El orfanato "Santa Misericordia" ardió hasta los cimientos, llevándose consigo los oscuros secretos que guardaba entre sus muros. La Madre Superiora Emely, poseída por el espíritu vengativo de Anya, murió en las llamas.
Davia, Christopher y Green fueron los únicos supervivientes del incendio. Fueron trasladados a un nuevo orfanato, lejos de la pesadilla que habían vivido.
Pero las cicatrices de "Santa Misericordia" nunca se curaron por completo. Davia seguía teniendo pesadillas con el cuerpo de Tolva clavado a la pared, con el rostro de la Madre Superiora Emely poseída, con las llamas que consumían el orfanato. Christopher seguía temblando de miedo, atormentado por las visiones de Anya. Green seguía luchando contra sus impulsos psicopáticos, temiendo convertirse en un monstruo como la Madre Superiora Emely.
El reloj del salón principal, el que marcaba la hora de la muerte de Tolva, fue encontrado entre las cenizas. Las agujas seguían marcando las doce en punto, un recordatorio constante de la noche en que el terror se apoderó de "Santa Misericordia".
Davia sabía que el espíritu de Anya nunca descansaría en paz. Que seguiría vagando por el mundo, buscando venganza por la injusticia que había sufrido. Y que, en algún lugar, en algún orfanato olvidado, el reloj volvería a marcar las doce en punto, desatando una nueva ola de terror y muerte. El ciclo de dolor y venganza continuaría, alimentado por las cenizas de un pasado oscuro y los ecos de un fuego infernal...