Humanoides: La marca de la mutación | libro 1|

 El ocaso del mutante Parte II

<<<Keylen Hessen>>>

Despierto respirando aceleradamente. Miro para todos lados y me percato de que estoy cerrado en una especie de cápsula trasparente con agua. Golpeo la capsula, pero no puedo lograr quebrarla. Estoy un laboratorio. Una vez más miro para mí alrededor y veo a mi primo. Sigue dormido.

– ¡Salvador! – Grito golpeando el vidrio una vez más.

No me escucha. Busco a mis hermanos, pero no están ahí, Solo están Samantha y Ludo. Ni siquiera está mi tía.

¿Dónde están? ; Me pregunto. Debo salir de aquí en cuanto antes. Quien sabe lo que piensan hacernos. Me concentro para poder romper el vidrio y salir de la cápsula e ir en busca de mis hermanos y a mi tía. Con todas mis fuerzas rompo el vidrio.

Entonces me percato de que estoy desnudo, agarro una bata que ahí y me la pongo. A continuación observo a mi primo que está congelado. Lanzo fuego y derrito el cristal que lo cubre. En ese instante se despierta respirando aceleradamente. A Samanta la cubre una capa de electricidad. No sé cómo sacarla de ahí. Salvador congela el vidrio y rompe el cristal. Todo el sistema eléctrico que la cubre a se apaga. Enseguida la cubro con una de las batas, mientras Salvador se pone una.

En cuanto se despierta y largo un suspiro. Me abraza y yo me quedo ahí parado.

– ¡Keylen! – exclama aun abrazándome

La abrazo y ella me suelta. En se momento veo que Ludo rompe el cristal de la cápsula con una explosión. Me sonríe con una sonrisa maliciosa

– Lo siento. – Se disculpa Samantha mirándome.

– No hay problema, eres mi amiga, lo entendió.

– Sí. – dice son una sonrisa.

Salvador y Ludo, nos miran y mi primo pregunta:

– ¿Dónde está Carter y Caleb?

– No lo sé. Pero debemos ir a buscarlos. – respondo

– ¿Alguien ha visto a Astoria? – pregunta Ludo mirando para todos lados.

– No, aquí no está.

Salimos del laboratorio. Caminamos por los pasillos, están vacíos y desolados, no hay ni un alma. Ludo mira para todos lados con cautela y dice:

– Vamos, no hay nadie. – Avanzamos

De repente nos empezamos a sentir mal. La vista se nos nubla. La cabeza nos duele. Gritamos de dolor y Samantha pregunta:

– ¿Qué nos hicieron?

– No lo sé. Pero no llegaremos así.

Nos retorcemos de dolor. Nos falta el aire y estábamos débiles. Es como si alguien nos contralara o dependiéramos de algo. Salvador se agarra contra la pared y dice:

– Lo último que recuerdo fue que me inyectaron un líquido azul

– El mío no era azul, era trasparente – replica Samantha.

– El mío era de color rojo. – inquiere Ludovico.

El dolor que sentíamos es muy fuerte. Es nuestro fin; pienso.

Samantha tiembla y digo:

– Debe de haber algo que nos hicieron que altero nuestro organismo.

Ludo esta pálido.

– Debemos vivir, no podemos dejarnos vencer. – dice Ludo con vos débil.

No puedo, siento que muero, el dolor que siento en mis huesos es muy fuerte. Además tengo sed <<mucha sede>>.

Salvador con sus pocas fuerzas ha logrado entrar a laboratorio se asomó a la cabina y dice:

– Creo que esto nos ayudara.

Lo miramos no del todo convencido, pero no tenemos elección debemos salir de aquí. Lo tomamos y nos sentimos mejor. Nuestra piel es la de siempre y nuestros poderes vuelven.

No lo entendemos, pero sean lo que sea el líquido hace que nuestros síntomas desaparezcan.

Caminamos por el pasillo en busca de Oliva, Astoria, Carter y Caleb.

Los guardias nos miran y la alarma suena

– ¡Alerta, prófugos – Repite la computadora – ¡Cerrando compuertas!

Corremos antes de que las puertas de metal se cierren. Nos metemos en otro pasillo que esta desierto y lleno de sangre.

Carter Hessen

Despierto respirando con aceleración. En cuanto quiero salir de donde me encontró me doy cuenta de que estoy en una cápsula de cristal. Golpeo el vidrio. Miro para mis alrededores y veo mi hermano quien se despertó también. Lo miro y leo su mente.

– ¿Has visito Olí y Astoria? – pregunto.

– Están allá – me responde señalando las otra dos cápsulas de cristal.

Las miro y me dice:

– ¡Debemos salir!

– Sí. – convino. – tengo una idea. – añado.

Pateo el cristal con todas mis fuerzas, mi hermano hace lo mismo. El cristal se parte en pedacitos. En cuanto salimos nos abrazamos por unos segundos.

– ¿Estás bien? – me pregunto con su voz ronca.

– Sí – le aseguro. – ¿y vos?

– Estoy bien. – me asegura.

En ese momento Olí se despierta al igual que Astoria. Nos ven y golpean el vidrio. Abrimos el vidrio con el botón que hay. Salen. Astoria nos mira confundida.

Abrazamos a Olí y Astoria enseguida pregunta:

– ¿Dónde están los demás? – mira para todos lados y añade – ¿dónde está Ludo?

– No lo sé. – respondo. – No recuerdo nada de cómo llegamos aquí. – agrego.

– Tenemos que escapar. – interviene Caleb.

En cuanto salimos del laboratorio nos topamos con Keylen, Salvador, Ludo y Samantha. Nos abrazamos de alegría. Ludo enseguida besa a Astoria.

– Están vivos. – exclamo.

– Ustedes también. – dice Keylen con una sonrisa.

– No pueden salir sin beber eso que tenía en el vidrio. – inquiere Salvador.

Lo miramos confundidos y Keylen aclara.

– Algo nos hicieron que cuando salimos de aquí, nos debilitamos – comienza a decir – el líquido que nos mantenía en estas especies de capsulas de cristal. Nos protege, de lo contrario nos debilitamos.

Mi tía toma el líquido azul y dice:

– Esto son nanorrobots con oxígeno líquido alterado con el virus G. Tomó color por la reacción de nuestra mutación. – la miramos confundidos – Querían controlarnos. Podrían controlarnos si quisieran.




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