Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 2- El rey

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 2

Sandro sigue inconsciente y Sara y yo nos sentamos en una mesa.

Ella parece alguien de confianza. Espero que me ayude.

—Seré breve. ¿Me podrías enseñar algunos hechizos?

Mi pregunta confunde a Sara... ¿Dije algo raro?

—¿No sabes hechizos?

—Solo sé tres hechizos.

—¡¿Solo tres?!- Dice sorprendida.

Vaya, vaya. Supongo que son muy pocos.

—¿Son pocos?

—¡Existen miles de hechizos, pero tú solo sabes tres! No puedo creer que tú hayas derrotado al demonio negro y a Sandro.

Vaya, vaya... Me costará trabajo aprender miles de hechizos, y no tengo mucho tiempo. ¿Podré aprender tantos hechizos? Mi memoria es buena, así que supongo que podré.

—Por eso te pido ayuda, me dijeron que tú sabes muchos hechizos.

—Sé más hechizos que de los que puedo usar. Dime, ¿qué tipo de magia tienes?

—Tengo todos los tipos de magia.

Mi respuesta la hizo sonreír... Se está burlando de mí.

—¡¿Todos?! ¡Pero eso es imposible!- Dice con una mirada burlesca, se está riendo de mí.

Sara empieza a reír, no cree lo que digo... Eso es grosero de su parte.

Tendré que demostrar que digo la verdad.

—Está bien...

Le muestro mi tarjeta y se sorprende. Abre completamente los ojos y la boca. Supongo que ya me creyó.

Tener todos los tipos de magia en este mundo es imposible (gracias a Dios, yo tengo todos los tipos de magia), así que no me molesta que no me creyera.

—¡Increíble!

Ya tengo su confianza. Perfecto.

—¿Me enseñarás algunos hechizos?

—Espera.

Sara se levanta y despierta a Sandro con unas palmadas en la cara.

Abre los ojos poco a poco... Vaya, vaya.

Despertó muy rápido.

—¿Eh?- Dice Sandro confundido.

Sandro se levanta y se acaricia el estómago... Me siento un poco mal, pero fue su culpa. Me quiero disculpar, pero no lo haré, yo solo me defendí.

—Ese golpe me tomó por sorpresa, no pensé que tendría tanta fuerza.

Sí, claro, por sorpresa. Te gané de buena forma.

Creo que él es el tipo de persona que se cree superior a los demás, y eso no me gusta.

—Me salgo de tu equipo, adiós.

Al escuchar lo que Sara dijo, Sandro se preocupó. Su expresión lo dice todo, está preocupado y un poco nervioso.

—¡¿Qué?! ¡No puedes irte, eres mi mano derecha!

—Lo era.

Sara se retira y se sienta en mi mesa.

—Acepto, pero con la condición de que me aceptes en tu equipo.

Vaya, vaya... Siendo sincero, pensé que me tomaría un poco más de tiempo conseguir un equipo.

Necesito un equipo para lograr mi objetivo.

Ella parece buena, así que no hay problema.

—¿Equipo...? Está bien... Claro, no hay problema.

—¿Cuantos aventureros hay en tu equipo?

Lo siento, pero solo somos nosotros dos.

—Déjame contar...

Empiezo a contar con los dedos.

—Si contamos a... Pero con la suma de... Pero si consideramos también a... Solo somos nosotros dos.

Una pequeña risa sale de mí, pero al parecer, a Sara no le gustó mi broma.

—¿Está bien? Tengo anotados los hechizos en mi casa, debes acompañarme.

La casa de una chica... Apenas me conoce y ya me invita a su casa... Me recuerda a la secundaria, las chicas siempre me invitaban a sus casas. “Mis padres no estarán en casa hoy. ¿Quieres ir a mi casa?” Por supuesto, siempre las rechazaba. No soy un depravado sexual, no me aprovecharé de ninguna chica.

Pue aceptar esta vez, pues ella me va a ayudar.

—Claro.

Tomo las bolsas con dinero.

—Vamos.

Estamos a punto de salir del gremio, pero Sandro me habla. Quiere pelear de nuevo.

—¡Enano! ¡Me tomaste descuidado! ¡Te reto a una pelea!

Soy bastante alto, no soy enano. Sandro solo es un poco más alto que yo. Me gana por unos 5 centímetros aproximadamente.

—No, gracias, tengo asuntos pendientes.

No quiero tener problemas con nadie.

Sara y yo nos vamos del gremio y Sandro aprieta los puños con fuerza.

—¡Maldito enano!- Dice enojado.

Sara y yo caminamos por el pueblo. El pueblo es realmente lindo. Huele bien y las personas parecen amables.

—No puedo creer que tengas todos los tipos de magia, pero que solo sepas tres hechizos.

—Es una larga historia.

—¿Me la puedes contar?

—Algún día te la contaré.

Tal vez... Si no muero, te la contaré... Lo más seguro es que muera en este mundo... Y no lo digo porque quiera morir, sino porque siento que moriré.

Ya estaba preparado para morir... No le tengo miedo a la muerte.

°

°

Nos detenemos frente a una pequeña casa de un piso, es de color rosa, mi color favorito.

—Aquí vivo.

Es una linda casa. Tiene un pequeño jardín con flores... Es realmente linda.

—Linda casa.

—Gracias.

Ella es muy joven... ¿Vivirá con sus padres o abuelos?

Me da curiosidad.

—¿Vives con tus padres?

—Abandoné a mis padres hace tres años. Vivo sola.

Vaya, vaya... No me esperaba esa respuesta... Lo dice con un tono frío, y eso me hace enojar un poco... Yo no tengo padres, murieron... Pero no puedo expresar mi enojo, no puedo juzgar a una persona por sus acciones sin saber el contexto.

—L-lo siento...

—No te preocupes, entremos.

Entramos a su casa. Su casa es como una biblioteca, hay muchos libros en estantes y en el suelo. Parece que es una chica muy inteligente... Me agrada. Me gustan las chicas inteligentes.

—Espera.

Sara recoge un libro negro que estaba sobre una mesa y me lo da.

—Aquí están. Son 113 hechizos los que tengo anotados.

Vaya, vaya... ¿Tan pocos? Bueno, son muchos, pero pensé que tendría más.

Admito que estoy un poco decepcionado.

—Vaya, vaya... ¿Solo esos? Pensé que tendrías miles.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.