Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 46

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 46

Treis y yo estamos parados frente a una gran tienda verde.

—¿Es aquí?

—Sí, esta es una tienda de esclavos.

Esclavos... En un mundo no muy desarrollado como el mundo 1, supongo que es normal que existan los esclavos... Aunque es cruel.

—Bueno... Suena cruel, pero supongo que en este mundo es normal tener esclavos.

Saco una bolsa con monedas de mi bolsillo.

—Tengo 800 monedas de oro, ¿me alcanza?

—Creo que sí. ¿Piensas comprar uno?

—Tal vez... Siendo sincero, siempre quise tener un pequeño duende como mascota... Suena raro, pero desde pequeño me gustan las historias que tengan que ver con duendes... Aunque los Elfos también me interesan... Ya veremos.

Entro la tienda y un hombre se acerca a mí.

—Buenos días, caballero. ¿Quiere comprar un esclavo?

Vaya, me dijo caballero... Que elegante.

—¿Cuánto cuestan?

—Tenemos diferentes precios, desde 100 monedas de oro hasta mil monedas.

Bueno, no son muy caros... Aún no comprendo por completo el valor que tiene la moneda en este mundo. Con una moneda puedo comprar un plato de comida... Supongo que los esclavos son algo caros, pero no tanto.

—Sí, me alcanza... ¿Puedo verlos?

—Sígueme, por favor.

Abre una puerta y entramos a una especie de bodega. Dentro de la enorme bodega, hay decenas de jaulas.

Soy recibido por los gritos de niños... O por seres con voz de niño.

—¡Carne fresca!

Un pequeño duende verde con las orejas puntiagudas, empieza a golpear la jaula.

—¡Asqueroso humano! ¡Vete a la mierda!

—¡Hueles a mierda!

—¡Cómprame para que pueda matarte!

—¡Idiota!

—¡Hijo de perra!

Los duendes del lugar empiezan a insultarme... Vaya, ya no los considero lindos.

—Y yo que pensé que serían lindos y amables... ¿Tienen Elfos?

—Solo tenemos a una niña Elfa, pero creo que no querrá comprarla.

Sabía que este momento llegaría. La típica esclava que compra el protagonista. La típica esclava rara que nadie quiere.

—¿Por qué?

—Es ciega, su antiguo amo le quitó los ojos.

Mierda... Eso es bastante enfermo... Le quitaron los ojos a una niña.

—E-eso es muy cruel... ¿Por qué lo hizo?

—¿No sabes por qué?

¿Debo saberlo?

—No... No sé mucho de este lugar... ¿Los Elfos son odiados?

—Los Elfos son odiados por los humanos, así que los ricos los compran para torturarlos.

Los Elfos siempre son odiados en las historias de fantasía de mi mundo... Y aquí pasa lo mismo.

—Pobre...

Bajo la mirada... Siento pena por esa niña... Debo comprarla... Quiero que sea feliz... Y aparte, si no la compro, otra persona lo hará, y lo más probable es que la torturen de nuevo.

—Pobre niña, su vida debió ser muy difícil... La compraré, haré que sea feliz.

—¿Seguro?

—Sí, lo estoy... Estoy seguro. Quiero comprarla.

—Sígueme.

Sigo al hombre y se dirige a una pequeña jaula. Dentro de la jaula hay una niña de 10 o 12 años, que está en el suelo, durmiendo. Tiene las orejas puntiagudas, cabello blanco y corto, vendas sucias en los ojos. Usa un vestido rojo, sucio y roto, y huele muy mal.

Me tapo la nariz... Realmente apesta... Creo que no se ha bañado en semanas.

—¿Por qué huele tan mal?

—Lo siento, acaba de llegar y no la he bañado.

—Está bien... ¿Cuánto será?

—Dame 50 monedas por ella.

Vaya, es muy barato... Demasiado barato... Supongo que está enferma... O sus heridas provocan que su precio baje.

—Es muy barato... Claro.

Saco unas monedas de la bolsa.

Después de pagarle, el hombre abre la jaula.

—Puede llevársela.

—Gracias.

La tomo en los brazos y la cargo en los brazos mientras duerme... Se ve muy tierna.

—Pobre... Ahora que soy el héroe de este mundo, haré que tener esclavos esté prohibido... O al menos que esté prohibido torturarlos.- Pienso mientras me alejo.

Salgo de la tienda con la niña en mis brazos.

—¿Compraste a una niña?- Dice Treis.

—Sí, pobre niña, su antiguo amo le quitó los ojos... Debemos comprarle ropa y bañarla. ¿Hay un lago cerca de aquí?

—Hay uno cerca.

—Está bien, primero compremos la ropa.

La niña bosteza... Supongo que despertó.

—¿Qué está pasando?

—Despertaste. Hola, mi nombre es Daniel, mucho gusto en conocerte.

—¿E-eres mi nuevo amo?

La primera impresión es la más importante.

—Sí, pero no me digas amo, llámame Daniel, y no te preocupes, no te haré nada malo, al contrario, haré que seas feliz.

—¿F-feliz?

—Me imagino que tu vida ha sido muy difícil y llena de dolor, ¿no?

—B-bueno... Sí... Realmente lo ha sido...

El tono de su voz refleja tristeza y soledad... Creo que comprarla fue una buena idea... Quiero que sea feliz... Quiero que tenga una vida normal, sin dolor.

—No te preocupes, yo te cuidaré a partir de hoy. ¿Cuál es tu nombre?

—M-me llamo Nirfa.

—¿Nirfa?... Es un lindo nombre... Me recuerda a alguien, pero no sé a quién... Bueno, Nirfa, es un gusto conocerte. Lo primero que haremos es comprarte ropa y vendas nuevas. Luego iremos a un lago para que te bañes.

—S-sí.

Subo a Nirfa sobre Treis.

—Treis, camina despacio.

—Sí, lo haré.

Escuchar a Treis hablar asusta a Nirfa.

—¡¡¿Habló el caballo?!!- Grita asustada.

—Es un unicornio. Su nombre es Treis.

—¡¡¿Un unicornio?!!

—Sí... Y me sorprende que sepas que Treis haya hablado y no otra persona a nuestro alrededor... Tienes buen oído.

—Mucho gusto en conocerte.- Dice Treis.

—E-el gusto es mío.

—Iré a comprar la ropa, vete al lago, Treis.

—Sí.- Dice Treis, moviendo la cabeza.

Treis empieza a caminar y me alejo de ellos.




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