Capítulo 4.
3 de Enero.
Jayce Adams.
Necesito sacar ventaja. No puede ser que un idiota como él venga de la nada y se atreva a repetir el ciclo de hace años. No podré con nada si ella una vez más lo elije a él antes que a mí. No estoy preparado.
Creí que todo aquello que me dijo hace poco me mantendría con la suficiente seguridad, además, de alguna forma me estaba asegurando tenerla a mi lado, pero él hace encender inseguridad y coraje en mi, no debe ser para menos después de todo fue su culpa que Enot se mantuviera en primer lugar distante.
Ella era como un anhelo infinito, que, por más que suplicaba jamás lograba alcanzar.
—¡Idiota! ¡Sal de tus pensamientos de una vez!—. Marcus me golpeó el hombro.
—¡No grites!—. Le dije que no gritara mientras yo le gritaba. Pura lógica humana.
—¿Para qué me necesitabas?
—Antes de decirte sobre eso ¿Enserio era necesario traer a Aspen?—. Señale al hámster rosa con la cabeza.
—¡Idiota te estoy escuchando! ¡Además Marcus dijo que aquí estaría Enot!—. Y esa fue Aspen y su obsesión por las personas.
—¿Por qué le mentiste?—. Rascó su nuca y yo lo miré con impaciencia.
—Esta apunto de irse a la universidad... La quiero cerca todo lo que se pueda.
Pobre de mi amigo. Casi había olvidado que Aspen nos llevaba un año, por lo tanto estaba apunto de ir a la universidad a la que Marcus y yo iríamos el próximo. Sería un año muy difícil para ellos, ya qué, en lo que va de sus dos años de relación nunca se han separado por tanto tiempo.
—Bueno... Te lo pasaré esta vez—. Lo abracé dando unas palmadas en su espalda. —Aquí voy a estar amigo.
—¿Y entonces? ¿Qué hacemos aquí si Enot no está?
—Tengo algunos problemas chicos.
Me senté en la misma banca de hace casi 2 meses, aquella donde Marcus me había obligado a prometer algo que seguro ya había quedado en el olvido.
—¿Qué quieres decir con problemas tonto?—. Aspen tomó asiento a mi lado derecho.
—Bueno...
—Puedes contarnos, Adams—. Marcus se sentó a mi lado izquierdo.
—Alan volvió—. Si se trataba de Enot, a veces olvidaba que era tener tacto por algunas cosas.
—Mierda... Amigo ¿Estás bien? ¿Qué vas a hacer?
—¿Alan era el mejor amigo de Enot?
—Si Aspen, creo que ya te había contado de él—. No, no lo había hecho.
—No entiendo ¿Cuál es el problema?—. Se estiró en su lugar.
—Que a él también le gusta Enot.
—¡Que ese idiota haga fila! Primero voy yo y luego Jayce.
—Hay Aspen ¿Qué voy a hacer contigo?—. Marcus sonrió resignado.
—Acaso ¿Estás inseguro? Yo sé que Enot no te quiere...
—¡Hey! ¡Hey! Aspen Peace por favor compórtate.
—Yo solo dije la verdad...— se encogió de hombros.
—Creo que a ella le puedo gustar—. Sonreí recordado sus palabras y el problema parecía disminuir. —Solo necesita tiempo.
—Igual idiota... Si ella está confundida tienes que tomar ventaja.
—¡¿Qué?! ¿De qué hablas Aspen?!
—Ustedes enserio no entienden a las mujeres—. Sonrió e hizo de menos el tema.
—¡Oye hámster rosa mejor nos explicas!—. La miré como si su vida estuviera llegando a su fin.
—¡Ok! ¡Ok! A lo que me refiero es que si ella está confundida debes tomar ventaja y no dejar por si sola la respuesta... Esta bien que quieras esperarla— su tranquilidad al hablar era digno de una chica tan relajada.
—¿A qué te refieres con "Tomar ventaja"?—. Marcus solo nos miraba discutir, sin hacer el menor ruido. Más bien con una sonrisa en el rostro.
—¡Me refiero a que no tengo idea de qué carajos haces aquí cuando deberías estar con ella! ¿A caso eres idiota? No te le has despegado pero justo ahora estás aquí. Cuando él...
—Esta tomando ventaja—. Terminé por ella.
Es cierto que lo último que quería era presionar a Enot por una respuesta, después de todo nosotros solo llevamos un mes saliendo. Pero Aspen tenía razón, si dejaba por si sola la decisión no había oportunidad de que ella pensara en lo mismo que yo. Y eso convertía una sola respuesta en miles de posibilidades.
—¡Chicos!
—¡¿Por qué gritas idiota?!
—¡Iré a verla! ¡Nos vemos!
—Si sabes que son las 10 de la noche ¿No?
—¡Lo sé!—. Como también se que no debería confiarme tanto de Alan Harrison, después de todo él también es un enamorado más.
(...)
Toque con suavidad la ventana de la habitación de Enot, era bueno que uno de los vecinos me hubiera prestado la escalera.
Reí suave al ver la figura de la chica a través de la delgada tela encender una lámpara, por suerte esta vez no me había equivocado de ventana. La última vez di a la del pasillo.
—Come libros—. Hablé bajo para que me escuchará y corriera las cortinas.
Silencio
—¡Te dije que no molestaras mis horas de sueño...— corrió las cortinas y se quedó inmóvil al verme a través del cristal.
—¡Come libros!
Abrió la ventana y se sentó en el marco de está. La mirada en sus ojos café me erizó todos los cabellos del cuerpo, ella era linda, aún en su estado aterrador bipolar.
Me tomó por sorpresa cuando al subir un escalón ella se lanzó a mis brazos, podía sentir su respiración acelerada, su calidez chocar con mi cuerpo y en mi cabeza, en mi nublada cabeza solo repetía "si esto es un sueño que nadie me despierte"
—Enserio eres un pesado ¿Cómo te atreves a desaparecer así?—. Su voz suave en mi hombro, parecía preocupada.
—Perdón... Enserio lo siento Miller, no era mi intención preocuparte—. Me aferré a su cintura, había olvidado su suave olor.
—¡Pues lo hiciste! ¡No desaparezcas luego de venir todos los días, idiota.
—Entonces ¿Podré venir hoy y todos los días?
—Hoy y todos los días—. Su voz era adormecedora.
Ella siempre se siento como un... Hogar
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Editado: 13.03.2024