Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 26: Bravo y Sonia

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 26

-2 años antes-

Bravo va caminando por la calle con unas bolsas de compras.

—Es todo lo que me alcanzó... Espero que me duren algo.- Dice con un tono triste. Está pasando por un problema económico.

Bravo pasa a lado de una mujer descalza, con un vestido blanco algo roto y sucio, y se notaba que no se había bañado en días. La mujer tiene el cabello rosa y largo y tiene unos ojos completamente blancos.

—U-una moneda, por favor.

Bravo voltea a verla.

—No tengo, lo siento.

La mujer baja la mirada.

—E-está bien.

Bravo la mira muy triste... Se nota que tiene mucha hambre.

—Debe tener hambre.- Piensa.

Abre una de las bolsas y saca una pequeña bolsa con 5 manzanas rojas.

—Toma, es lo único que puedo darte.

La mujer levanta la mirada y sus ojos empiezan a brillar.

—¡Gracias!

Toma la bolsa y la abre rápidamente. Saca una manzana y empieza a comerla.

—¡Está deliciosa!

—Me alegro... Me tengo que ir, adiós.

—¡Muchas gracias, señor, adiós!- Dice la chica sonriendo.

—A-adiós.

Bravo sigue su camino y sonríe.

—Bueno... Ahora me quedé sin manzanas.- Piensa mientras sonríe.

-Al día siguiente-

Pasa por la misma calle, pero está muy triste... Lo despidieron de su trabajo.

—Despedido... ¿Ahora qué haré?... Debo encontrar empleo rápido.

Pasa a lado de la chica otra vez.

—Una moneda, por favor.

Bravo se detiene y voltea a verla.

—Claro.

Mete su mano en el bolsillo de su pantalón.

—Me dieron mi liquidación, así que supongo que puedo darle algo para comer.- Piensa.

Saca unas monedas de su pantalón y se las da.

—Toma.

La chica recibe las monedas, pero observa a Bravo detenidamente.

—¿Le pasa algo malo?

—¿Se nota demasiado?- Dice con una pequeña risa.

—Se mira demasiado triste... ¿Qué le pasó? ¿Lo engañó su esposa?

—No, soy soltero... Solamente me despidieron de mi trabajo.

—Ya veo...

La chica toma la mano derecha de Bravo y le devuelve las monedas.

—Creo que las necesitarás.

—No te preocupes... Tú las necesitarás más que yo.

—No está obligado a darme nada, no se preocupe por mí.

—No te preocupes, toma las monedas.

—No puedo aceptarlas si usted las necesita.

—No las quiero, ya te las dí a tí.

—¡No se preocupe, tome las monedas!

—¡Qué no, ya te las dí a tí!

—¡Qué las tome!

—¡Qué no las quiero!

Son interrumpidos por un hombre.

—¡¿Qué está pasando aquí?!

Los dos voltean y observan a dos miembros de Froulen.

—¿Una vagabunda en nuestro territorio?

—Qué asco, supongo que debemos deshacernos de ella.

La mujer empieza a temblar y Bravo se para frente a ella, para protegerla.

—Ella no es una vagabunda, ella es mi... esposa, solo que se ve como vagabunda porque...

—¡No intentes engañarnos!

—¡Escuchamos perfectamente que le querías dar unas monedas!

—¡Obviamente es una vagabunda!

Bravo voltea a verla. La mujer está temblando de miedo y sujeta el brazo izquierdo de Bravo con fuerza.

—Me arrepentiré de esto.- Piensa.

Bravo saca su cartera y saca unos billetes.

—Es mi liquidación, se las doy, pero por favor, dejen a esta mujer en paz.

Le extiende los billetes.

—¡Estás hablando mi idioma, amigo!

Uno de ellos toma el dinero.

—¡No la mataremos!

—¡Pero si la vemos más en este lugar, la mataremos!

—¡Gracias!- Dice Bravo sonriendo.

Bravo la toma de la mano derecha y empieza a correr.

—¡Señor, ¿por qué hizo eso?!

—¡No podía permitir que te hicieran algo!

—¡Pero les dio todo su dinero!

—¡No te preocupes!

Dan la vuelta en una esquina y se detienen.

—¿No tienes un lugar a dónde ir? ¿No tienes familia?

—No... Mis padres y hermanos murieron asesinados por un villano... Y mi casa fue tomada a la fuerza por unos miembros de Froulen... No tengo a dónde ir.

—Entonces... ¿Quieres quedarte en mi casa?

—¿Quedarme en su casa? ¿No hay problema?

—Bueno... No es una casa grande, pero creo que no hay problema. Vivo solo y... Bueno, prefiero que te quedes en mi casa, no quiero que te quedes en la calle y te maten.

La mujer abraza a Bravo con fuerza.

—¡Muchas gracias!

Bravo sonríe y le acaricia la cabeza.

—No hay problema.

-Presente-

—Así conocí a Sonia.

Nismei se acaricia las mejillas, está sonrojada y emocionada... A las chicas realmente les gusta las historias románticas.

—¡Qué romántico, la salvaste y le diste un hogar!

—Supongo que pasó el tiempo y los dos se enamoraron, ¿no?

—Sí... Le dí comida, ropa y un lugar en dónde vivir. Yo conseguí empleo unos días después, así que ella me ofreció un trato.

—¿Un trato?

-Hace dos años-

Sonia está vestida con una falda azul y una blusa verde. Ya no se mira sucia.

—¡Yo seré tu sirvienta!

—¿Sirvienta?

—¡Mientras tú trabajas, yo voy a limpiar tu casa y te cocinaré, a cambio de comida y un lugar en dónde dormir!

—Bueno... Está bien.- Dice sonriendo.

-Presente-

—Después de vivir juntos por 6 meses, le pedí que fuera mi novia, y ella me abrazó y me besó... Suena ridículo, pero ella fue mi primer beso.

—¿Cuántos años tenías?

—Tenía 36.- Dice con una pequeña risa.

—¡¿36?!- Dice Nismei sorprendida.

—Sí... Nunca tuve suerte con las mujeres... Bueno, volviendo a la historia. Fuimos novios por 7 meses... Hasta ese trágico día. Estábamos paseando por las calles y nos dirigíamos a un restaurante, en donde yo le pensaba dar el anillo... Pero nos encontramos con Minsfel... Él la escogió para que fuera su novia por esa noche... No tuvo otra opción más que acompañarlo...




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