Amy se encontraba mirando todo a su alrededor a través de la ventana, aún faltaba un poco para irse a la universidad y ya tenía todo listo, sonreía al observar cada cosa que estaba presente en esa hermosa creación, le parecía increíble como cada una de ellas, por más mínima que sea, cumplía una misión. El cantar de los pájaros era su canción preferido y el olor de las flores su mejor fragancia.
Ya pasados esos minutos tomo las llaves de su auto y fue en rumbo a su destino, al llegar aparco su auto y al instante vio a Holly acostada bajo a un árbol el cual la cubría del sol con su sombra, Amy se acercó y la saludo sentándose a su lado.
-¿Cómo estás? ¿Paso algo ayer que hizo que no vinieras?
-No, solo… quería estar distante de todo. –Su voz se notaba desanimada.
-Holly ¿Sabes algo? Quizás te sea difícil, pero puedes confiar en mí, te aseguro que lo menos que quiero es fallarte.
En ese momento Holly se levantó un poco, la miro y soltó una lágrima la cual trato de disimular.
-¿Quieres entrar a clases o vamos a otro lado? No me importa perder un día si es con intención de ayudar a una amiga.
Holly lloraba aún más al escuchar lo que decía.
-¿Podemos ir a tomar un café? –Expreso Holly secando sus lágrimas.
Se levantaron ayudándose la una a la otra y rieron al casi caerse, seguido a esto fueron en dirección al auto de Amy dirigiéndose al Mc’Coffe más cercano. Ya en el lugar se sentaron en una mesa que se encontraba al fondo un poco más distante del resto, pidieron dos cafés y comenzaron a platicar.
-No sé… -Dijo Holly con los dedos de las manos entrelazados. –Acabo de conocerte, pero siento que te conozco desde hace mucho, me inspiras confianza y eso me gusta.
-Te lo dije, puedes confiar en mí. No creas que soy arrogante, pero no soy como todos, tengo algo especial y quiero compartir de ello contigo. –Le sonrió con cariño.
-¿Cómo así? –Holly quería escuchar más, algo en ella había despertado desde ese momento.
-Confórmate con saber que mi verdadera intención es buscar tu bienestar, no me gusta ver a las personas deprimidas ni mucho menos sufriendo, fíjate a tu alrededor. –Comenzó a señalarle el lugar. –Disfruta cada momento, cada detalle, cada minuto de tu vida, pero de una buena forma, permítete a ti misma ser feliz.
Amy intento tomar su mano, pero Holly además de soltar un chillido diminuto la alejo, al instante Amy dirigió su vista hacia ella percatándose que bajo su pulsera tenía cortaduras.
-¿Estuviste cortándote? –Pregunto sorprendida. -¿Qué crees que ganas con eso Holly?
-¡No! No me digas nada. -Se encogió de hombros bajando el rostro por vergüenza. -Me sentía mal, solo quería opacar ese dolor con uno físico, pero ya veo que ningún dolor puede ser mayor al que está en el corazón.
El rostro de Amy cambio al ella decirle eso, ya no quería seguir haciendo que se sintiese culpable, la miro nuevamente secando sus lágrimas y le dijo:
-Eres una chica hermosa y tienes un gran potencial ¿Por qué no te das una oportunidad e intentas algo nuevo?
-No es fácil, no es como decir que voy a cambiarme de ropa.
-¿Pero qué te frena de no hacer lo que te gusta? Y no digas que no, sé que te gusta, pero no te lo permites.
-¿Quieres saber la razón?
-Está bien, cuéntame.
El celular de Holly vibro en ese momento, era un mensaje, luego de leerlo ella se levantó de la mesa y sin decirle algo a Amy salió corriendo del lugar.
Amy intento seguirla, pero se le olvido que aparco su auto a algunos minutos del lugar, se dirigió a buscarlo, pero cuando intento conseguir a Holly ya no estaba.
***
Un poco preocupada Amy volvió al Mc’Coffe, en ese momento sintió miradas a su espalda y volteo al instante, observo a todos los del equipo de futbol junto a algunas porristas, entre ellas Cloe, todos reían mas al verla uno de ellos se acercó.
-Hola guapa, mi nombre es Damon ¿Y tú cómo te llamas preciosa? –Le mostro una sonrisa pícara volteando una silla hacia el para sentarse.
-Amy, Amy White. –Le sonrió.
-¿Eres nueva por acá verdad? Porque no dejaría pasar de vista a un ángel tan hermoso como lo eres tu preciosa. –Tomo su mano.