Hoy te vi.
Compré toda la ropa que me fue permitido: pantalones, blusas, zapatos, poleras, etc.
Si quería empezar de nuevo, necesitaba un cambio radical. Eso hice. Me teñí el cabello. No era demasiado valiente para cortarlo pues amo su longitud. Así que elegí la otra opción y ahora soy castaña, antes era negro, por si las dudas.
Me pregunto cómo reaccionarás mañana. No es que me importe mucho, solo es curiosidad.
Realmente disfruto haberme liberado, me siento más yo, más feliz. Todo va yendo como lo espero. Bueno, casi todo.
Ya no puedo decir que te amo, pero aún me gustas y necesito eliminar ese sentimiento por siempre.