Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 60

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 60

—¿No te doy miedo?- Dice confundida.

—No, no te preocupes, no me das asco ni nada por el estilo.

—¿E-en serio?

—Sí, es en serio... ¿Existen hechizos para quitar maldiciones?

—N-no lo sé, no conozco ningún hechizo que quite maldiciones.

—Ya veo... Te prometo que intentaré conseguir un hechizo que quite maldiciones y te quitaré la maldición.- Digo sonriendo.

Se sonroja y me abraza.

—¡Gracias, gracias, gracias!

La abrazo igual.

—No es nada, no te preocupes.

—¡¡Sinka, deja en paz a nuestro invitado!!- Grita la reina enojada.

Sinka huye por la entrada secreta rápidamente... Tenía miedo... Le tiene miedo a su madre.

—Tiene miedo...

Me levanto y volteo a ver a la reina con una mirada seria. No estoy sonriendo para nada.

—Aquí está la roca, y te pido perdón. Si mi hija te molestó o te provocó asco verla, te pido que...

—No, no me molestó, tampoco me dio asco.

En la mesa hay una roca del tamaño de una manzana de color blanco.

La tomo con mi mano izquierda y me alejo de ella.

Estoy a punto de salir y volteo a verla enojado.

—Lo único que me dio asco, es usted, ella claramente estaba muerta de miedo... Usted le da miedo... Odio a las personas como usted, que maltratan a las personas... No sé que tipo de vida tiene ella, pero me imagino que no es nada agradable... Espero que de ahora en adelante, usted sea buena con ella, por qué si no...

Mi espada aparece en mi mano derecha y apunto mi espada hacia ella.

—... la mataré.

La reina cae sentada al suelo temblando de miedo... Está aterrada.

Sinka me observa desde otra entrada secreta, que está en el techo.

—Daniel...- Dice Sinka.

—Ella es su hija, trate bien a su hija... Adiós.

Salgo del comedor y la reina se orina. La orina sale debajo de ella... Realmente está muerta del miedo.

—Daniel es alguien increíble.- Dice Sinka sonrojada.

-Minutos después-

Estoy alejándome del castillo y Treis se dirige a mí corriendo.

—¿La conseguiste?- Dice Treis.

—Sí, la conseguí. Regresemos a Soular... Treis, ¿hay hechizos que puedan quitar maldiciones?

—No existen... Pero existen maneras de quitar maldiciones.

—¿Cómo?

—Necesitas el poder de los cuatro elementos.

—Ya tengo esos tipos de magia.

—No, es otra cosa, se trata de cuatro rocas legendarias, esas rocas son capaces de anular la magia, eso significa que pueden quitar maldiciones.

—Ya veo. ¿En dónde las encuentro?

—No sé las ubicaciones exactas... Dame una semana y te las consigo.

—Está bien... Vayamos por las cosas que dejamos en el bosque y luego regresemos a Soular.

-Minutos después-

Una gran caja con nuestras cosas está sobre Treis y yo estoy a su lado. Nirfa está sobre Treis.

El portal aparece frente a nosotros.

—Entremos.

Entramos y aparecemos en mi habitación. Daniela está cociendo una camisa negra.

—Hola, Daniela.

Voltea a verme y me sonríe.

—¡Regresaste!- Dice Daniela con un tono alegre.

El portal se cierra y empiezo a temblar... Tengo sueño... Mucho sueño.

—Daniela... cuida a... Nirfa... Y protege... esta roca.

Caigo al suelo dormido.

—Treis, ¿cómo recuperó su ojo?

—Él dice que no lo sabe, que simplemente desapareció.

—Qué raro.

—Ella es Nirfa, es como la hija de Daniel. Cuídala, por favor, yo debo ir a investigar un poco.

—Sí, está bien.

-Lejos de ahí-

En un bosque, lejos del castillo del rey de Soular, está Nerlín.

—Si las matamos ahora, hay el 50% de probabilidad de que Cano despierte.- Piensa Nerlín.

—Debemos regresar, mejor no nos arriesgamos. Si atacamos ahora y no despierta, nuestro plan fallará. Ya no nos queda tiempo, así que lo mejor sería regresar cuando tengamos tiempo, de esa forma, las probabilidades aumentarán.- Dice la voz en su cabeza.

—Sí, está bien.- Piensa Nerlín y desaparece.




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