Humanoides: La marca de la mutación | libro 1|

Operación Salvación: Sobrevivientes

      

Esa noche empacamos todas nuestras cosas para la mudanza.

Al despertamos por la mañana mi tío nos dice:

– Iremos en los autos y las motos en caravana. No se separen. –Asentimos. nos guardamos las armas en el porta armas. – Manténganse siempre en línea con los micrófonos. – nos ordena.

– Sí – decimos.

En cuanto el portón se abre. Nos preparamos para disparar. Los infectados se acercan a nosotros y disparamos. Entramos a los autos. McCallister conduce y al mismo tiempo, todos los autos arrancan a toda velocidad.

Los infectados nos persiguen. Saco el arma por la ventanilla y le disparo a los infectados.

Es una epidemia. Se han multiplicado. Debemos de ser los únicos vivos.

Miro lo que es la ciudad, ahora está toda destruida, ya no es una ciudad. Las casas están rotas quemadas y abandonas. Phoebe mira triste por la ventana. Acaricia a Sky y Aria quienes van sentados en el asiento mirando por la ventana con lengua a afuera. Ladran cuando ve a un infectado muy cerca de la ventana.

Phoebe grita y McCallister le dispara.

– ¿Falta mucho, Mamá? Tengo hambre. – Se queja mi hija

– No, ya llegamos. – digo cuándo nos detenemos en un inmenso muro de acero reforzado. En la entrada hay cámaras de vigilancia.

Loreley es la primera en bajarse del auto. Observa la entrada y dice:

– Tiene un código.

Haakon se acerca y a continuación con la mano desliza una tabla con números virtuales. Entra al sistema e intenta averiguar el código.

– Demos cambiar el código. – Sugiere cuando la puerta se abre automáticamente

– Sí – Convino Olí.

Enseguida entramos con los autos. El lugar es como una mini ciudad con casas dúplex. Las casas están una al lado de la otra. Es un lugar muy limpio, y está libre de virus. Las callas son angostas y hay espacios verdes. Parece salida de una fotografía. Es un barrio muy amplio para entrar en solo terreno; pienso. Pero me doy cuenta de que son dos terrenos, lo que ha sido el Sector 3 y 4. No pudo creer lo hermoso que es el barrio, y todo el espacio verde que hay alrededor con h árboles y flores naturales; todo está muy bien cuidado.

Este abandonado y eso me llama mucho la atención. Recorremos el barrio. No hay rastro de ningún humano que hubiera vivido aquí o que viva aquí.

Loreley observa todo con preocupación y dice:

– No entiendo porque no hay gente. Alguno tuvo que quedar. Es decir alguien tuvo que vivir aquí.

– Al parecer somos los únicos aquí. – Responde Greta.

– Esto no pude ser real – Intervine Keylen quien observa el lugar con desconfianza – ¿No les parece sospechoso? – pregunto.

– Pensándolo bien, sí. Es muy tranquilo – dice. Stu.

Observamos el lugar detenidamente. Todo es tan seguro, perfecto y está tan tranquilo que… ¿Y si es una trampa?; pienso.

– ¿Estas segura de que tu padre hizo esto? – Pregunta Elijan.

– Bueno, eso me dijo. – respondió

– ¿Y dónde está tu padre? – Quiere saber Elijan.

– No lo sé. En Washington. El virus no llego ahí. ¿Verdad?

– Más o menos, algunas zonas están controladas. – Contesto.

Isaac pone cara de pocos amigos y digo:

– Él menciono algo de un refugio. Creo que se refería a esté.

– Pero, ¿porque quiso que lo encontráramos nosotros? – Pregunta Ludovico.

– Porque somos los únicos sobrevivientes. – responde Loreley.

– Debió de saber lo que paso aquí y quiso que nos alojemos aquí. – interviene Isaac.

Nos miramos por un segundo. Me damos cuenta de que es verdad, somos los únicos vivos por ahora. Ya no quedan humanos, además de nosotros y los sicarios. Ahora somos los únicos que podemos mantener el orden y quizás restaurar la humanidad.

Entramos a las casas.

El interior, es increíble es una casa inteligente. Todo nuevo y pitando de colores cálidos. Me doy cuenta de que tiene un patio. Salgo y veo un helicóptero.

– ¿Qué es esto? –digo con asombro.

McCallister, sale y lo ve.

– Pensaron en todo. – dice con una sonrisa.

Subimos las escalares y la habitación es hermosa. De un color rojo claro. Un gran somier y un sillón. McCallister abre uno de los cajones de la cómoda y sonreí.

Me acerca a él. Miro el cajón que está recubierto con un vidrio en su interior hay armas.

– Esto es lo que llamo la casa soñada. – dice. Lo mire con una sonrisa y lo beso.

<<Es perfecto, realmente perfecto>>. Todos tenemos un espacio propio y ya no estamos más apretados... Nos instalamos ahí.

Haakon, instala la seguridad del barrio. Las cámaras funcionan y podemos ver todo el movimiento desde nuestros televisores de plasma.

Lo denominamos el” nuevo sector 13”, en honor al sector de donde provenimos y este es nuestro lugar de ahora en más.

Me doy cuenta de que tenemos alimentos, ya sea alimentos instantáneas, macrobióticas, y enlatados. Todo lo que se pude necesitar lo tenemos.

 




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