CAPITULO TRES
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Las personas que se ríen por nada y a la vez por todo su entorno.
Harriet Hernández
Azrael, el angel de la muerte me visita.
La cura para todo es siempre agua salada: El mar, sudor o lágrimas.
Mi cama está mojada, otra vez, por el sudor, un sudor frío proveniente de la medicación. Mi cuerpo está cansado por no dormir, mi mente está harta de seguir. Tantas responsabilidades vienen a mí. Tantas formas de vivir. Pero yo solo quiero morir, y dejar de sobrevivir. Cierro los ojos y me dejo ir.
Sentada sola, las 4:08am, me ha dado ansiedad, necesitaba salir de ese lugar, en el que no me sentía a gusto. Me preparo y me dispongo a la calle, me tiembla todo el cuerpo, noto la taquicardia, aumentada por el consumo de estupefacientes. Me aisló del ruido, me escondo, lo siento no quería tirarme por el balcón. Elevo el porro hasta apoyarlo en mis labios, tímidamente lo enciendo. Hay que decir, que no soy muy consciente de mí misma.
Quiero tantas cosas que ya luego me arrepiento de todas ellas queriendo volver al inicio donde el detonante aun no hacia BOOM, donde podía respirar aire puro sin sentir que en cualquier momento me iba a morir de ansiedad. Quiero tantas cosas como probar ese sabor de helado nuevo que solo lo ponen en exhibición una vez al año, quiero sentir el agua salada contra mi piel y a su vez sentir su sabor entrando a mi boca. Si quiero tantas cosas y tengo tan pocas; a este punto solo tengo lo que creo merecer.
Es decir en una etapa de mi vida, en la cual estoy aprendiendo a convivir con mi adicción, me atrevería a presumir que puedo llegar a controlarla. Después de haber tocado fondo y haberme destruido mental y físicamente, poco a poco he ido saliendo de ahí.
—Pero tienes que cambiar tu forma de pensar y aceptar que tienes un problema— respondió Azrael, en angel de la muerte que me visita cuando estoy hasta el culo —Poco a poco trabajar en ti hasta que ya puedas pasar días sin consumir drogas, y no sientas ansiedad o necesidad por querer ingerir.
No sé si tenga razón o no, y claro que a veces llego a consumir en alguna fiesta o reunión con amigos, pero ya solo es por esa noche y tal vez al día siguiente, pero en dosis pequeñas, a comparación de hace un año que podía pasar semanas consumiendo, en dosis más altas.
—Tal vez no sea mucho, pero estoy orgullosa del avance que he tenido.
—Me alegra eso pequeña, lo malo es que se lo dices a un angel que representa la muerte— Niego bajando la mirada —Angel que llega a ti cuando estas hasta el culo de droga ¿Qué avances son esos que presumes? ¿Tienes algún comentario que decir?
—La verdad no me apetece ni vivir, mucho menos hacer un comentario.
Me dejo ir dejando que las sustancias que ingerí poco a poco me consuman dejando que el angel me acaricie el cabello como un padre orgulloso, abro los ojos y el sol esta de infierno, lavo mis dientes y me aplico desodorante, cambio mi camisa y salgo después de hacer mis necesidades. Entro al salón donde muchas veces he consumido bajo la mirada de O´Kelly la cual cree puede salvarme.
—Tener ansiedad y depresión es como estar asustado y cansado al mismo tiempo. Es el miedo al fracaso, pero no hay necesidad de ser productivo. Es querer amigos, pero odiar la idea de socializar. Es querer estar solo, pero no querer estar solo. Se siente todo a la vez. —O´Kelly cada día empeora mi malestar emocional con sus palabrerías baratas —Siento que cada ser humano en el mundo que sufre depresión o ansiedad son seres débiles que no encuentran amor en los brazos correctos y los que están disponibles para darles apoyo aunque sea moral no saben hacerlo al punto que terminan empeorando la situación.
El timbre suena y tal sonido me taladra la cien, me coloco los lentes de sol para que el rojo de mis ojos no se note mucho, dejo la figurita en mi lengua y camino al único lugar donde puedo descansar. Las hojas están que fastidian la entrada, paso al club de los colores tirándome en el suelo dejando que mi cabeza repose en las piernas de Bastián
Mi amigo cada día decae y temo que un día de esto salga en el periódico la noticia que se ha quitado la vida, todo por culpa de una bola de imbéciles que no se aman a si mismo por lo que prefieren dañar a otros.
— ¿Cuándo te drogas porque lo haces? — Peina mi cabello intentado quitar algunos nudos, las semanas sin peinarme me están pasando factura.
—Generalmente me drogo cuando no me siento bien, cuando estoy muy aburrida y desmotivada en todo, cuando estoy abatida, cuando sufro mucha angustia, cuando la mente me da tantas vueltas que no soy capaz de dormir. Después de autolesionarme para el dolor y poder sentir que controlo la situación. Para desahogarme de mi tristeza, para poder seguir día a día con mi vida sin que mi estado de ánimo afecte lo que hago. Para no tener impulsos. Para sentirme bien por una vez en el maldito mes.
—Nena pero te drogas a cada momento— sonrió asintiendo para ambos.
—Yo sigo insistiendo que tú necesitas es amor en tu vida con eso solucionas todo— Responde O´Kelly sin dejar de mira su libro ridículo.
—El amor es una droga bastarda— Respondo llevándome un porro a la boca el cual es tirado al suelo por el manotazo que me da O´Kelly
—Joder que me enferma verte cada que fumas porque solo te estas destruyendo poco a poco.
—SI tanto te enferma te invito que visites a un puto médico, pero en el psiquiátrico animal.
Bastián termina por separarnos, a veces se convierte en un jodido grano en el trasero, es mi amiga porque tenemos tiempo ya de conocernos y muy en el fondo sé que lo hace para ayudarme, pero dicha ayuda yo nunca la he pedido.
— ¿Por qué dijiste que el amor es una droga bastarda? — Pregunta Bastián haciéndome una trenza en el cabello
Editado: 04.01.2022