Hoy te vi.
No sabes lo feliz que me puse ayer por tu lindo comentario. En aquel momento, por culpa de los nervios, solo asentí y dejé de llorar; pero hoy lo arreglé y te agradecí completamente, Darío.
¿Recuerdas que en la mañana te esperé de pie en mi carpeta?
¿Recuerdas que te entregué tu pañuelo y susurré un "gracias"?
¿Recuerdas que me dedicaste una de tus radiantes sonrisas, esas que me enamoran?
¿Recuerdas que me dijiste "No hay de qué, solo no me gusta ver llorar a las personas y no hacer nada"?
¿Recuerdas que esa fue la primera vez que sonreí verdaderamente después de mucho tiempo?