Huérfanos de la Oscuridad

Capítulo 4

El terror paralizó a Davia, Christopher y Green. La Madre Superiora Emely, poseída por una fuerza maligna, se levantó del altar y se dirigió hacia ellos con paso lento y deliberado.

—No pueden escapar —dijo—. Este lugar es mi reino. Y ustedes son mis juguetes.

Christopher, superando su miedo, se abalanzó sobre la Madre Superiora Emely, intentando derribarla. Pero Emely era demasiado fuerte. Con un movimiento rápido y preciso, lo lanzó contra la pared, dejándolo inconsciente.

Green, con una mirada de puro odio en sus ojos, sacó un cuchillo de su bolsillo y se lanzó contra la Madre Superiora. La apuñaló varias veces en el pecho, pero Emely ni siquiera pareció inmutarse.

—Ingenua —dijo con una sonrisa—. La carne no puede dañarme.

Emely agarró a Green por el cuello y la levantó en el aire. Green pataleó y luchó, pero no pudo liberarse. Emely apretó su agarre, asfixiándola lentamente.

Davia, viendo cómo Green se desvanecía, sintió una rabia incontenible. Cogió un candelabro de plata y lo estrelló contra la cabeza de la Madre Superiora Emely.

Emely soltó a Green y se tambaleó hacia atrás, con la mano en la cabeza. Davia aprovechó la oportunidad para ayudar a Green a levantarse.

—Tenemos que irnos —dijo Davia—. ¡Ahora!

Davia y Green corrieron hacia la puerta, dejando atrás a Christopher, aún inconsciente. Pero la puerta estaba cerrada con llave.

—¡No podemos salir! —gritó Green.

De repente, una voz resonó en la capilla, una voz femenina y desgarradora que parecía venir de todas partes.

—Ustedes no escaparán. Este es mi hogar. Y ustedes morirán aquí.

Las velas negras del altar se intensificaron, proyectando sombras danzantes sobre las paredes. La fotografía quemada de Anya comenzó a arder, liberando una columna de humo negro y asfixiante.

Davia sintió un calor intenso que emanaba del altar. Miró hacia atrás y vio que las llamas se extendían por la capilla, consumiendo todo a su paso.

—¡El fuego! —gritó Davia—. ¡Tenemos que salir de aquí!

Davia y Green corrieron hacia la ventana, intentando abrirla. Pero la ventana estaba atascada.

—¡No podemos abrirla! —gritó Green.

El fuego se acercaba rápidamente, acorralándolas contra la ventana. Davia sintió el calor abrasador en su piel.

De repente, la ventana se rompió en mil pedazos. Christopher, recuperando la conciencia, había usado una silla para romper el cristal.

—¡Vamos! —gritó Christopher—. ¡Deprisa!

Davia y Green saltaron por la ventana, cayendo al patio trasero. Christopher las siguió, y juntos corrieron hacia la puerta principal del orfanato, escapando de las llamas que consumían el edificio...



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En el texto hay: misterio, terror, terror paranormal

Editado: 11.10.2025

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