Humanidad

12.-Traición

Al día siguiente, Atos y Laila estaban juntos en el refugio. Cuando la joven pelirroja despertó de su sueño, vio que Atos estaba durmiendo plácidamente al lado suyo y eso la asustó, por lo que acto seguido, lo golpeó. Con ello, el joven elegido de Natura despertó con un enorme chichón en la cabeza y el fuerte grito de Laila.

 

— ¡IMBECIL! ¿QUE CREES QUE ESTAS HACIENDO?

— ¿Qué…? ¡Ay, me duele la cabeza! ¿Qué fue lo que pasó? —Se preguntó medio atontado Atos.

— ¡Y más encima lo preguntas! ¡Me estabas abrazando mientras dormías, grandísimo idiota! —Exclamó furiosa la pelirroja.

— ¡¿Qué QUE?! “¡Vaya! Ahora sé porque se sentía tan cálido.”

— ¿Qué es lo que estás pensando ahora?

— ¡Nada! ¡En serio!

Después de este impasse, Atos y Laila vieron que Dabels no estaba en el refugio. Los dos comenzaron a preguntarse el porqué de esto, pero la gran sorpresa era que Zed tampoco estaba y eso era lo que más tenía preocupada a la pelirroja.

 

— ¿Dónde está Zed? —Se preguntaba—. Anoche no durmió con nosotros.

— Probablemente se quedó solo afuera. —Decía Atos.

— ¡Eso es ridículo Atos! ¡Existiendo este refugio no tendría por qué dormir afuera!

— ¡Está bien! ¡Está bien! ¡Cálmate! Lo buscaremos.

Los dos comenzaron a buscar a Zed por todo el perímetro del refugio y no pudieron encontrarlo. Suponían que pudo haberse ido hacia el bosque, por lo que fueron a buscarlo allá.

 

— Atos, he tomado una decisión. —Dijo de pronto Laila.

— ¿Si? ¿Sobre qué? —Preguntaba Atos.

— Sobre mí y Zed.

— ¿En serio?

— ¡Sí!

— Entonces cuéntame, ¿Qué has decidido?

— Quiero… decirle a Zed lo mucho que lo amo.

Aquello último que decidió golpeó fuertemente el corazón de Atos. El joven Elegido estaba enamorado de Laila y se sentía dolido por escuchar la acción que iba a hacer su mejor amiga. Sin embargo, entendiendo las razones y los sentimientos de Laila se calmó, aunque permaneció callado un buen rato.

 

— ¿Atos? ¿Pasa algo? —Preguntó de pronto Laila ante el silencio de su mejor amigo.

— ¿Qué? ¡No, nada! Me alegro mucho de que hayas decidido declararte a Zed. —Respondió este con fingida alegría.

— No estás actuando como siempre, Atos, pensé que te alegrarías.

— ¡Claro que estoy contento por ti Layla! Solo me importa que seas feliz, es todo.

Pero la joven amiga de infancia de Atos lo conocía perfectamente y adivinó que él estaba perdidamente enamorado de ella.

 

— Atos —Dijo ella acercándose a él tiernamente—. Tú me agradas mucho, eres mi mejor amigo y te quiero casi como un hermano, pero Zed es el amor de mi vida y yo no puedo negar los sentimientos que tengo por él, ¿me entiendes?

— Sí, claro que lo entiendo pero… —Dijo entrecortado el joven.

— ¿Pero…?

— Dime una cosa, ¿Realmente conoces tan bien a Zed como para amarlo?

— ¿Por qué me preguntas una cosa así?  ¡Claro que lo conozco bien! ¡Espera! ¡No me digas que estás celoso!

— ¿Yo celoso? ¡Claro que no! —Exclamó sobresaltado el elegido.

— No me mientas Atos. —Decía Laila—. Te conozco muy bien. Sé que te gusto mucho y que te gustaría  que fuéramos algo más que amigos pero… ¡Yo no quiero perderte como amigo, me importas mucho!

— ¿Y por eso entonces prefieres más a Zed, que solo le importa su persona y nada más que su persona, que a mí, que sí me preocupo por ti?

— ¡Ese no es el punto! —Exclamó incómoda Laila.

— ¿Entonces cual es el punto, Laila? ¿DIME CUAL ES? —Preguntó gritando el joven.

En eso Atos paró en seco su descontrol emocional al ver la cara de asustada que tenía Laila al escuchar sus palabras. Parecía como si una gran roca le cayera del cielo, pero luego recuperó la cordura y trató de enmendar la situación que él mismo había causado.

 

— ¡Perdóname! ¡No debí gritarte de ese modo! ¡Te juró que no fue mi intención! —Se disculpó.

— Atos… —Decía Laila acercándose al joven con seriedad—. No quiero que sufras por mí. Tienes un buen corazón y siempre tendrás mi apoyo, pero ahora debes cumplir la misión que Natura te encomendó. No permitas que por culpa de una decisión mía, decaigas en tu objetivo. ¡No lo soportaría!

— Laila…

Y acto seguido ella le sonrió de la misma forma que este le sonrió anteriormente cuando ella se disculpó con anterioridad. De esa forma revivieron así sus ánimos, sintiéndose el joven algo más tranquilo.

 

— ¡Vaya! Finalmente los encontré —Dijo de pronto una voz.



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En el texto hay: destino, vida, tierra

Editado: 24.12.2020

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