Humanoides: La marca de la mutación | libro 1|

El antivirus

4 de Marzo de 2074, Sector Lemonter, 7:30 am.

Me despierto con el rugido de un infectado. Agarro el arma que está debajo del sillón y me levanto con cuidado para no despertar a nadie. A continuación me asomo a la ventana y observo a los infectados. Están afuera, rodeando la casa. Me alejo de la ventana y despierto a McCallister.

– ¡McCallister!

Me mira y me pregunta:

– ¿Qué paso?

– Los infectados, están aquí.

Se acerca a la ventana y despierta a los demás. Se pone de pie y toman el arma.

– Espera, no tenemos suficientes municiones, no nos alcanzaran. ­– Recuerdo.

McCallister busca armas por toda la casa, pero no hay nada. Keylen baja al sótano y grita:

– ¡Aquí hay armas!

Bajamos y vemos un estante lleno de herramientas y unas dos armas. Keylen la revisa.

– Están cargadas. – avisa Keylen.

Agarro unas llaves inglesas, y un bate de béisbol. McCallister encontró unas catanas. Mientras Ian y Haakon tomaron un hacha y martillo.

Salimos de la casa. Disparamos.

Un infectado acorrala a Nicole, esta le da un golpe con el bate de béisbol; pero no puede con todos, los que se les acercan. Entonces yo, les disparo a los infectados quienes al verme se lanzaron contra mí. Dispara hasta que me quedo sin balas. A continuación se me acercan más y los golpeo con la llave inglesa una y otra vez. En ese momento me doy cuenta que el ruido los atrae.

Le pego una patada, y lo golpe con la llave inglesa. Keylen les dispara a los infectados. Sé que eso atraería más infectados; tal vez necesitaremos algunos cuchillos y más catanas; pienso

– No disparen, el ruido los atrae. – Comento. – Hay que matarlos con cuchillos, y catanas algo que no haga ruido. – Sugiero.

McCallister usa las catanas que agarro de la casa. Ian toma un fierro y les atraviesa el cerebro con eso. Más infectados se acercan y de repente veo que Infectado muerde a Keylen, al verlo grito:

– ¡No, Keylen! – Corro hasta él y lo abrazo.

– Estoy bien. – Me asegura apuñalando a un infectado con el hacha.

– Sabes que no es cierto. Te convertirás en uno de ellos.

– Sí, lo sé, pero valió la pena.

No quiero que mi hermano muera, no puedo permitirlo. Tiene que haber una solución. Recuerdo lo que me dijo McCallister << eres portadora del virus y tal vez la solución al virus. >>

– ¡Te salvare!

– No podrás salvarme, al virus no se lo puede detener.

Corremos y nos ocultamos en otra casa abandona.

– Cuando cambie quiero que me dispares, Carter.– Me pide.

– No te dispare porque no vas morir. – me salen lágrimas de los ojos.

No puedo despedirme de mi hermano, no ahora que lo he recuperado.

Debo intentar una cosa antes de que fuera demasiado tarde. Tomo un cuchillo del cajón de la cocina y me corto la palma de la mano.

– ¿Qué haces? – me detiene McCallister

– Debo salvarlo. Tengo que ver qué pasa si toma mi sangre.

– No hay certeza de que funcione, Carter. El virus podría matarlo.

– Quiero internarlo, es mi hermano.

– ¡Hazlo! – me alienta Nicole.

Miro a Keylen y le muestro la palma de la mano.

– No creo que funcione, pero por ti haré la prueba. – Toma mi sangre lo más rápido que puede.

Esperamos el resultado, pero nada pasa. Me siento mal al saber que no soy la solución a la mutación, ni solución al virus. Ante eso me pongo a llorar, McCallister me abraza y me consola.

– Te quiero, Carter. No lo olvides. — se despide Keylen

– No te despidas, no ahora.

Falta una hora para que se convierta y no quiero dispárale.

– McCallister, cuídala. Espero que la hagas feliz, no la dejes nunca.

– No lo hare, Keylen te lo prometo.

Una vez más lloro y me preparo para dispárale cuando suceda el cambio. Pero al pasar la hora no pasa nada, <<no cambia>>. No lo comprendo. ¿Ha funcionado?

Keylen al igual que yo está sorprendido, se mira y dice:

– ¡Estoy vivo! — Le sonrió y lo abrazo. — ¡Funciono!

Nicole, Haakon e Ian sonríen al igual que McCallister.

– Eres al antídoto después de todo.

– Eso creo. No puedo creerlo. – Digo contenta. Lo abrazo.

<<Soy el antivirus>>; digo en mi fuero interno. Es lo mejor que me puede pasar, el saber que ademas de ser portadora del virus, también soy la solución al virus, pero al darme cuenta de lo soy capaz de hacer la sonrisa de desaparecer en mi rostro.

<< Estoy en problemas, van a querer destruirme, cuando descubra que soy un Lemonter>>; pienso.

– ¿Están bien? – me pregunta McCa al notar mi expresión.

– Sí. solo que…. – me detengo.

– ¿Solo qué?

– Nada. – digo. – hay que averiguar el propósito de la mutación Lemonter y detener la guerra viral. – sentencio con firmeza.

– Eso dalo por hecho.

Sonrío.

– Tenemos que infiltrarnos en la Corporación Icon una vez más. – dice. –pero en la base más reciente de la Corporación. – añade. – quizás haya información. – lo miro con una sonrisa maliciosa.

Esa tarde Haakon encontró donde se localizaba la nueva base de la Corporación.

Nicole y yo vamos en busca de ropa y pelucas para disfrazarnos. Conduzco hasta el sector 6.

Sector 6, 8.45 am.

Entramos al sector 6 en donde está el shopping. Específicamente nos dirigimos al local de ropa. Veo que está todo destruido, tomo toda la ropa y la ponemos un canasto que encontré tirado. Luego vamos hasta la peluquería donde la empleada digital nos saluda.

– ¿En qué puedo ayudarlas? – pregunta el holograma.

– De casualidad tienes pelucas.

– Claro, por ahí. – nos señala.

– Gracias.

– Son… – no le dejo terminar y pego mi brazalete a la caja registradora para pagar las pelucas. Aunque pienso que no sirven de nada tener dinero a estas alturas, pero bueno. No pierdo nada con eso; pienso.




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