Hoy y Todos Los Días

32. Capítulo Final

32.

El mundo es posibilidades. El hecho de que Enot aceptará lo que Jayce le había propuesto es una de las que siempre suele darle una vuelta entera a la historia. Como fue el caso en esta. Las personas según sus acciones, lo que deciden hacer o no hacer, lo que deciden ser y no ser también se convierten en posibilidades.

Todos terminan siendo seres pequeños en un mundo lleno de posibilidades.

Pero a este punto ¿Qué era estar enamorado después de todo? Talvez el hecho de que Jayce Adams esperará a Enot por más de 8 años, sin saber si realmente tendría una oportunidad. Talvez que Enot Miller se diera el tiempo de conocerlo, de descubrir y reescribir su definición sobre el "amor" gracias a él.

Talvez el amor es como Alan dejo ir a Enot, porque aunque tenían una conexión no son ni serán, nada más que amigos. Amor puede ser como Marcus soporta y se ríe de las tonterías de Aspen. Como Lukas se interesó por una chica por primera vez. Talvez el amor viene en diferentes formas, tiempos y situaciones.

Y si, ¿Viene siendo el sentimiento que no sabemos describir? Y sobre todo el que llenamos de escusas como el "Siento mariposas", "Todo es diferente gracias a ti", "No se porque mi corazón late tan fuerte cuando estas cerca", "Me gustas cada parte de ti", y cuantas más se te ocurran.

¿Y si enamorarse y enamorarnos es de Hoy y todos los días?

(...)

—¿Cómo me has convencido de esto?—


—¿Cómo me has convencido de esto?—. Se quejó Nora al bostezar, quién caminaba al lado de Enot a tan solo una calle de la secundaria.

Ante la acera, con algunos pocos estudiantes en los alrededores en la misma dirección. A la preparatoria "Winter Light". También llamado "Cárcel para chicos de 13 a 18 años".

—¿Hablas de ir a la preparatoria el primer día de clases?—. Enot dio un saltito tratando de esquivar las líneas de la acera.

—No solo eso ¡Un lunes! ¡Un maldito lunes! ¿Cómo me has convencido de es...

—Te dije que estaría Lukas, y que alguien podría robarte a tu hombre—. La interrumpió.

—Si, si, si... ¡Cállate!—. Nora Harris sonrojada, algo que no pasa muy seguido, aunque si cuando metes el nombre de Lukas en la conversación. —No sabes que las chicas de la secundaria pueden ser unas arrastradas.

Ambas se entienden. Porque es cierto que, los Adams son dulces, atentos, además de atractivos. La definición de todo lo que busca una chica en general.

—Si lo sé.

—Hay algo más ¿Cierto?—. Nora levanta una ceja en dirección de la castaña.

—Pienso decirle a Jayce que me gusta hoy—. Lo suelta de impacto.

Quizás fue mucho para Nora, por eso se quedó paralizada con el rostro blanco, porque después de todo... Notar que ellos se gustan y que su mejor amiga, la castaña que tiene de el amor una pésima definición acabará de admitir que alguien le gusta, es información un poco complicada de digerir.

Casi imposible.

—Se que lo dije antes, pero ¡Wow! Jayce Adams te admiró, ese chico merece mis respetos—. Enot puso los ojos en blanco y la obligó a caminar.

—Creo que mis padres fueran un intento que terminó en nada... No debería interferir en mi intento de serlo todo—. Observó el cielo pintado de azul, y la infinidad de nubes en este, entonces las palabras de Jayce volvieron a su cabeza.

No vas a ser como ella nunca.

Jayce estoy en un grave problema.

Uno que ya no tengo miedo de admitir, y es que me he enamorado de ti.

—Enot...— había tanto que Harris quería decir, estaba orgullosa de su mejor amiga. De lo que había logrado, de su gran cambio.

Enot Miller nunca ha sido una mala persona, simplemente es una persona maravillosa que tuvo que pasar por bastantes cosas malas. Por eso su terquedad, por eso su manera de cerrarse a las personas y también su filosofía de no confiar en nadie.

Además asumir que la palabra "amor" solo terminaba en sufrimiento. Por eso sabe que ella es nueva en todo esto, y seguro la ayudará a no cometer tantos errores.

Los momentos malos son parte de la vida, del día a día, también forman parte de quienes somos, pero está en nuestras manos quieres queremos ser.

—Yo nunca seré como ella... Yo voy a dar todo de mi, y lo voy a hacer feliz—. Sabía que se refería a Jayce. Nora no tenía idea de que había hecho con exactitud el chico, pero le estaría eternamente agradecida.

—No lo dudó... Eres increíble Enot Miller—. La abrazó por los hombros, y siguieron por la calle.

Sumidas ambas en pensamientos distintos.

Sumidas ambas en pensamientos distintos


—No puedo creer que ya hemos llegado—. Murmuró Enot, notando que la preparatoria estaba a tan solo cruzar hasta el otro lado.

—Enot Miller, enamorada y a punto de declararse... ¡Wow!—. Solo imaginar eso la sorprendió.

—Joder estoy nerviosa—. Era de esperarse, posiblemente él estaba al otro lado de esa entrada, y además está el pequeño, insignificante, y desastroso detalle de "ella jamás se ha declarado".

¿Qué se supone que diría? Había olvidado que Jayce no solo era su pesado, también era el chico por el que medio instituto traía ganas. El que fue co-capitan del equipo de fútbol de la preparatoria, toca instrumentos y es parte de una banda. Tan solo pensando eso toda su seguridad se había marchado.




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