Humanoides: La marca de la mutación | libro 1|

Carnada

 

De pronto escuchamos unos ruidos son  los ruidos de los infectados. Miro a Richard quien parece que no ha  escuchado eso.

– Bueno váyanse antes de que sea tarde. – Nos apura.

Los ruidos se hacen más fuertes y por un momento creo  que Richard tiene oculto a un infectado  en su casa.

Salimos del estudio y ve al infectado. Le lanzo una miro a Richard y le pregunto:

– ¿Qué es eso?

– Es mi madre. – me responde. – Está enferma 

– Ella no está enferma, sea convertido en muerto viviente.  – respondo

No es su madre al menos ya no  lo es; pienso  es  un infectado quien está hambriento. Enseguida se lanza  sobre nosotros. Ian  cierra  la puerta del estudio. Muerde  a Richard quien no pudo creerlo. Lanzo un grito.

Phoebe se asusta y me abraza. El infectado  golpea la puerta. Pronto serán dos.

 

– ¡Hay que salir de aquí! – Dice  Ian.

– ¿Por dónde? – Pregunto observado el estudio buscando una  salida.

 

No tenemos  armas. Debí de haber traído una, si  hubiera sabido que algo así sucedería; pienso.

 

Por un momento todo se queda  en silencio,  hasta que la puerta vuelve  temblar por los golpes de los infectados.  Ian calma a Phoebe que llora, los tres nos abrazamos y miramos fijamente  la puerta.

 

Me miro  la mano y recuerdo lo que mi sangre puede hacer. Miro  la puerta fijamente  y  miro a Ian.

 

– ¡No!, no lo harás. – me dice  al entender lo que pienso.

– No hay opción.

– Carter, es arriesgado, te mataran.

– Soy como ellos, recuerda que no me  atacan. –  Ian no piensa  igual que yo, pero debemos salir de aquí. –  Confía en mí, todo saldrá bien – le asegure.

Me mira con indiferencia y me abraza fuertemente. Busco  algo con que cortarme la palma de la mano. Me fijo en los cajones y encuentro un cúter. A continuación  me corto  la palma de la mano. La sangre empieza a  salir.

Phoebe abraza con fuerza a Ian y digo:

– ¡Ya vuelvo!

Los Infectados  me miran, se lazaron contra mí en cuanto huelen  mi sangre. Los detengo  con la mano para que no me muerdan y derramo sangre en sus cuerpos, se desintegran.  Entonces cuando creo que todo termino veo que vienen  más.  Me doy vuelta y detrás de mí hay más.  Mi pulso se acelera.

 

<< Soy  la carnada perfecta para atraer zombis>>; pienso.

Los ataco  con patadas, pero es  inútil  estos intentan morderme.  No lo entiendo, se supone  que no deben  atacarme. Abro  la  puerta del estudio y la cierro detrás de mí.

– Mamá. – Grita Phoebe cuando me ve. Me abraza y digo. –  Hay más de ellos, no hay sal

Ian me mira con cara de  pocos amigos. Está  preocupado y nervioso. Lo tranquilizo tomándole  la mano.  Nuestros dedos se entrelazan. Nos miramos por un segundo  preocupados.

Me toco el bolsillo del jeans  y me doy  cuenta de que tengo el celular.  Porque no me di cuenta antes, << ¡que estúpida soy!>>; digo en mi fuero interno. Sonrió  y digo:

–  Llamare a McCallister para que traiga refuerzos. –  Ian me mira no del todo convencido  y se  por qué. –  Esto nos unirá aún más. –  Le doy  un beso en la mejilla.  

Me mira con incredulidad, pero deja  que llame  a McCallister.

– Estamos en problemas hay infectados. Bloquen la salida. – Le digo en cuanto me atiende. –  Iremos para allá. – Me dice con  tono de voz elevado. –  Tenga cuidado. – Agrego.

Corto y abrazo a Ian que está consolado a Phoebe.

– Dices que esto nos unirá a pesar de que estemos separados. – inquiere  lazando una mirada a Phoebe.

– Sí.

– Explícaselo a ella. – dice tocando el rostro de Phoebe.

Me quedo ahí sin decir nada, no sé qué decir ¿Cómo le dices a una niña que sus padres están separados?

 

– Phoebe, él y yo estamos separados. – Lanzo sin pesar en mis palabras.

– ¿Cómo separados?  – Pregunta.

– Es decir no somos pareja desde hace 3 años.  Me mira y digo. –  Yo estoy en pareja con McCallister, lo recuerdas.

Asiente  y pregunta

– ¿Por qué?

– Teníamos muchas diferencias cosas que no podíamos enfrentar.

– Que ya no sea amaban más. – Dice tristemente.

En ese momento me quedo helada, no sé qué responder ante eso y entonces Ian responde.

– Claro  que nos amábamos, pero a veces en una  relación se necesita más que amor. Lo entenderás cuando seas más grande.




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