Humanoides: La marca de la mutación | libro 1|

El ocaso del mutante Parte 1

Moriré eso está más que claro, todos los mutantes moriremos. Y eso no tardará en llegar. Benicio convenció a las autoridades de que los mutantes son una amenaza. << Experimentos fallidos>>.

– ya ha capturado a varios mutantes. – dice la reportada que trasmite desde YouTube en vivo – Son sumamente peligro. Si ven uno por favor llame a la Unidad de fuerzas especiales de Icon <<334>>, que ellos se encargaran del asunto. Repito son peligrosos.

Miro el televisor con mala cara. No somos peligrosos; pienso.

– Las autoridades estarán haciendo una limpieza de amenazas contra el virus –G. Se estará lanzo la operación salvación en las próximas 24 horas.

– ¿En las próximas 24 horas?– Pregunta con furia Ludo. – Tiene que ser broma – añade.

McCallister mira el televisor con bronca.

– Debe de haber un error, no van lazar la operación salvación, porque esta es la operación salvación.

– Solo es para cubrir los delitos que se están haciendo. – responde mi novio.

– Es obvio que el gobierno está ocultado todo, pero las personas no… – me detengo – crearan esto ¿cierto? – pregunto

– Claro que lo creerán, es su única salvación de vivir. Están desesperadas por la restauración de la ciudad. – Me explica McCallister. – Esta solución es la solución a todos sus problemas. Hay gente que lo perdió todo con el virus, espera recupéralo. – sigue mirando el televisor como los demás quienes están en viendo el video.

– Sí, pero no es su solución – interviene Astoria. – Muchas de las personas que viven son mutantes, ¿cuantos humanos pude haber? – Pregunta.

– No muchos, pero los pocos confían en que esto cambie. Al igual que nosotros. – responde Alan.

Lo miro con cara de pocos amigos.

No estoy de acuerdo con esto, matan a todos los humanos que han sobrevivido solo por un sector que opina que los mutantes son una amenaza. Si siguen así será el fin de los mutantes, no habrá más mutantes, <<personas sobreviviente>>, como me gusta decirles.

Trato de convencerme a misma de que no vendrán por mí, pero tarde o temprano lo harán.

Paso cada momento con mi hija y mi novio. Disfrutando los últimos días que me puedan quedar. Pero los días pasan y las cosas cambian, los mutantes son menos.

– Sé que tarde o temprano, vamos a tener que despedirnos y quiero decirte que pase lo que pase. – McCallister me mira con cara de pocos amigos– Te voy a seguir amando. – añado. – Te amo, McCallister y debes saber que me has hecho muy feliz, jamás te olvidare. – me despido con beso.

Me mira con cara triste. Lo abrazo fuertemente y me dice:

– No te despidas, por favor.

– Sabes que esta podría ser nuestra última noche juntos.

– Sí, pero no importa donde estés, te iré buscar y no parare esta encontrarte. – me dice agarrando mi rostro – Te amo, Carter. – Me besa.

En cuanto me despierto oigo que tocan la puerta. Me cambio rápidamente. Me quedo a un costado. McCallister abre la puerta y son la Unidad de fuerzas especiales. Viene por mí.

– ¡No se la llevaran! – Grita.

– Sr, son peligrosos, por su bien le pido que nos diga si aquí hay un mutante.

– No, lo que hay aquí, es mi novia. Cree que ella es una amenaza. – dice señalándome

Me miran fijamente y su mirada se dirige a mi antebrazo y dicen:

– Lo siento, pero está infectada, es mutante. – entran a la casa y me agarran. A continuación me esposa. McCallister grita. – ¡No, déjenla! He vivido con ella y miren estoy vivo. No es peligrosa. y grito – ¡Nooo!

– ¡Mami! – Grita Phoebe cuando ve que me llevan.

Los I.S.F.U se miran, dudan que tenga una familia. De hecho piensan que Phoebe es también un mutante pero les digo:

– Ella no es un mutante. Es mi hija adoptiva.

Miro por la ventana y veo a McCallister que tiene entre cara triste y serio. Lo miro con tristeza.

Victorio McCallister

Observo como el auto se aleja. Golpeo la puerta de la bronca.

– ¿Papá, estás bien? – me pregunta Phoebe.

– Sí. ve por Sky y Aria. Te llevare con Ian. – Le digo

Llama a los perros y los dos viene corriendo. Cruzo al frente y toco el timbre.

Ian hace pasar Phoebe y le digo:

– Se la llevaron.

Me mira serio y con cara de pocos amigos.

– ¡No, debe de haber un error. No se le pueden llevar! – grita Ian.

– ¡Que no vez se la llevaron! Creen que es una amenaza. La mataran.

– ¡Oh, no, Olí!

– Los demás – digo.

Corrimos para buscar a Alan. Cuando llegamos a la casa ya están todos reunidos ahí. Walquiria está llorando, la consuelo y le digo:

– Tranquila la salvaremos.

– No es tan sencillo, McCallister, no podemos entrar al Sector 11 el panal esta sellado. y los infectados nos atacaran antes de que podamos salvarlos. – Me dice Alan.

– Dejaras que los maten. Ellos son parte de nuestra familia. De esta familia.

Lynda y Bayton me miran y dijeron:

– Te ayudaremos a entrar.

– Gracias. – Les respondo con sarcasmos mirada a los demás.

– Hare lo que sea necesario, por salvar a mi hija y al imbécil de mi yerno, ellos son mi familia, la única familia que tengo. – me dice Estefan.

Mi suegra que en esos momentos esta alterada por que se han llevado a sus tres hijos y me dice:

– No, permitiré que vayas solo. Te acompañare y aniquilare yo misma esos hijos de putas. – La miro con cara rara cuando tomo el arma y se las pone en el cinturón del pantalón negro que tiene. Ya sé dónde ha sacada esa fuerza Carter es igual a su madre.

Alan no está de acuerdo con esto.

– Los mataran. Ya he analizado la situación y nos encontramos con desventaja. – abre la boca.

– Debe de haber otra forma de entrar – digo.

– Crees que si lo hubiera encontrado una salida no iría buscar a mi esposa. – Protesta Alan con el ceño fruncido.




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