Humanoides: La marca de la mutación | libro 1|

El secreto de la sangre oculta

Así como la sangre nos unía, tiene un secreto guardado con ella podemos curar a otros o matar a los infectados.

Ese día mi padre me quito un poco de sangre. La analizo.

– ¡No puede ser! – exclama mi padre.

– ¿Qué? ¿Sucede algo malo? – Pregunto

– Tu sangre es la cura como no me di cuenta antes.

McCallister no parece sorprendido y responde:

– Siempre lo supe. El virus en ella actúa como autodefensa. Es la clave.

Pone un poco de mi sangre en un tubo de ensayo y lo mezcla con el virus. Tira una gótica en un vidrio de prueba del microscopio. Y lo mira

– Los nubots mataron al virus por completo. Detuvo el proceso de la mutación. Las células no se regeneraron– Mire a mi padre e intervengo – Cómo paso con Keylen

– Sí. No lo creí, pero sí. Tu sangre salva definitivamente.

– Puede ser por las pequeñas moléculas, proteínas y otras moléculas de su ADN. – dice mi novio a mi padre.

Mi padre me miro con una sonrisa de oreja a oreja.

– Sabes que tu hermano y vos no son humanos cierto.

– Sí – Le respondí.

– Lamente todo esto, hija. No quería que las cosas fueran así.

– No, importa. Soy una Máquina con ADN y luzco como un humano. Pero sé que soy un mutante. Siempre lo seré haga lo que haga. – Le respondo

Me sonríe. Eso es algo que no puedo cambiar nunca. He dejado de ser humano hace tiempo. No importa porque no soy como los infectados soy diferente.

McCallister pasa la tarde creado el antivirus. Mi mellizo y yo practicamos.

Al correr de los días somos más fuertes y agiles. Le hemos perdido el miedo a todo. No hay nada que nos destruya.

Íbamos a seguir practicando por un rato más hasta que escuchamos una discusión

– la zona no era segura, y no podemos ir a buscar provisiones. – dice Olí. –La zona en donde nos encontramos está llena de infectados. – añade

– No podemos salir de acá, por ellos. – Protesta Greta.

– Necesitamos provisiones, se nos están acabando. – Masculla con enojo Samantha. – Este lugar no es seguro, el portón no aguantara más golpes y lo sabes – Agrega.

Mi tío calma a la resistencia y dice:

– Lo sé, pero ningún lugar es seguro. No hay una guarida que resista. Debemos tener calma. Saldremos de esto.

Todos lo miran con una cara de pocos amigos.

– La calma no nos ayudara, debemos ir nos de aquí. Este galpón no resistirá y nos queda chico. Para tantas personas. Además ya han roto ventanas, pueden olernos. – dijo Samantha.

– Si, te quejas tanto, porque no te largas de aquí. – le responde Darren con enfado.

Samantha lo miro con enojo, pero no dice nada.

– Vamos, saben que dice la verdad, debemos de ser los únicos humanos aquí con vida. – intervine Walquiria.

– Puede ser que allá más, ahí afuera. – inquiere Feliciti.

– ¿Dónde? El virus los mato a todos – interviene Ludo

– No lo sé, pero sé que hay más. – responde Feliciti.

Se escucha un ruido. Los zombis golean el portón, intentan romperlo.

El galpón, no es un lugar seguro, ya no más. Pero qué lugar es seguro. No hay guarida que resista. Las ventanas cada vez están más reforzadas y el portón no cierra bien debido a los golpes que le dan los infectados.

– Debemos mudarnos de aquí. – Convino al fin mi tío.

Samantha lo miró y dice:

– Al fin me haces caso.

Mi tía mira a mi tío no del todo convencida.

– Hay que hacer un fuerte de muros impenetrables como los que rodea la cuidad y los sectores. – Intervine Ian

– Pero ha derribado los muros – digo.

– No en todos los sectores, en el sector 1 y 2. Siguen amurallados – dice Loreley.

Todos la miramos con cara de pocos amigos.

– Los sectores de más poder no permitieron el derribamiento. Hicieron una zona especial. Creo que un está habilitada.– Explica Loreley

– ¿Cómo que crees que está habilitada? – Pregunta Olivia

– Sí, ayer recibí un mensaje de mi padre que me dijo que había una zona segura. Pero algo paso creo que quedó cancelada. No lo sé. – responde

– ¿Porque la cancelaria? – Pregunta Lisandro.

– Porque no hay humanos. Los que cuidaban el sector murieron de una forma misteriosa. Cancelaron “El operativo salvación”– Explico Isaac.

Me detengo a pesar y digo:

– Los sicarios, no los mataron. Sino que debieron secuestrarlos. –Todos me miraron con cara rara y aclaro. – Benicio, quiere Humanoides, necesita personas fuertes de estatus, como policías y militares. Al resto lo hizo secuestrar como ratas de laboratorio. Nada más

– ¿Cómo sabes eso? – Pregunta mi tío.

– Nuria, me lo dijo. No solo vamos a tener que pelear con los infectados sino que robo humanos.

Todos se miraron preocupados. Mi tía pone expresión ávida

– Sí, hay una salida, es esta. Debemos ir a ese sector. Y hacer ahí la resistencia – Sugiero.

– Estoy de acuerdo. – Coincide mi tío.




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