Hoy te vi.
Hoy no me hablaste.
He esperado como tonta a que lo hicieras. Pensé que algo había cambiado, tal vez fui muy apresurada.
¡Es que me habías llenado de ilusiones!, Darío.
La única culpable de esto soy yo. ¿Por qué pensaría que volverías a hablarme si ayer solamente me pediste prestado un borrador?
Decir que no me afecta en nada es una mentira.
Me afecta bastante.
Sin embargo, yo no soy una chica demasiado pesimista, si te has dado cuenta. Porque aún tengo esperanzas de que me correspondas. Alguien debería quitarme un poco de esperanzas, ¿verdad?
Yo no me daré por vencida, a pesar de que hoy no me hablaste, yo, por mi cuenta, lo haré.
Es un juramento porque solo necesitaba un empujoncito para empezar esta historia.