—Hey... Hey... Cálmate...
—¡No puedo! Él... Él murió—. Pude escuchar un leve llanto al otro lado de la línea que me partió en dos.
—Comenzaré a llorar si sigues así... Trata de calmarte—. No era buena consolando a la gente.
—¡No puedo!—. Lloriqueo un poco antes de seguir hablando. —... Él no tuvo un final feliz, aún cuando amo con todas sus fuerzas. Aún cuando lo merecía.
—¡Lo sé! ¡Pero ella también está sufriendo! ¡Ella encontrará la felicidad algún día así que cálmate!
—¡No puedo!... Es tan triste...
—¡Esta bien! ¡Esta bien! Ven al departamento hoy puedes dormir conmigo.
Ahí es cuando me di cuenta, ese día a las exactamente 2:05 de la madrugada que hacer que Jayce Adams leyera Boulevard no fue una buena idea.
También que podríamos lamentarnos juntos el próximo 5 de diciembre.
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Editado: 13.03.2024