Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 97

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 97

Diego y la chica están sentados juntos en una banca blanca. Están en un parque.

Están bebiendo una lata de refresco cada uno.

La chica le contó sobre su problema a Diego.

—Y es por eso que me tratan mal.

—Vaya, Cristhela, lo siento... Aunque molestar a una chica por el simple hecho de ser pobre, es algo... estúpido.

—Sí, lo sé.

—Bueno... Debo irme, tengo que trabajar.

Diego se levanta.

—Fue un gusto ayudarte, adiós.

Diego se aleja caminando y la chica se levanta rápidamente.

—¡Espera, por favor!

Diego sonríe.

—Vamos, dilo.- Piensa Diego.

Voltea a verla.

—¿Sí? ¿Qué pasa?

—B-bueno... ¿T-te gustaría salir conmigo mañana?

—¡Funcionó!- Piensa emocionado.

—P-podemos ir al cine.

—Claro, sería todo un placer. Mañana no trabajo, si quieres salimos cuando salgas de la escuela.

Cristhela se acerca a él.

—¡Nos vemos mañana!

Le da un beso en la mejilla y se aleja caminando rápidamente de él.

—¡Funcionó, una chica se enamoró de mí!- Piensa emocionado.

-Mundo 1-

Han pasado varias horas desde que llegamos a un pequeño pueblo.

Mis compañeros y yo estamos en una pequeña habitación.

Las chicas están dormidas en la cama, y los chicos estamos en el suelo.

Estoy despierto y tengo los brazos cruzados. Tengo a Rei en mi espalda.

Estoy vigilando a mis compañeros.

—Daniel, debes dormir, yo vigilaré.- Dice Rei susurrando.

—¿Estás seguro?- Digo susurrando.

—Sí, no te preocupes, yo no necesito dormir.

—Está bien, gracias.

Me acuesto sobre el suelo y cierro los ojos.

—Buenas noches.

-Al día siguiente-

Estoy acostado sobre la cama, y una cobija roja cubre todo mi cuerpo, excepto mi cabeza. Aparentemente estoy solo.

Abro los ojos poco a poco.

—¿Eh?  ¿Por qué estoy en la cama?

Siento que alguien me está abrazando.

—Sonia, ya te he dicho que no me interesa volver contigo, no intentes coquetear conmigo. No me abraces.....

Me quito la cobija y me doy cuenta de que no es Sonia la que me está abrazando, es Nirfa, pero ella parece una chica de 20 años.

Ahora tiene el cabello blanco y largo, enormes pechos, y tiene un pequeño punto negro en su frente, un punto que apenas se puede ver.

Está usando un hermoso vestido rosa, que resalta mucho su escote.

Ella me está observando con una gran sonrisa y yo sonrío nervioso.

—¡Sorpresa, Daniel!

—N-Nirfa, ¿me perdí tú evolución?

—¡Yo también me la perdí, cuando desperté, ya había evolucionado!

—Ya veo...

Le acaricio la cabeza y le sonrío.

—Feliz cumpleaños, Nirfa.

—¡Gracias, Daniel!

—Y por cierto...

Tomo la cobija y la cubro por completo.

—¡Usa ropa más decente, aún no me acostumbro a verte así! ¡Aún te sigo viendo como una niña!

Nirfa se quita la cobija y se para en la cama.

—¡Este vestido es cómodo, no me importa que resalte mucho mis pechos!

—¡Hay pervertidos en todas partes, no puedo permitir que te acosen!

—¡Si tratan de hacerme algo, tú me protegerías!

—Bueno... Sí, tienes un punto... Como sea, felicidades, Nirfa.

Saco una pequeña caja roja de mi bolsillo derecho.

—Toma, es tú regalo.

Nirfa lo toma y lo abre, es una pulsera rosa y dos aretes con forma de corazón rosa.

—La pulsera se ve común y corriente, pero se la compré a un anciano en el pueblo, me dijo que la pulsera atrae la buena suerte. Y los aretes están hechos con materiales muy caros y raros, se lo compré a un noble hace varios días, es solo un adorno, pero se verían bien en tí.

Nirfa se arrodilla en la cama y me abraza. Me pone la cara en sus pechos.

—¡Muchas gracias!

Me pongo completamente rojo y me alejo de ella.

—N-Nirfa, sigues siendo una niña para mí, así que no hagas eso, sería algo incómodo.

Mi abuela entra a la habitación junto con mis compañeros.

—Vamos a desayunar, Dani.- Dice mi abuela.

Rei se acerca a mí flotando y lo tomo con mi mano derecha.

—Vamos.




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