Hoy y Todos Los Días

Extra 2 Nora y Lukas.

Extra 2.

Citas y Amistades.

Podrá decir lo que quiera, o negarlo cuanto se le plazca. Pero puedo asegurar que a Enot Miller ese chico le va a gustar más de lo que a mí (Nora Harris) me podrá gustar alguien.

Ya había venido a estos partidos, un par de pocas veces. Pero jamás había animado en uno, puedo asegurar que me he divertido mucho.

Admito que la Enot que sale, y ahora tiene más amigos (sin olvidarse de incluirnos en sus planes) me hace sentir como una madre orgullosa. 

Abrirse al mundo, sin miedo. Vaya que Adams ha logrado algo increíble.

—¡Nora!—. Como fui la primera en salir del vestidor tenía que esperar a las chicas.

Era tarde, y supuse que Jayce y Enot me pasarían dejando en mi casa. Escuché que Jayce, y su primo fueron a traer sus autos sin siquiera cambiarse primero.

Ellos me agradan.

—¡Nora Harris!—. Esa voz masculina se ganará un golpe por llamarme por mi horrendo apellido.

—¿Qué?

El primo de Jayce se me acercó, y en efecto aún tenía puesto el uniforme de la preparatoria Winter Light. Creo que Enot me dijo algo de que también va a estudiar en nuestro instituto este año. La idea no me desagrada, no parece un idiota, al menos eso espero.

Incluso me la he pasado bien en el poco tiempo que hemos convivido juntos. Espero no llevarme otra decepción como con cada chico que se cruza en mi camino.

—Ammm yo... ¿Podría... Llevarte a casa?—. Sonreí algo extrañada.

—¿A mi?—. Estoy seguro que a penas y nos conocemos.

—Ammm si... Si no te molesta—. Despeino su cabello, aunque son familia no se parece en nada a Jayce.

—Tu nombre—. Murmuré, observándole un poco más.

Su cabello castaño no era muy largo, su ojos eran café. Y podría jurar que por lo bueno que esta de su cuerpo, o hacía mucho ejercicio, o ya había estado en deportes antes. Y optó por ambas, con solo echarle un vistazo.

—¿Eh?—. Juro que lo tengo en la punta de la lengua.

—¿Cuál es tu nombre?—. Repetí.

—Lukas Broise Adams.

—Entonces ¿Lukas?

—¿Si?—. Jamás había visto a alguien tan atento a cada palabra que salía de mi boca.

—¿Quieres llevarme a casa?—. Es extraño, solo alguien me ha dicho algo así.

Y la última que lo vi dijo "Se feliz con alguien de tu edad" entonces esa es la definición de No es la persona, sino el momento, o no es el momento sino la persona, la verdad estoy confundida.

Solo se que tan fácil como entro en mi corazón, la idea de huir corriendo de ahí le resultaba atrayente. Estoy cansada de estas cosas, después de todo a nadie le gustan las personas rotas. 

—Si eso quiero.

—Entonces bien—. Murmuré

Le pase a un lado. Puedo asegurar que el pobre chico, se quedó analizando la situación antes de empezar a caminar detrás mío.

—Mi auto está para allá—. Solté una carcajada ante su comentario. Y ver como señalaba como un niño pequeño en la dirección opuesta que tomamos.

—Si lo sé...

—¿Entonces?—. No tenía idea de que pasaba. Pero intentaba aún así no dejar de seguirme.

Vi a Jayce, y empecé a caminar hasta él. Con el pobre de Lukas Adams a pasos de mi, como si temiera que yo me escapara. 

Oh chico, seré cruel, pero no voy a huir de ti en este momento.

Aclaro, no en este momento.

—¿Y Enot?—. Pregunte en cuanto llegue al pelinegro.

—Aún no ha salido.

—¿La llevas a casa?—. Fue una pregunta estúpida lo sé.

—Esos eran mis planes—. Dijo con una sonrisa.

—Te la encargo—. Asintió. —Me voy con Lukas.

—Cuidala—. Encargo Jayce ganándose una sonrisa de mi parte.

—Nos vemos, cuñado—. A veces le decía así, en general lo hacía para molestarle pero siempre sonreía en respuesta.

Has atrapado uno bueno Miller.

Solo espero que este si sea el bueno, o quien sabe que sera de nosotras.

(...)

—¿Puedo poner algo de música?—. El silencio no me agrada, la mayoría del tiempo habló hasta por los codos.

—Lo que quieras, Nora—. Lo noté algo nervioso.

Ignoré eso, y saque mi teléfono de entre mis vaqueros para conectarlo a la radio, y no mucho después poner Dandelions de Ruth B.

Abrí un poco la ventana y el ambiente era precioso. La noche fría, algunos autos más pasar a nuestro lado. La ciudad encendida, totalmente viva.

Ephymeral era así siempre, pero tiendo a pensar que se le ve diferente cuando las emociones que te cubren son tristes. 

—¿Te gusta la ciudad?—. Hasta donde supe no hace mucho vivía aquí.

—No he visto mucho... Pero me gusta.

—Que respuesta tan vaga—. Le hice mala cara.

—No he tenido quien me la muestre señorita Harris—. Arrugue mi nariz al escuchar mi apellido, y verlo presionar el volante.

—¿Y Jayce?

—El y yo... No nos llevábamos muy bien. Si no fuera por Enot ahora estaría fuera de ciudad y él me odiaría bastante—. Quería preguntar ¿Qué has hecho? Pero algo me decía que él no quería responder.

—Ella es increíble.

—Así es... aunque tu también lo eres bastante—. Agh, no sueltes cosas así.

—Si, si... Eso ya lo sé—. Me gane una sonrisa de su parte.

Y no pude evitar mirarle un poco más. Él era un chico bastante raro, pero no de una mala forma.

De la forma en la que una persona extraña despierta curiosidad, creo que esas personas son las que más vale la pena conocer.

—Mi casa está justo ahí—. Señalé unas calles al frente, justo en la ruta que llevábamos.

—¿Tan cerca?

—Usualmente es de camino a casa de Enot... Por eso pasó mucho tiempo por allá.

—¿Hace cuánto se conocen?—. Se detuvo, pero no parecía tener intenciones de dejarme bajar aún.

—Ummm... Talvez desde los 9, pero nos volvimos amigas en la secundaria a los 12... Ella era un poco especial—. No parecía tener intención de conocer a alguien que no fuera Alan.

Y yo, yo quería conocerla a ella. Enot Miller es una persona muy fácil de querer. Parece inocente y pura, pero la verdad ha sido tan dañada que solo cubrió todo alrededor de muros, dejando un espacio pequeño, que gracias a Jayce se ha convertido ahora en una puerta. 




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