Los días pasan y debemos liquidar a los humanoides quienes están gobernado y matando a los humanos. Es la hora del juicio final de la maquinas.
Salimos a pelear una vez más con las maquinas quienes desde luego nos miran con cara de póker. Les apuntamos con las armas eléctricas. No solo a ellos tenemos que vencerlos sino que también a los infectados que merodean por ahí en busca de carne humana.
Empanzamos a disiparles a las máquinas y los destruimos a todos, menos a una quien es la líder de los humanoides. Mi primo no nos permite destruirla, porque se ha enamorado de ella.
La miro con cara de enojo y le disparo. Salvador grita cuando el humanoide cae al suelo. Se acerca a ella y la levanta del suelo.
– Tranquila, te salvaremos, no te mueras.
Todos lo miramos. Es peligrosa y es el último humanoide de Benicio, debemos matarla.
Mi primo solo se queda ahí abrazando al humanoide y grita:
– ¡Vamos hagan algo!, ¡debemos ayudarla!
No hacemos nada solo lo miramos confundidos. Le disparamos a los infectados que se acercan. Le pateo la cara uno de los infectados y mi padre mientras dispara
– ¡Éntrala y sal de aquí!
Ante eso miro a mi padre con enojo, me distrajo y un infectado me ataca, le disparo en la cabeza. Cae al suelo.
Mientras les disparo a los infectados digo:
– Porque permitiste que la entrara puede ser una trampa.
Mi padre no me contesta, esta algo ocupado disparándole a los infectados que lo persiguen.
– Lo hice porque tuvieras echo lo mismo. – Le disparo a uno de los infectados y golpeo a otro con la pierna quien me viene por detrás. Y respondo. – No creo que hubiera hecho lo mismo.
Alan dispara y grita:
– ¡Demos irnos! ¡viene más!
Nos detenemos y nos vamos del lugar. Al regresar a la Resistencia veo a mi primo que nos espera.
– ¿Podrás salvarla? – Pregunta mi primo.
– No, lo sé, tendré que restaurar todo su sistema y darle vida. No es tan sesillo. – responde mi padre.
– Debes internarlo, tío. – Pide Salvador.
Mi padre lo mira con júbilo.
– Mira, me llevara tiempo restaurar sus sistemas y reparar los daños. Además tendré que reparte la cara y hacer que luzca como piel humana. Borrar su memoria y todo. Me llevará unos días o tal vez meses en construirla de nuevo, todo depende del grado de herida que tenga. – explica.
Salvador baja la cabeza y dice:
– Lo entiendo. Podrás almacenarla y luego veras como reconstruirla.
– Sí, claro. La tendré en el laboratorio y te prometo que la salvare la vida. – Le promete mi padre.
El juicio de las maquinas se ha terminado, los humanos están a salvo de las maquinas, pero aún nos faltaba mucho por hacer para restaurar la humanidad por completo.
Miro el anochecer y a hacerme compañía vienen Salvador, Caleb, Keylen, Anneliese, Samantha, Astoria y Ludo
– ¿Crees que esto termino? – Pregunto Keylen.
– No, recién es el principio.
– Sí, es el principio de la restauración – Coincidió Ludo.
No me he percatado de que mi hermano esta con Anneliese está que le paso el brazo por los hombros. Miramos el cielo y Caleb dice:
– Bueno, los mutantes contraatacan. – Nos reímos por eso.
– Saben, olvide decirle que Anneliese y yo estamos juntos y que nos vamos a mudar.
Todos sonreímos y los felicitamos.
– Entonces supongo que los mutantes pueden enamorase – inquiere Anneliese.
– Sí, y mucho más. – dice Caleb
– ¿Creen que el juicio final sea este? – pregunta Samantha.
– No – dice Salvador.
– Aún falta mucho por hacer – Respondo.
La única ventaja es que tenemos es hay un humanoide de nuestro lado, por lo menos lo vamos a tener cuando mi padre restaura el sistema de la humanoide; pienso.
El juico final está hecho, pero no por completo aún falta más para que se complete Para que la humanidad tenga su identidad y que los humano vuelvan a pertenecer al mundo.
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Editado: 28.05.2021