Capítulo 2

Sus ojos me miran incrédulo, indecisos, sin saber si correr a mi ayuda o apartarse lo más lejos posible. Aunque no tiene tipo de ser un hombre cobarde.
Aparta la mirada y sale por el pasillo en la misma dirección por donde vino y con él mis esperanzas. Otra vez estoy sola en este cuarto. Antes no me había fijado pero en la pared hay un improvisado estante de madera, con un grupo considerable de libros en cada espacio. 
  Decido salir de la habitación cuando delante de mí aparece el chico de la cabaña, con una pequeña cartera en su mano. De un color rosa claro, elegante, aunque algo manchado de tierra seca.
– ¿A dónde vas? Creí que querrías esto.
– ¿Es mío? 
– Al parecer uno de mis colegas lo encontró en el bosque. ¿Te trae algún recuerdo?
Intento coger la cartera lo mejor que puedo pero mis manos no logran cogerla con seguridad, es como si con tan solo apretarla se rompiera. Es solo una cartera, pero ahí podría estar mi pasado. Poso los ojos en ella pero no puedo dejar de ver lo que lleva él en la otra mano: un bulto de ropa. Eso me lleva inmediatamente a percatarme que solo llevo una bata de dormir y mis pies están descalzos aunque milagrosamente limpios.
Doy un pequeño salto y retrocedo unos pasos, sin apartar la cartera de mi pecho. 
– ¿Por qué estoy vestida así?
– Estabas sucia del bosque, no podías seguir con esa ropa. No... ¿No creerás que fui yo quien te cambio o sí? –Sus ojos me miran, pero esta vez pasan de duda a indignación, mientras que yo permanezco inmóvil, deseando que la tierra me trague en ese justo momento. –Já, no soy un pervertido. Fue Mary, mi hermana, ella te aseó y te arregló. 
– Yo... – ¡Tierra, trágame por favor! –Lo siento. Tú me ayudaste en el bosque y me diste refugio cuando estaba herida, y yo no te he agradecido. Con respecto a la cartera, recuerdo algo, pero muy poco.
– Ok, mi hermana salió, fue a trabajar. Venga vístete, te voy a enseñar el pueblo. –Me pone la ropa en la otra mano y desaparece por donde mismo vino.
Tiene unas facciones innegablemente perfectas, vaya, que es guapo. Pero a veces te da un poco de miedo. Aunque parece una buena persona, y la verdad no me gustó haberle mentido con lo de la cartera. No recuerdo nada que tenga que ver con ella, no recuerdo que haya sido mía.