Hoy te vi.
No creí que el salón entero notara mi cambio de estilo.
Me he dado cuenta que la mayoría de personas simplemente se fija en lo exterior. A ellos no les importa que por dentro estés podrido, mientras tengas una cara bonita y sepas vestirte ya eres parte de su grupo.
Además de dar un nuevo cambio, quería cerciorarme si me verías de la misma manera que antes. Que no me hablarías simplemente porque me vestí "mejor". Que no te acercarías por mera curiosidad como si yo fuese la atracción de circo.
Pero lo hiciste.
Me miraste más de lo debido, caminaste hacia mi carpeta y tú, tú, empezaste a hablarme. No me habías dirigido la palabra desde el año pasado.
Meses atrás me habría sentido muy feliz, habría saltado de alegría en mi cama hasta romperla.
Pero no, no estoy contenta.
Decirme que me veía bonita y que ese atuendo me caía de maravilla no era lo que esperaba de ti.
¿No podías haberme preguntado cómo estaba?