Mientras el globo aerostático de Dabels y el grupo de Atos se alejaba rápidamente del lugar donde se libró la batalla final, todos ellos divisaban a la distancia un enorme humo que indicaba el colapso total del templo de Smog.
Era claramente la señal directa de que la guerra contra el progreso del señor de las tinieblas había terminado. Mr. Smog, la entidad maligna que quería destruir la vida en todo el planeta (incluyendo a la especie humana), había sido destruido, junto con su elegido, Zed, en una larga y sangrienta guerra que le costó la vida a millones de seres vivos en todo el planeta.
Atos, Laila, Eliot, Miu y Dabels sobrevivieron a todos los obstáculos. Habían sido protagonistas de una gran aventura, de un viaje, en que sus destinos estaban escritos por Natura, la gran dama de la vida, sobre todo el de Atos, en un principio un simple aldeano, y ahora, convertido en el más grande héroe que la humanidad haya conocido jamás.
— Terminó… —Decía aliviado este—. Finalmente, todo terminó.
— Es verdad… —Afirmaba Eliot—. La amenaza de Smog por fin fue eliminada.
— ¡Felicitaciones Atos! Salvaste al mundo de morir en la agonía de la corrupción de ese ser abominable. ¡Bien hecho! —Lo felicitaba por su hazaña Dabels.
— ¡Gracias Dabels!
— ¡Es verdad Atos! ¡Eres increíble! ¡Sabía que llegarías a ser grande algún día! —Exclamaba con admiración Miu.
— Miu… no digas eso, que me avergüenzas…
— ¡Es verdad, hermano! ¡Hiciste algo que ninguno pudo hacer y eso tiene mérito para ti y para nosotros! —Exclamaba con felicidad Eliot.
— ¡Natura tenía razón! ¡Todo este tiempo la tuvo! ¡Eres el elegido después de todo! —Afirmaba Dabels.
— ¡Chicos, gracias! ¡Sin ustedes no hubiese podido lograr todo esto!
— Al contrario, Atos. Fue tu voluntad la que nos movió a seguirte hasta este momento. ¡Estoy orgullosa de ti! —Le decía Laila.
— Laila…
— ¡Oigan! ¿Y Zed? —Preguntó de pronto Eliot.
— ¡Sí! ¿Qué ocurrió con él? —Preguntó también Miu.
En eso, Atos y Laila les contaron a sus hermanos sobre la muerte de Zed. Eliot y Miu quedaron afectados y sorprendidos por lo ocurrido. Dabels, en tanto, guardaba silencio, en señal de luto.
— Zed… ¿realmente murió? —Preguntó de nuevo Eliot.
Atos asintió con la cabeza, guardando silencio por lo sucedido.
— ¡Sí Eliot, es verdad! ¡Zed falleció! —Respondió por el elegido Laila.
— Lo lamento mucho, Laila. Sé lo mucho que lo amabas.
— ¿Amarlo a él? ¡No Eliot, claro que no!
— ¿Qué? —Exclamaron al mismo tiempo Eliot y Miu.
— Entonces, si no amas a Zed… ¿A quién entonces…? —Le preguntó otra vez Eliot.
— Bueno… —y en eso miró a Atos fijamente—. Yo en realidad amo a cierta persona. Y esa persona… es él.
— ¡Laila…! —Exclamó emocionada Miu.
— ¿Atos…? —Preguntó sorprendido Eliot.
— Es verdad, hermanito. —Afirmó Atos al mismo tiempo que abrazaba a su amada—. …Laila y yo estamos profundamente enamorados. Todo este tiempo lo estuvimos, simplemente no nos habíamos dado cuenta antes.
— ¡Sorprendente! ¡Sabía que algún día estarías con ella! ¡Lo supuse desde un principio! —Exclamaba contento su hermano menor.
Y Atos sonrió a su hermano y a Miu, y Laila también lo hizo con él. Y en eso intervino de pronto la pelirroja.
— ¡Mi amor! —Y en eso le toma las mejillas a su amado—. Hay algo que aún no has hecho por mí.
— ¿Sí? ¿Y qué sería? —Preguntó inocentemente Atos.
— Esto…
Y en ese instante Laila besa a Atos, en presencia de sus hermanos menores y de Dabels, quien observaba alegremente. Cuando separaron sus labios, Atos y Laila se miraron a los ojos.
— ¡Guau! ¡Esto debe de ser un sueño! —Exclamaba incrédulo el elegido.
— ¡No, tontito! ¡Esto es real! ¡Yo te amo, y mucho! —Decía con ternura su amada.
— ¡Yo también Laila! ¡Te amo mucho!
Y luego ambos se besaron profundamente enamorados uno del otro. Por fin, Atos y Laila consagraban su amor.
Eliot y Miu en tanto, se miraron fijamente después de ver a sus hermanos mayores besarse.
— ¡Sí! ¡Definitivamente están enamorados! —Decía con orgullo Eliot.
— Eliot… —Dijo de pronto Miu.
— Sí Miu, dime…
— Bueno… yo…
— ¿Qué es lo que te sucede? ¿Por qué te pones nerviosa?
— Bueno…
Y de forma sorprendente, Miu tomó a Eliot y lo besó, sorprendiendo a este ultimo, quien después se dejó llevar por el momento.