Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 30: Nadia

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 30

Suspiro e intento relajarme. Tener a mi madre frente a mí otra vez, me hace sentir... odio... Mucho odio... Pero al mismo tiempo, no siento odio... Es raro... Siento odio, pero no odio a mi madre... Realmente es raro... Es difícil de explicar... Es realmente complicado.

—Por favor... Deja ir a mis amigas... Ustedes me quieren a mí, no a ellas. Ya estoy aquí, ya no hay necesidad de que estén aquí.

—Lo siento, pero no puedo hacer eso.

Nadia saca unas llaves de su bolsillo y abre la reja.

—Pero dejaré que se vayan si aceptas tu destino y me dejas matarte en este momento. Déjame decirte que todos los demonios de este mundo están en este lugar, así que la mejor opción que tienes, es rendirte. Si aceptas, me aseguraré de que ningún demonio intente atacarlas mientras escapan.

¿Todos los demonios del mundo? Vaya... Creo que se me ocurrió algo... Existe un hechizo realmente increíble, que podría ayudarme a matar a todos los demonios rápidamente... Pero me costaría la vida.

—No puedo darme el lujo de morir de nuevo... Pero debo hacerlo... O...- Pienso.

Observo mis manos y empiezo a temblar.

—O puedo matar a mi madre y a los otros demonios usando ese hechizo... Pero Rem y mi abuela están aquí. Si uso ese hechizo, no podrán volver a la vida... Aparte, creo que no me atrevo a matar a mi madre.- Pienso.

Suspiro... He tomado una decisión difícil.

—Acepto.

Mis compañeras se quejan de mi decisión.

—¡¡No lo hagas, Daniel!!- Grita Alex mientras me jala el brazo izquierdo.

—¡¡No vale la pena!!- Grita Liz mientras me jala el brazo derecho.

—Buena decisión, hijo.

Me acerco a mi madre, pero mi abuela se para frente a mí y me da una fuerte cachetada... Intenta hacerme reaccionar... Mi abuela nunca me había golpeado... No que yo recuerde... Siempre le hacía caso... Creo que sí me había golpeado antes, pero eso fue hace mucho.

—¡No te rindas tan fácil! ¡Puedes derrotarla fácilmente y lo sabes! ¡Ella ya no es tu madre, es un demonio!

Lagrimas salen de mis ojos... Es un demonio, pero sigue siendo mi madre... ¡Ella me dio la vida!

—¡No puedo hacerlo, abuela! ¡Es mi madre!

Mierda, dije algo que no debía decir.

—¿Abuela?- Dice Nadia confundida.

—¡¡¿Abuela?!!- Grita Sonia sorprendida.

—¡¡¿Ella es tu abuela?!!- Grita Cris.

Mi madre empieza a reír.

—Cristi, Cristi, con que eres tú. ¿Por qué estás tan joven?

—¡No te lo diré, maldito demonio! ¡Sabía que eras alguien sin sentimientos buenos, pero esto es horrible! ¡Me das asco!

Mi madre sonríe dulcemente.

—Hijo, cambié de opinión. Los mataré en este momento.

¿Por qué me odia? Soy su hijo... ¡¿Por qué ama más a su rey que a mí?! ¡Soy su maldito hijo!

—¡¿Por qué haces esto?! ¡Soy tu hijo, soy tu sangre! ¡¿Realmente prefieres matarme y hacer lo que tu rey te ordene?!

—Monderfol me dio poder, me dio una nueva vida, y me dará un país completo para mí sola cuando conquistemos este mundo. Seré una reina. Tú eres mi hijo, pero realmente no me importas... Yo amo más a mi rey que a tí... Por tí no siento nada.

Escuchar eso me rompe el corazón... Me duele mucho... No puedo evitar seguir llorando.

—¡Él solo te utiliza, no lo escuches!

—No me importa lo que digas.

Después del intenso intercambio de palabras entre mi madre y yo, me di cuenta de que ella ya no era mi madre... Era la súbdita de Monderfol... No quiere cambiar de opinión... Ya no la consideraré mi madre, ahora simplemente la veré como un demonio más.

—¿No puedo hacerte cambiar de opinión... Nadia?

—Claro que no puedes, idiota.

Idiota... Me llamó idiota... Vaya... Supongo que sí, soy un idiota.

Suspiro y bajo la cabeza.

—Yo... Yo siempre soñé con conocerte y hablarte, y lo sabes... Siempre... Pero ahora que me doy cuenta de tus verdaderos pensamientos hacia mí... Yo desearía nunca haberte conocido... Desearía no ser tu hijo.

—Igual de sensible que tu padre. Si no fueras guapo, me daría vergüenza verte así. Bueno, supongo que ahora debo matarte.

Saca su espada y suspiro... Realmente intentará matarme... Es la peor madre del mundo.

—Matar a tu propio hijo porque tu rey te lo ordenó... Realmente no eres un humano...

—Yo no te considero como un hijo. Yo no te vi crecer, así que no tengo sentimientos de afecto hacia tí. Yo simplemente te dí la vida. Para mí, eres un simple chico llorón.

—No me consideras un hijo...

Escuchar eso realmente me duele... Me duele mucho... Siempre soñé con conocer a mi madre... Crecí solamente con mi abuela... Mi padre murió cuando apenas era un niño, así que crecí sin tener una verdadera familia... Considero a mi abuela mi familia, es la persona que más amo, pero no es lo mismo que crecer junto con tus padres... Es diferente.

Simplemente bajo la cabeza y las lágrimas caen sobre mis zapatos.

Lágrimas siguen saliendo de mis ojos y mi abuela intenta consolarme.

—Dani, no la escuches. No le hagas caso. No dejes que esos sentimientos te afecten.

Rem y Daniela me abrazan.

—No te preocupes.- Dice Rem.

—Ella es un demonio, no la escuches.- Dice Daniela.

Mi madre me sonríe.

—Tienes varias amigas muy cariñosas. Supongo que te gustan, ¿no? Sería una lástima que murieran frente a tus ojos.

Se empieza a reír y levanto la mirada con furia. Siento mucho odio en mi pecho... Mucho... Pero mucho odio... Me duele... Nadie amenaza a mis amigas... No permitiré que mueran por mi culpa.

—Chicas, cuando empiece a pelear, escapen de este lugar. Váyanse muy lejos... Aléjense muy, pero muy lejos, por favor.

Volteo a ver a Daniela.

—Daniela... Quiero que te asegures de que se alejen bastante de este lugar. Quiero que estén mínimamente a un kilómetro lejos de este lugar... Lo siento por decir esto, pero es una orden.




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