Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 93

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 93

Me dirijo a Nadia corriendo rápidamente.

Salta y se aleja volando.

—Es rápido...

Salto y la alcanzo en menos de un segundo.

—¡No escaparás!- Digo con voz de mujer y sonriendo diabólicamente.

Mi voz es de una chica.

La tomo del brazo derecho con mis dos manos y le rompo el brazo.

Nadia se queja del dolor y pongo mi mano derecha en su cara.

—¡Aún no terminamos!

Comienzo a descender a una gran velocidad mientras tengo mi mano en la cara de Nadia.

Aterrizo y azoto la cabeza de Nadia contra el suelo.

—¡Esto apenas es el principio!

Golpeo su pierna derecha con mi pie derecho y le rompo la pierna. La pierna derecha de Nadia se dobla, es realmente doloroso.

La tomo del cuello con mi mano izquierda y la levanto.

—Le haz causado muchos problemas a mi querido Daniel, y eso no te lo perdonaré.

Pongo la palma de mi mano derecha sobre su seno izquierdo y comienzo a acariciarlo.

—Te haré sufrir, te humillaré de tantas formas.

—D-Daniel, s-soy tú madre.

Aprieto su seno con fuerza y me acerco a su rostro.

—Soy Cano, no soy Daniel... Pero supongo que eso ya lo sabías.

Le doy una lamida a sus labios y Nadia se pone completamente roja.

—¡Soy la madre de Daniel!

Le doy un gran golpe en el estómago y la suelto, provocando que caiga al suelo.

—No me importa.

Mi abuela se acerca a mí.

—D-Dani, ¿p-por qué haces eso? E-ella es tú madre... E-eso es bastante enfermo.

Volteo a verla y le sonrío dulcemente.

—No se preocupe, no soy Daniel, soy Cano. No es incesto... Creo... Aparte...

Pongo mi pie sobre el rostro de Nadia.

—¡Aún quiero divertirme un poco más!

Cris, Nirfa y Sonia se dirigen a nosotros corriendo.

—¡Daniel los derrotó!

Sandro se dirige corriendo a ellos a una gran velocidad.

Se para frente a ellos, tiene sus brazos extendidos, dando a entender que no sigan corriendo.

Se detienen y observan a Sandro, que tiene heridas en todo su rostro y brazos. Son heridas pequeñas, pero se ven profundas y dolorosas.

—Daniel cambió... Debemos irnos de este lugar.

—¿C-cambió?- Dice Nirfa preocupada.

Tomo del cuello a mi abuela.

—¡Te estoy diciendo que me dejes en paz!

La arrojo y cae al suelo.

—Lárgate de aquí.

Me agacho y tomo del brazo derecho a Nadia.

—Empecemos poco a poco.

Uso toda mi fuerza y le arranco el brazo derecho a Nadia.

Nadia grita fuertemente del dolor y comienzo a beber la sangre de su brazo.

—Grita más, grita.

Tomo su otro brazo y hago lo mismo.

—Nadia, Nadia, me das pena.

La tomo del cuello y la levanto.

—Sin brazos, sin el amor de tú hijo... Y creo que tampoco tienes el amor del padre de Daniel... Daniel, tú esposo, era un gran hombre... Es una pena que se haya enamorado de tí.

Solmar y una chica con dos enormes ojos blancos y cabello negro y largo, que usa una armadura roja, se dirigen volando a nosotros.

—Más problemáticos... Supongo que debo subir de nivel... Lo siento, Daniel, pero ahora me volveré salvaje, no podré controlarme..

—D-derrotó a Nadia.- Dice la demonio.

—Cano es más poderosa... Es el espíritu más poderoso... Necesitamos la ayuda de Sufuco.

Suelto a Nadia.

Salto y me dirijo a ellos rápidamente.

Pongo mi mano derecha sobre el rostro de la demonio.

—¡Explosión!

La cabeza de la demonio explota y sonrío.

—S-su alma... Es el poder de Cano... Cano tiene el poder de robar almas.

—¡Tienen un demonio menos!

—¡Sabía que pasaría esto! ¡¡Vengan!!

Decenas de demonios salen del bosque y se dirigen a nosotros.

Solmar se aleja volando y en la mitad de mi rostro aparecen marcas rosas.

La mitad derecha de mi cara está llena de manchas de color rosa.

—¡Vengan, vengan por mí!

Solmar toma el cuerpo de Nadia y el de Sinfer.

—¡Debo escapar!

Se aleja volando rápidamente mientras mato a sus demonios.

Después de un minuto, termino de matar a los demonios.

Me acerco caminando a mi abuela.

—¡Maldita sea, logró escapar, ya no puedo alcanzarlos! ¡Necesito un trago!

Paso a lado de mí abuela y me toma del brazo derecho.

—D-Dani, vuelve, vuelve, por favor.- Dice mi abuela llorando.

La empujo y cae al suelo.

—¡Dani, Dani! ¡Se llama Daniel, perra!

Le destrozo la blusa, mi abuela está usando un sostén negro.

—¡¿Qué me harás, monstruo?!

—¡Te daré una lección!

Estoy a punto de tocarle los senos, pero me detengo antes de hacerlo y comienzo a temblar.

—N-no... D-deja a mi abuela.- Digo con mi voz normal.

Comienzo a tocarle y acariciar los pechos de mi abuela.

—¡No quiero, quiero aprovecharme de ella!- Digo con voz de mujer.

Dejo de tocarle los pechos y comienzo a llorar demasiado.

—¡Deja a mi abuela!- Digo con mi voz normal.

Mi cabello comienza a cambiar de color.

—¡Maldita sea, solo un poco más!- Digo con voz de mujer.

Mis ojos están volviendo a su color normal.

—N-no... ¡Deja a mi abuela!

Mi cabello vuelve a ser negro... Volví a la normalidad, todos los cambios que sufrí desaparecieron.

Me arrodillo en el suelo... Estoy llorando... Hice algo terrible.

—¡Soy un monstruo!

Me pongo las manos en el rostro.

—¡Intenté abusar de mi abuela! ¡Intenté aprovecharme de mi propia abuela! ¡Soy un maldito enfermo!

Mis ojos pierden su brillo y caigo al suelo inconsciente.

—¡Dani, Dani!

Mi abuela intenta levantarme.

—¡Despierta, por favor, por favor!

Sandro y los demás se dirigen a nosotros corriendo.

—¡¿Qué le pasó?!- Dice Sonia preocupada.




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