Humanoides: La marca de la mutación | libro 1|

Dos Puertas Entre Tú & Yo

– ¡Carter! – Me dice. – relájate, quizás tengas razón es irritable pero no puedes tratarla así. Sé un poco más amable quizás es porque no tiene amigas verdaderas.

– No sé por qué, pero siempre tienes razón.

Odiaba que McCallister tuviera la razón y me convenciera de hacer siempre el bien. Lo beso y le saco la remera. Acaricio su pecho, pero en el mejor momento nos interrumpen.

– Lo siento, pero estaba maquillándome y tire tu pulsera por accidente a la rejilla.

Me miro la mano izquierda y noto que no tengo mi pulsera de dijes que me ha regalado McCallister por nuestro aniversario, me la he olvidado en el baño. La miro con odio y le digo:

– ¡Te voy matar, lo hiciste a apropósito! – La tome por el brazo y la sacudo. Grita y McCallister me detiene. Me envuelve con sus brazos para que no atacara a Loreley. Me aleja de ella.

Esa pulsera tiene mucho significa para mi representaba todo lo que soy, es el regalo más valiosa que me ha hecho McCallister, es importante.

– Te prometo que la recuperare – Me promete McCallister.

Estoy enojadísima con Loreley ha tirado mi pulsera por la rejilla, temo que nunca la recuperare.

McCallister me ha prometido que va a sacarla de ahí, <<eso esperaba o si no mataría a Loreley, lo haría. >>

McCallister entra al baño y mete la mano en la rejilla donde se ha caído la pulsera, para mi suerte aún está ahí. El saca llena de pelos y suciedad.

Me sentí aliviada de recupérala, la lavo y me la pongo en la muñeca.

– Aquí es donde deberías estar – digo mirándome la muñeca. Abrazo a mi novio y le digo– Gracias, no volveré a sacármela más.

De pronto escucho ruidos como de cosas que se mueven. Me acerque a mi habitación y la veo. Loreley ha ocupado mi habitación.

– ¡Ha! Le pide a Olivia tu habitación y dijo que vos no tendrías problemas. Así que vos tienes mi habitación. Espero que el armario te sirva para tus cosas – me dice con su estúpida vocecita cantarina y con una sonrisa.

– Sí, tengo problemas, es mi habitación. No puedes tomar las cosas de los demás y sacarlas. No te daré mi habitación – le digo con enojo.

Ella me miro con esa cara de oveja degollada y le digo

– Agarra tus cosas y lagarta de mi habitación

– No, es mía ahora, aparte yo necesito más espacio que vos.

<< Ahhh> Es irritable e insufrible. La tome del pelo y la zamarreo, en ese momento McCallister me detiene.

– ¡Déjala! – Lo mire y le digo– No, no puede manipular a todos para obtener lo que quiere. No puede ser tan irritable y cambiar todo a su gusto. – grito.

– ¡Carter! – me grita McCallister

– ¡No, no lo soporto, ella es una molestia, quiere todo para ella y no es así! – le grito a McCallister.

Me voy a de ahí.

No puede ser tan perfecta, irritable y que todo el mundo la complaciera con sus caprichos que importa que sea la hija del presidente es un humano común y corriente como todos; pienso

Pasó por la habitación de Ian y lo veo fumando uno de sus cigarrillos. Me detengo en su puerta y le pregunte:

– ¿Me regalas un cigarrillo? – Me da un Malvoro. Me lo pongo en la boca y me lo enciende.

– Creí que no fumabas – me dice Ian al verme hacerlo.

– No fumo. Pero Elijah dice que calma los nervios y creo que tiene razón –le respondo.

Ian me mira perplejo y pregunto:

– ¿Y porque estarías nerviosa?

– Loreley, me saca

– ¿La sexy te saca?

Al oír como la llamo me da aún más bronca y digo

– Ya le has puesto nombre como todas tus ex novias o mejor dicho como tus amantes. Eres un mujeriego y no has cambiado nada. No sé porque te cuanto esto, si siempre piensas en otras cosas.

– ¡Cálmate! Solo dije que es sexy que hay de malo en eso – me responde.

– Nada, No Lo sé. Pero ella es irritable – digo con recelo– tiro mi pulsera de los 50 dijes por la rejilla. Se apodero de mi habitación por mi armario. – me detuve para fumar. Largue el humo – Arregla todo a su gusto y pone esa cara de oveja degollado como si ella no hubiera hecho nada – le explico. Una vez más fume mi cigarrillo – además se trajo todo su armario, lógico que no le va entrar nada – añado. Ian me mira con cara de póker es obvio que lo aburro con esto, pero sigo– Se vestí como si fuera una reina todo el tiempo, perfecta y trata de manipular a para obtener lo que quiere. Todo el mundo la quiere y le da sus caprichos. – fumo, largo el humo y continuo – No sabe compartir, ni usar armas. Como espera sobrevivir en esta apocalipsis ¿Acaso pretende que seamos sus guardaespaldas? que ahora somos los niñeros de la hija del presidente – finalizo. Seguí fumando.

Me sentí más aliviada.

– ¿¡Mejor!?

– Sí. – digo aliviada.

– Recuerdas que Nicole era así, no fuiste vos quien la critico y después descubrió que no era tan presumida, caprichosa como decías. Olvidas que ella y vos fueron las malcriadas, las populares por mucho tiempo. En parte eres como ella. Una niña rica o te olvidaste. – Me recuerda Ian.

Claro que me acordaba siempre fui la típica chica popular, la escandalosa, la mediática, la rompe corazones del colegio. La malcriada de mi padre. Como olvidarlo, con Nicole éramos las chicas más populares de todo el colegio. Quizás en parte tenía razón pero cambie.

– Pero Nicole es diferente, ella no están molesta como Loreley. Es mi mejor amiga y creo que siempre fue… – no se me ocurrió nada e Ian dice. – Antes de ser tu amiga la odiabas, decías que era una molestia todo lo que dices de Loreley. Pero la cambiaste.

Lo mire con cara de pocos amigos y término de fumar mi cigarrillo.

No me ha ayudo, aun siento un enojo, no me siento aliviada. Paso por la habitación de Nicole y golpe la puerta. Me abre y le digo:

– Necesito tu opinión.

– Sí, adelante pasa.

– Soy la única que siente que Loreley, es una molestia. No sé porque pienso que están en contra de mí.




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