· Historia de Natura
La Tierra, hogar de la vida, es uno de los lugares más recónditos y misteriosos que existen en el gran universo cósmico. Siendo esta un cuerpo opaco y dependiente del calor de una estrella luminosa como el sol, es la cuna de múltiples fuentes de vida. Este planeta alberga una gran fuente de pureza, magia y conocimiento que han permitido el desarrollo de estas fuentes de vida y su posterior expansión hacia otros sectores desconocidos y que forman parte también de este pequeño mundo.
Desde el microorganismo más simple hasta el ser más complejo y dotado de facultades extraordinarias, el mundo se ha visto inmerso en un ir y venir de situaciones que han facilitado el desarrollo de la vida y han contribuido a su continuo e interminable camino.
Existe una entidad poderosa, dotada del poder mismo de Dios para crear, modificar y también destruir, pero siempre volviendo a crear una nueva etapa de vida. Esta entidad se llama Natura.
Natura nació de las entrañas del mundo y floreció como una dama de gran belleza y poder. Se le confirió la gran misión de gobernar a todos los seres vivos que habitan la tierra y utilizar el poder universal para mantener el ciclo de la vida en un constante equilibrio armónico de creación, modificación y destrucción.
— Dios me ha concebido para poder mantener el ciclo vital de la tierra y asegurar que el hilo frágil de su equilibrio no sea destruido, sino devuelto al etéreo para luego renacer en una nueva vida.
Con estas palabras, Natura inició su largo camino para crear a las nuevas especies vivientes que habitarían el mundo, naciendo los animales. A su vez, Natura concibió a sus hermanas, las flores y a sus primos, los árboles, para crear el reino vegetal y equilibrar el ciclo junto a los animales.
Anfibios, insectos, reptiles, peces, aves, mamíferos y demás especies fueron concebidas a través del acto bondadoso y puro de Natura de crear vida, consignando el propósito de mantener la vida en la tierra.
— Mi poder ha llevado el esplendor al mundo, ¡Me siento tan feliz! —Exclamaba Natura con mucho fervor.
Sin embargo, a pesar de las acciones de la gran dama de mantener los flujos vitales del mundo, ninguna de las especies regía una por sobre la otra lo que provocaba, de forma espontánea, la auto-aniquilación de cada especie que habitaba la tierra. Natura veía esto con mucha tristeza.
— ¡Esto es terrible! ¡Si esto continúa así, el ciclo de la vida se destruirá y yo no podré hacer nada para remediarlo!” —Eran sus palabras.
Así que Natura, como guardiana de la vida y portadora del “poder universal”, decide establecer una jerarquía en cada especie por medio de sus capacidades de adaptación y comenzó a modificar los ambientes creando los climas. Luego declaró:
— Ahora todas las especies deberán luchar por su supervivencia adaptándose a los nuevos cambios que sucederán en la tierra. Solo aquellos que sean fuertes y luchen por subsistir serán recompensados con larga vida en el mundo, los demás volverán a ser parte del ciclo de la vida.
Con esto, Natura comenzaría a regir la existencia en la tierra dejando solo a las especies más fuertes con vida.
Pero la acción drástica de Natura trajo consecuencias, porque una especie mamífera surgiría de las entrañas mismas del reino animal y se convertiría en la especie dominante de todo el planeta, desafiando incluso sus designios y al mismo ciclo de la vida: La especie humana.
Estos individuos, dotados de razón y de libre albedrío, iniciaron un largo camino para someter a todas las especies animales y vegetales y establecer un nuevo orden en el mundo, gracias a su conocimiento de los designios de Natura.
Ella en un principio veía esto como algo bueno e intentó someter a estos extraños seres a sus designios, pero los humanos tenían un defecto: no solo conocían el bien, sino además el mal.
Caprichosos, envidiosos, ambiciosos y arrogantes en su actuar, los humanos comenzaron a destruir las plantas, a matar a los animales por placer y no por necesidad, a desafiar a Natura y sus designios y lo que es peor, a destruirse entre ellos mismos.
La dama madre veía esto con mucha rabia y se lamentaba constantemente por el actuar de los humanos, tanto así que incluso pensó en hacerlos desaparecer.
— ¡Condenados monos sin pelo, ¿acaso creen que porque Dios los ha dotado de razón pueden desafiar a quien se les antoje y destruir a quien se les plazca?! ¡No voy a permitir que estos engendros del mal intenten desafiar mis designios!
Intentó destruirlos con las glaciaciones, arriesgando al resto de los seres vivos con el único fin de exterminar a la humanidad, pero luego se retorcía de rabia al ver que estos individuos lograron sobrevivir ante condiciones extremadamente frías y gélidas.
Después lo intentó con fuertes ondas de calor para eliminarlos, pero tampoco lo consiguió.
Sin embargo, ella sabía que la única forma de impedir que los humanos lograran imponerse por encima de lo universal era que se destruyeran los unos a los otros y que su raciocinio fuera limitado, por lo que desligó sus poderes sobre los humanos y los enfrentó entre ellos iniciándose las guerras y los conflictos armados.