Sector 13, Reddeck City, 7: 30pm.
McCallister y yo estamos hablando sobre Phoebe que al parecer tomo como padre a Ian del lugar de McCallister y eso lo ha hecho enojar un poco. Entonces pienso que su amistad está en juego, han sido amigos toda la vida y por mi culpa ahora están enfrentados.
– Ella no me quiere, lo intente. Pero prefiere estar con Ian. – Me dice con enojo
Lo miro con una sonrisa y le digo:
– Sé que serás un buen padre, dale tiempo.
– Ella, no me quiere, me ignora. A Ian lo llama papá como quieres que compita contra eso. – Me dice furioso.
– ¡McCa! – Le digo al ver que no me escuchado y sigue diciendo. – Es obvio que voy a hacer un desastre como padre, porque es obvio que los chicos no me caen bien y no les caigo bien.
– ¡McCallister! – Exclamo una vez más. – El sigue criticándose y entonces grito. – ¡Victorio! – En ese momento me mira y le agarro la cara. – ¡Basta! No creo que seas un mal padre y que vayas hacer un mal padre.
Me mira con esos ojos almendrados. Desvió la mirada porque sus ojos me fulminan.
– Te amo y sé que mejoras y aprenderás. Es cuestión de práctica. – Lo aliento.
En ese momento cuando McCallister me va a besar a mis brazos corre Phoebe quien exclama:
– ¡Mami! – McCallister se decepciona. – Decías. – Se va con enojado y yo lo miro. – Mami, papá me dio esto para Sky y Aria puedo ¿ponérselos? – Tardo en contestarle y le digo. – Si, ve a ponérselos. – Phoebe se acerca a los perros y les pone las placas que le ha dado Ian.
Estoy en un gran problema, mi novio y mi ex esposo sienten celos mutuamente, su amistad se desvaneció cuando aparecí y como si fuera poco ahora tengo una hija con mi ex esposo, lo cual suena aún más extraño.
Debo de aclarar las cosas con mi ex esposo y mi novio, tenemos que llegar a un acuerdo.
Mi hermano se da cuenta de lo me pasa y me dice:
– ¡¿Problemas!?
– Sí, ¿Qué debo hacer? – pregunto.
– Habla con los dos, aclara esto. Antes de que se enfrenten.
– Es que no puedo. Ellos no lo entenderán. Antes de que yo apareciera en sus vidas era los mejores amigos y ahora no lo son.
– Lo va entender. Debes hacer que estén de acuerdo como solían estarlo cuando era amigos. – me sugiere. – Habla con Ian.
Lo mire con cara de pocos amigos. Me hace una seña para que vaya con Ian se lo que piensa respecto de esta situación.
Tomo coraje y me acerco a Ian.
– Debemos hablar. – Comienzo
– Si, también necesito hablar. – Me responde
Me pongo nerviosa más de lo que estoy, es como revivir nuestra separación, las manos me sudan y tartamudeo por un largo tiempo. No puedo emitir ninguna palabra.
– Es… respecto a Phoebe. – digo al fin.
– Si, lo sé también quiero hablar contigo respecto a ella. – En ese momento mi garganta se cierra e Ian me pregunta – ¿Te sietes bien?
– Creo que… – No puedo terminar la oración. – Olvídalo, aclaremos esto – inquiero.
– Sí.
– Quiero darle a Phoebe mi apellido. – dice rápidamente.
– ¿Qué?
– Lo que escuchaste quiero que Phoebe sea mi hija y vos su madre.
Me quedo quieta con cara de póker. Abro los ojos como platos. Estoy punto de desmallarme con eso, antes que pueda hacerlo Ian me sujeta para que no me caiga Mi respiración se acelera.
– ¿Porque haces esto? – le pregunto con enojo – ¿Quieres arruinar mi relación con McCallister?
– No, él es mi mejor amigo y sabes que no haría nada para lastimarlo. – Me responde. – Pero Phoebe necesita unos padres ¿no crees? Acoso quieres que sepa que sus padres están separados. –Agrega. Lo miro con enojo. No estoy de acuerdo con esto.
– ¡Eres un idiota! – exclamo – ese es tu problema. Siempre piensas en ti mismo y tus necesidades. – digo – ¿Sabes porque te deje? – pregunto– Siempre estabas vos primero y no fuiste capaz de apoyarme en una situación delicada y ahora quieres reparar lo irreparable –frunzo el ceño.
– Lo hago por la niña, no por vos.
– ¡No!, no lo haces por ella, ni por mí. Lo haces por vos. Nos somos sus padres. – Le respondo elevando la voz.
– Lo sé, pero ella necesita una familia y alguien que sea sus tutores. – Me dice mirándome con esa cara de borrego
Esa cara seductora logra que dijera que si a todo. Me toco la frente y niego con la cabeza.
– ¡Hazlo por la niña! – No puedo tener una hija con mi ex esposo es extraño. – Siempre has querido tener una hija conmigo, ahora es la oportunidad. – Me dice.
Eso me hace acordar a los viejos tiempos. He soñado toda mi vida con tener una hija y una gran familia. Lo pienso por un rato y vencida digo:
– Está bien, que sea nuestra hija. – Me sonríe e intenta darme un beso, lo freno. – Estamos divorciados. – le recuerdo. – Así, lo olvide.
En ese momento me dan ganas de besarlo, miro para todos lados y al ver que no nadie está mirando, lo jalo de la campera de cuero y lo beso. Él ante eso me mira y se queda helado.
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Editado: 28.05.2021