Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 172

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 172

Han pasado 3 días… Aún no supero la muerte de mi abuela, pero intento no pensar en eso… Mi abuela quería que yo cumpliera con mi misión, y eso haré… La extraño, pero debo seguir adelante… Creo que he madurado… Cuando ella murió en el mundo 15, yo caí en depresión, no hablaba con nadie, siempre lloraba, no comía… Bueno, no comía porque no tenía dinero para comprar comida… Me la pasaba solo y me moría de hambre… Pero ahora, intento seguir mi vida… Debo seguir siendo el mismo Daniel que mi abuela amaba… El Daniel amable y bueno.

Estoy sentado en una cama, limpiando a Rei con un trapo.

Estoy en una habitación algo grande. Estamos en una casa, que está en una enorme ciudad. La renté por unas semanas.

—Fue buena idea rentar esta casa, Daniel. Es cómoda y grande.- Dice Rei.

—Sí… Nos quedaremos un tiempo aquí… Planearemos mejor nuestras estrategias y técnicas… No podemos derrotar a Sufuco tan fácilmente… Debemos pensar en cómo derrotarlo.

Me gruñe el estómago.

—Tengo hambre. ¿Quieres algo de comer, maestro?

—Quiero huevos y una cerveza.

—Está bien.

Dejo a Rei en la cama.

—Iré a la cocina.

Salgo de la habitación y me rasco la mejilla derecha.

—¿Aún habrá pastel de limón?

Entro a la cocina y me pongo completamente rojo… Nirfa está cocinando… Pero está desnuda, solo está usando un delantal blanco. Su cabello es corto, pues ayer se lo cortó.

—¿N-Nirfa?

Ella voltea a verme… Está un poco sonrojada.

—Buenos días, Daniel.

—¿P-por qué estás desnuda?

—Bueno… Sandro salió… Y quería animarte un poco.

Se acerca a mí y me acaricia la mejilla izquierda con su mano derecha.

—¿Te gusta lo que ves?

—Nirfa… Me gusta tu forma de ser, no me gustas por tu cuerpo… Espero que no seas como Sonia, ella siempre intentaba convencerme de tener relaciones sexuales.

—¿Te doy asco? ¿No quieres hacerlo con una Elfa?

—Sabes que no es por eso… Nirfa, intentaré ser el Daniel que mi abuela amaba… Y el Daniel que mi abuela amaba, solo tendría relaciones cuando estuviera casado… Así que… Lo siento, pero tendré que rechazar tu oferta… Y si aún crees que me das asco…

Acaricio su mejilla y le doy un beso en la boca.

Es un largo beso de 10 segundos.

Separo mis labios y le sonrío.

—¿Aún crees que me das asco?

—N-no…

Le acaricio la cabeza.

—Ponte ropa, yo te ayudaré a cocinar.

—Sí…

Nirfa sale de la cocina y sangre sale de mi nariz.

—¡Maldita sea, esto es demasiado difícil! ¡Realmente quiero hacerlo con ella, pero no debo! ¡Daniel, debes esperar!- Pienso nervioso.

Realmente quería hacerlo, pero el Daniel que mi abuela amaba, no lo habría hecho.

En una esquina de la cocina hay una enorme caja.

Abro la caja y saco 3 huevos y una botella con aceite.

—Bueno, a cocinar.

Dios aparece detrás de mí.

—Daniel.

Volteo a verlo... ¿Qué hace aquí? ¿Pasará algo malo?

—¿Dios?

—Solo quiero saber si estás bien.

—Sí… Sí, intento continuar con mi vida… Siendo sincero, aún me duele la muerte de mi abuela, y mucho… Quiero llorar en este momento, pero no lo hago… Debo soportarlo.

Una foto aparece frente a mí. Es una foto de Rem… Rem está destruyendo un pequeño pueblo. Usa una falda corta negra y una blusa negra de manga larga.

Está lanzando esferas de fuego por sus manos... Parece disfrutar lo que hace... Tiene una larga sonrisa... Es una sonrisa de demonio... Una sonrisa malvada.

—¿E-es Rem?

—Sí… Sufuco y los otros demonios, tienen sus almas y las modificaron… Daniela logró escapar a tiempo, pero eso no evitó que su alma fuera destruida… Las otras almas, las de tus compañeras, fueron robadas por los demonios y las ocultaron… Hasta ahora.

—¿Modificaron?

—Sara no te traicionó porque quería, te traicionó porque sus recuerdos fueron cambiados, y porque modificaron su alma, la volvieron un humano 100% malo.

—¿Les pasó lo mismo a los demás?

—Sí… Daniela logró escapar a tiempo, pero las demás no.

Bajo la mirada… No quiero pelear con ellas.

—¿Tendré que pelear con ellas?

—Sí… Tendrás que hacerlo…

Dios me da la espalda.

—Rem atacó un pequeño pueblo que se encuentra en una isla, cerca de Ejico... Volando llegarás en una hora, pero te recomiendo ir en barco.

—¿Por qué?

—Quiero que conozcas a alguien, pero ese alguien solo aparecerá si vas en barco.

—Sí… Está bien.

—El pueblo se llama "Dreipo". Adiós.

Dios y la foto desaparecen y mis lágrimas caen al suelo.

—Ahora son mis enemigas… Mis enemigas.




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