Hoy y Todos Los Días

31. Existencia hermosa

31.

—Y entonces ¿Quieren que les cuente la vez que Jayce beso a uno chica en un fiesta porque creyó que era Enot?—. Aguante una carcajada cuando a tan solo medio segundo de silencio, Aspen soltó eso.

—Por dios Aspen—. Gruño Jayce.

Si esto no es divertirse no se que es. Agradezco a Nora, Lukas y Aspen por tener la gran idea de organizar una fogata, también por obligarnos a participar, bueno casi todos.

—Hey Nora—. Llame a mi amiga quién estaba distraída observando a Lukas, mientras empezaba una guerra entre el resto del grupo.

—¿Umm? Qué pasa Miller.

—¿Donde esta Iris?—. No creo que no la invitaran, talvez no hace mucho que la conocemos pero la chica es bastante agradable.

—Creo que iba a cenar con los papás de Alan...—volteo hasta el primo de Jayce. —¿Iris dijo que iba a cenar con el idiota verdad?

—¿Hablas del chico donde fuimos a tirar huevos ayer junto con Aspe...— Nora cubrió la boca del chico de golpe.

—¿Qué hicieron qué?—. Interrogue en su dirección.

Aspen río. 

—Sabia que a él se le saldría primero—. Incluso olvidó que peleaba con Jayce hace un segundo.

Jayce empezó a temblar mientras disimulaba su diversión, yo lo mire con cara de pocos amigos.

—P-pagare los huevos—. Ni siquiera había calmada su risa.

—No los apoyes tonto—. Golpeé su hombro y giré de nuevo hasta Nora.

—Tu y yo hablaremos luego—. Amenacé.

—S-si, si—. Asintió un par de veces, apretando el hombro de Lukas, quién se quejó.

—¿Si les cuento la historia o no?—. Aspen recordó, mientras Marcus negaba con la cabeza, y Jayce le daba una mirada asesina.

—No juegues con mi paciencia Peace...

—Yo quiero escucharla—. Hace un mes, creo que tuve celos por primera vez.

La sensación fue extraña, como si por primera vez quisiera algo solo para mí. Tuve un cosquilleo en mi estómago, y me molestó no ser parte de su vida desde mucho más antes, talvez para él solo signifique una historia sin importancia, pero para mí fue la primera vez que quise ser alguien más, solo para conocer otro Jayce, otro pesado menos maduro, que fuéramos "nosotros" mucho antes.

—Ella ha hablado—. Musito Jayce rodando los ojos. —Adelante.

Creo que has creado expectativas en mi demasiado altas.

—¡Vamos!—. Gritaron Nora y Lukas, esos dos tiene mucho en común. Poca paciencia por ejemplo.

—Bueno... Pues hace unos meses mi cuñado nos invitó a la fiesta de uno de sus amigos de la secundaria...

—Por dios, ¡Come libros déjame abrazarte! Moriré de la vergüenza después de esto—. Se abalanzó sobre mi, dejando su cuerpo a un lado de mi hombro izquierdo, y rodeando mi cintura con sus manos.

—Shissss no me dejas escuchar—. Reclamé con una sonrisa cuando el idiota empezó a besar con suavidad mi cuello.

Sin hacer ruido, pero erizando cada cabello de mi cuerpo. Si las mariposas de mi estómago podían ser destruidas, ahora era muy tarde, han invadido cada centímetro.

—Pues todo bien, llegamos Marcus, Jayce y yo. El ambiente era intenso, más que nada porque la mayoría eran casi universitarios. Lo que equivalía a chicos mayores de edad, aunque también habían un par de chica de la secundaria Winter Light...— se detuvo un segundo como si hiciera memoria de ello. —Entre ellas, estás chicas ¿Cómo se llaman?

—Amanda y Liz—. Cuando Marcus pronunció sus nombres no pude evitar poner los ojos en blanco.

Chicas irritantes.

—Bueno pues esas chicas también estaban allí... Y para mi gusto prestaban demasiada atención a Jayce—.

—Liz Forming ¿No es la castaña que estaba enamorada de Jayce el año pasado?—. Preguntó Nora.

—Así es... Es una chica bastante irritante, y con la rubia plástica están bastante locas—. Jayce ni siquiera prestaba atención, incluso había cerrado los ojos mientras no dejaba de abrazarme.

—¿Locas?—. Lukas frunció el ceño, mientras empezó a mover las ramas secas de la fogata encendida en medio de nosotros.

O nosotros dispersados a su alrededor.

—Ella está apunto de llegar a esa parte de la historia... Jayce, ven conmigo un minuto—. Marcus dijo todo esto luego de incorporarse.

Su cabello castaño oscuro voló por la suave brisa, y sus ojos café estaban clavados en el pelinegro pegado a mi.

—Umm... no quiero—. Se quejó, pero Marcus lo jalo de la camisa, y lo obligó a incorporarse.

—Te lo robo un rato Enot—. Yo asentí, y los vi alejarse.

Después de que Jayce me dedicará una sonrisa, y susurra que volvía en un minuto, decidí acercarme a Aspen.

—¿Vas a continuar con la historia?—. Interrogó Nora.

—Ah si...— fui hasta el otro lado de la fogata, llegando a la par de Aspen para lograr poner más atención.

—¿A que te referías con eso de que Liz y Amanda están locas?—. Las llamas de la fogata se extendían, había un par de cenizas brotar de la misma.

Un rojo intenso, y un amarillo de la misma, era lo único que nos iluminaba en esa noche cubierta de estrellas. Además de unos cuantos árboles alrededor, parecía estar vacío.

—Ambas chicas Liz y Amanda no dejaban en paz a Jayce esa noche. Y cuando Marcus me acompañó a una de las habitaciones del segundo piso de la casa, porque un idiota había vomitado en mi vestido, creo que ellas vieron la oportunidad de actuar.

—¿Le hicieron algo a Jayce?—. Preguntó Lukas más interesado en la historia.

—Cuando bajamos Marcus y yo, le habían dado algo... Se que había algo en la bebida porque el chico prácticamente se había lanzado a Liz... Y ya saben, conociendo a Jayce nunca intentaría algo como eso.

—¿Trataron de hacer algo más?—. Nora estaba tan sorprendida como yo.
Solo que yo no era capaz de mencionar palabra.

—Creo que nosotros estábamos en el pasillo y ellas en la cocina cuando ambas chicas trataban de llevarse a Jayce... No sé adónde, pero les puedo asegurar que ese chico estaba totalmente idiotizado—. Eso era grave.




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