Dejando atrás Villa Paloma, Atos y sus amigos, Laila y Zed, emprendieron rumbo hacia el sureste, al lugar ya mencionado, para reunirse con los otros guardianes, que estaban bajo el mando de Dabels, y así defender el último vestigio de energía vital que queda en el mundo de las garras de Smog y sus secuaces.
Atos finalmente había comprendido el significado del interés de Natura hacia él y la misión que debía cumplir como su “elegido”.
El grupo, tras un largo viaje, logró divisar a la distancia el enorme santuario que albergaba la gran red vital del mundo.
— ¡Guau! —Exclamaba Atos sorprendido—. ¡Qué gran edificación! ¡No había visto nunca un templo tan grande!
— ¿Ese es el santuario de Natura? —Se preguntaba Laila.
— Así parece…—Afirmó con dudas Zed.
En efecto, lo que estaba a kilómetros del trío era una enorme edificación, construida por obra y gracia de la propia naturaleza. Su forma es la de una enorme pirámide maya, rodeada de una enorme aureola circular que nutre de energía al santuario y en la punta de ella hay un agujero por donde se accede al núcleo viviente de la red biótica, el corazón mismo de la vida en el mundo.
Y allí, en las afueras del templo, estaban cientos de hombres y mujeres, quienes estaban protegiendo la edificación.
— ¡Mira Zed! Hay muchas personas alrededor del templo y no parece que sean turistas. —Decía Laila inocentemente.
— Más bien, parecen extraños. —Intervenía Atos.
— ¿Extraños? ¡Sí, claro!
— No sean tontos, son guardianes. —Afirmaba Zed.
— ¿Guardianes? —Se preguntaron Atos y Laila.
— ¡Claro que sí! Este es el santuario de Natura y como es natural, los que estamos aquí somos sus guardianes, ¿No les parece lógico?
— ¡Ay Zed! ¡Me gusta como dices las cosas! ¡Eres tan inteligente! —Le decía Laila admirada por sus palabras.
— Pues yo creo que estás presumiendo… —Respondía Atos medio envidioso.
— ¡Cállate Atos!
— Yo solo digo lo que pienso. Si tienes algún problema, no es asunto mío. —Y tras decir eso, Zed se alejo.
— ¿Qué le pasa? —Exclamó atónito Atos ante la reacción de su amigo.
— Se ve que no piensas las cosas, Atos. Ahora Zed debe estar molesto. —Le recriminó la joven al elegido de Natura.
— Es la primera vez que Zed responde así.
— ¿Por qué lo dices?
— Bueno, porque generalmente cuando lo molesto siempre responde con un “idiota” o “Patético”, pero esta vez reaccionó diferente.
— Es lógico que se moleste, Atos. Acabas de fastidiarlo. —Le explicaba la joven.
— ¡Oye! Sabes que yo no lo fastidiaría así. Tú me conoces. —Decía Atos bajando el perfil a la situación.
— A veces es mejor no bromear con eso, Atos. No todos podemos ser igual de optimistas que tú.
Tras aquel impasse, los tres se dirigieron a la entrada del templo para reconocer a los demás guardianes.
Al cruzar el umbral de la gran puerta, los guardianes rodearon al grupo de Atos en actitud hostil y con deseos de conflicto. Algunos estaban dispuestos a atacarlos, pero uno de ellos se acercó al trío y los interrogó.
— ¿Quiénes son ustedes y que hacen aquí?
— Somos guardianes de Natura y estamos aquí para proteger el santuario. —Dijo con voz firme Atos.
— ¡Así es! Vinimos desde muy lejos para pelear por la causa de la gran Natura. —Afirmó Laila.
Los guardianes no creyeron esas palabras y algunos comenzaron a volverse más hostiles y desconfiados con ellos. Los tildaron de mentirosos, estafadores e incluso se les apodaba como espías de Smog para destruir el templo.
Atos dijo entonces:
— ¡SOY EL ELEGIDO DE NATURA!
Aquello último espantó a los incrédulos guardianes. La firme convicción con que Atos dijo esas palabras asombró a todos los presentes, cuando de pronto una voz dijo:
— ¡Al fin! ¡Ya era hora de que aparecieras!
Atos, Laila y Zed se sorprendieron con las palabras de aquella voz, que finalmente se dio a conocer.
— Saludos, Elegido. Saludos, compañeros del elegido. Es un honor conocerlos —dijo el sujeto.
— ¿Y quién eres tú? —Preguntó Atos.
— Soy Dabels, el líder de los guardianes de Natura. Tú debes ser el gran Atos, el Elegido de nuestra gran señora.
Finalmente el esperado encuentro se había consumado. Dos personas muy diferentes se habían encontrado en un momento muy especial. Dabels, el supuesto líder autonombrado “Salvador del mundo” y quien Natura no confío el destino de ser su elegido, y Atos, un don nadie, que había sido elegido por esta para ser, en efecto, el “Salvador del mundo”.