Hubiera sido yo

Capítulo # 32

CAPÍTULO #32

Dariana

Escuchaba un pequeño ruido a lo lejos, el aire estaba algo frio, olía a desinfectante, abrí los ojos y lo primero que vi fue un techo blanco, parpadeé un par de veces más, mira a mi alrededor estaba en el hospital ¿Por qué?...

–¡DAREK! –Me levante de golpe de la cama.

–Hija, despertaste. Nos tenías muy preocupados –Se levanta mi madre se su silla caminando hacia mí.

–Mamá, ¿Qué paso? –digo angustiada, debía ver a Darek.

–Hija cálmate primero por favor –lleva una de sus manos a mi frente y con la otra me empuja para dejarme acostada.

–¿Dónde está Darek? –frunzo el ceño esperando una respuesta

–No lo sé, su familia esta con él, y nosotros contigo –Me mira molesta

–Quiero verlo –dejo caer mi cabeza sobre la almohada –Me llevas con él por favor.

–No, iré a buscar a tu padre, el y los chicos están muy preocupados por ti.

Una vez que se retira mi mamá busco mis tenis, y corro al pasillo en busca de una enfermera, doy los datos de Darek y me mandan al tercer piso.

Mis manos hormiguean, la enfermera no me dijo mucho y con lo que me dijo me puso muy nerviosa y preocupada. Llego al tercer piso y voy en busca de otra enfermera.

–¿Dariana? –oigo una voz detrás de mí y volteo rápido

–Darien –Al verlo siento unas enormes ganas de llorar. –Dime que está bien.

Lo veo negar y mirar a sus padres, ese gesto hizo que mi cuerpo temblara y que mi mente pensara lo peor.

–Pero vamos hombre, dime lo que pasa –menciono nerviosa y asustada.

–Esta muy mal, paso mucho tiempo dentro del agua –Me toma del hombro y me lleva hacia sus padres. –tiene una herida en el abdomen, aun no se sabe como paso.

–¿Puedo entrar a verlo? –Me dirijo hacia la señora Lindberg

–Esta inconsciente aun y tiene las visitas prohibidas por el momento –pasa un pequeño pañuelo por sus ojos para quitar las lágrimas que comenzaban a caer.

–Entiendo, vendré en otro momento. –Me despido rápido de todos.

Cuando estoy a punto de irme la escucho.

–No deberías estar aquí, sol familiares –se burla disimuladamente de mí.

–Y tú, deberías estar preocupada mas por el que por los demás.

–Te recuerdo que soy su novia y tengo derecho a verlo a diferencia de ti querida. –deja caer su peso sobre una pierna y se cruza de brazos­.

–De nada sirve, porque las visitas aún no están permitidas –Habla Darien dirigiéndose a Lucy –Y tu aquí solo estorbas –La mira molesto y comienza a caminar al elevador llevándome con él.

***

Llegamos al piso donde me había despertado, buscamos a mis padres los cuales me esperaban algo molestos.

–¿Por qué le dijiste eso? –pregunto curiosa por lo de hace un momento.

–Me cae mal –ríe un poco para luego negar –Nunca nos hemos llevado bien a pesar de que interactuamos mucho.

–¿puedo pedirte un favor? –Paso mis manos por mi cara en forma de frustración.

Nos encontrábamos en el pasillo, mis padres esperaban por mi en una de las bancas de las esquinas que se encuentran en todos los hospitales.

–Si soy de ayuda cuenta conmigo.

–Cuando despierte… –Siento mis ojos picar por el solo recordar el como lo encontré.

–No te preocupes, te avisare si sucede algo –Se encoje de hombros.

Mirándolo mas de cerca veo que el abrigo gris que carga, sumándole la forma en la que habla tan pulido y con esa seriedad lo hace parecer de mas edad. Y si vemos con algo de detalle puede parecerse mucho a Darek con esa aura oscura que tiene. 

–Gracias, se que contigo no tendría problema, solo quiero verlo una vez –Me recargo en la pared fría de losetas blancas y azules.

–Por supuesto, es más, me llevare a Lucyernaga para que puedas entrar a verlo –Me giña un ojo.

–Lu…¿Qué? –Frunzo el seño tratando de comprender lo que dijo.

–Lucy, es que parece luciérnaga, quiere brillar en todos lados –Rueda los ojos y por primera vez en todo el rato que hemos estado platicando suelta una gran carcajada a la cual me uno.

–Tienes toda la razón –Tapo mi boca con la palma de mi mano para no reír más.

–Bueno, tengo que regresar, estamos en contacto cuñadita –se despide de mi moviendo de un lado a otro su mano mientras regresa por el pasillo.

Dejo salir un gran suspiro, no quiero voltear, se que mis padres están observándome y me darán uno de sus discursos molestos y llenos de preocupación, y si no me equivoco hay posibilidad que Alek este con ellos.

–Lo siento –hablo desde la esquina una vez que me enfrento con mis padres.

–A casa jovencita –Se ponen todos de pie al mismo tiempo.




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