiso a sus palabras y que no la perdone. Este menciona que ser blanda no es bueno y hacerla sufrir me hará bien.
Darío, ¿A quién debería hacer caso?