Puedo ver el hueco de la punta de la escopeta entre mis ojos. De repente la eleva hacia el cielo y dispara varias veces seguidas. El estruendo recorre mis oídos al mismo tiempo que el de los pájaros, porque salen volando alterados en todas direcciones. El ritmo de los disparos es sincronizado y lo repite una y otra vez hasta que se le acaban las balas.
– ¿Qué ha sido eso? –le pregunto después de que se me pasa el pánico. Estoy tan pálida como el papel, así que me debo ver un poco patética.
– Dijiste que había que pedir ayuda, ¿no? Pues eso fue lo que hice. –me dice en un tono rudo pero certero.
Al cabo de un rato aparece un camión de carga con leña en la parte trasera apilada en diferentes grupos y amarrados con sogas. En el camión van dos personas, un hombre y una mujer. Nos hacen algunas preguntas y nos llevan directo al hospital; más por él que por mí porque el anciano había inhalado tanto humo que estaba casi al desmayarse. Pero aun así decidí acompañarlo.
Al llegar al hospital nos ponen en dos camillas separadas, pero lo suficientemente cerca cómo para oír lo que dice el otro sin hacer mucho esfuerzo. A él lo diagnostican como estable, aunque tiene que pasar unos días en el hospital. Por mi parte, no tragué mucho humo pero aun así me pusieron oxígeno.
– Gracias– me dice él desde su camilla sin levantar la vista. Mantiene los ojos cerrados y las manos bajo las sábanas.
– No fue nada, hice lo que tenía que hacer de todas formas. ¿Cómo se siente?
– Mal.
– ¿Por qué; quiere qué le busque al médico?
– No es por el médico, no es por esto. –dice levantado su mano y señalando su máscara de oxígeno. – Mi casa se quemó, todo lo que tenía dentro se quemó también, ya no me queda nada. A caso sabe cómo que se siente eso.
– Créame cuando le digo que lo entiendo mejor que nadie. Mis recuerdos no se quemaron, no literalmente por lo menos, pero sí se esfumaron de mi cabeza. Y sepa que no tiene por qué decir eso. Lo que perdió fue material, que tarde o temprano lo remplazará. No puede sufrir por cosas materiales, porque no son lo más importante en la vida.