Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 65

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 65

—¡Luego les explico, miren!- Dice Daniela emocionada.

Mi cuerpo deja de brillar y el fuego desaparece.

No sufrí ningún cambio... Nada cambió en mí... No cambié absolutamente nada.

Cierro los ojos poco a poco y caigo al suelo inconsciente.

—¡Increíble!

Daniela se acerca corriendo hacia mí.

—¡Daniel se volvió un humano de nivel alto!

—¿Alto?- Dicen todos confundidos.

Daniela me carga en sus brazos y voltea a verlos.

—Los seres vivos se dividen en tres niveles. Nivel bajo, alto y Dios. Todos los humanos son de nivel bajo, lo que significa que son seres frágiles y débiles, que pueden morir. Los seres de nivel alto, son seres que no pueden morir, no pueden envejecer, y tampoco pueden enfermarse. Los de nivel Dios... Bueno, es algo obvio, son seres superiores, con el poder de un Dios.

Mi abuela me observa nerviosa y me acaricia la cara.

—¿D-Daniel no puede morir?- Dice mi abuela nerviosa y sorprendida.

—No puede morir por causas naturales, pero sí puede morir de otras formas, como en accidentes o asesinado.

—¿Por qué evolucionó?- Dice Alex.

—No lo sé... Es muy raro que los humanos suban de nivel... Creo que solo 5 personas han evolucionado en el mundo 1 a lo largo de la historia del mundo 1.- Dice Daniela.

—¡Increíble, esto lo debe de saber mi hermana!- Dice Liz emocionada.

—I-increíble... Daniel es realmente increíble.- Dice Sara sonrojada y sonriendo.

Lejos de ahí, en un lugar desconocido, en el cielo, se encuentra una isla que, literalmente, está flotando en el cielo.

La isla es enorme y hay una enorme ciudad en la isla.

En el centro de la isla, se encuentra un gran castillo rosa.

Dentro del castillo, en un enorme comedor, Sinfer está sentado en una gran mesa rectangular que está lleno de comida.

Las paredes están pintadas de rosa.

Está solo y bebiendo una gran botella con un líquido rosa.

Deja la botella en la mesa y se limpia la boca.

—A este sujeto realmente le gusta el color rosa.

La puerta del comedor se abre y Sinfer sonríe.

—Hasta que llegas.

—Perdona la espera, estaba ocupado. - Dice alguien con voz de chico.

—No hay problema, amo.- Dice Sinfer con una sonrisa diabólica.

—No me gusta que me digan amo, prefiero que me llamen por mi nombre.

—No te reconozco... ¿Quién eres?

Un chico se sienta en la mesa y sonríe. El chico es...

—Me llamo Solmar, mucho gusto, Sinfer.- Dice Solmar con una gran sonrisa.

—¿Solmar? Vaya, cambiaste mucho... ¿Renaciste?

—Podría decirse que sí... Pero bueno, no es momento de hablar de mí...

Solmar deja de sonreír y observa con una mirada seria a Sinfer.

—Necesito que me hagas un favor.

—¿Qué quieres que haga?

—Necesito que uno de tus descendientes se una a nosotros.

—¿Un descendiente?... ¿De este mundo?

—Sí, de este mundo.

—¿Neila se embarazó? ¿Por qué no me dijo nada?

—Eso yo no lo sé.

—Vaya, tengo descendientes en este mundo... ¿Cómo se llama?

—Se llama Sara Churs.

—Sara... Ese nombre es raro en este mundo... Supongo que sí, es mi nieta.- Dice Sinfer con una gran sonrisa diabólica.




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