Hoy te vi.
Hoy también llegué temprano.
Siento que si sigo a este ritmo, mi pobre cuerpo la va a pagar muy caro ya que tengo que levantarme a las cinco de la mañana.
Pero todo el esfuerzo que hago, posee su recompensa, es decir, tú, Darío.
Darío, eres la luz que ilumina mis días. No solo quiero seguir siendo una conocida más.
No más.
Ella no te merece.
No, no, no. ¿Qué estoy escribiendo? Yo no soy así.
Ella sí te merece, tú a ella también. Son la pareja más perfecta que haya visto en mi vida, y eso que he conocido a varias.
Tal vez me sienta un poco triste porque mi esfuerzo no fue suficiente. En la mañana yo estaba muy emocionada por hablar contigo a solas.
Fue grande mi sorpresa al verte cruzar la puerta con ella, cogidos de la mano, mirándose como si hoy fuese su último encuentro.
En ese momento pensé por solo un segundo, solo uno, que sería bonito que me dejaras de gustar.