Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 176

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 176

Sí, lo sé… Lo que le hice a Erick fue algo muy enfermo… Pero no me arrepiento… Sé que una persona madura simplemente olvidaría lo que pasó, pero yo no puedo olvidar eso… Sonia fue mi primer amor, y Erick la convenció de engañarme… No me arrepiento de lo que le hice… Y nunca me arrepentiré de eso.

Estoy volando a lado de Treis. Crisme y Crismi están sobre Treis.

Estamos atravesando por una especie de desierto, en donde hay montañas pequeñas.

A lo lejos se puede apreciar a Sandro corriendo, mientras tiene a Nirfa en su espalda.

—Ahí están…

Tomo aire.

—¡¡Sandro!!- Grito con todas mis fuerzas.

Sandro se detiene y voltea a vernos.

—¡¡¿Daniel?!!

Crisme salta de Treis y se dirige a Sandro volando.

—¡¡Cariño!!

Bueno… Solo espero que Sandro no se enamore de ella… Crisme parece una niña de 10 años… Sé que tiene 380 años, pero aún así, eso se ve mal… Muy mal… Es legal, pero se ve mal.

Crisme abraza a Sandro y Nirfa baja de su espalda.

Está llorando… Realmente me extrañó… Lo que estoy a punto de hacer, es algo cruel, pero necesario… Lo siento, Nirfa.

Aterrizo frente a ella… No estoy sonriendo… Estoy serio… Estoy a punto de hacer algo muy malo.

—Daniel…

Nirfa me abraza con fuerza… Sentir sus lágrimas en mi pecho, me duele… Ella me ama, pero… yo no la amo… Después de descubrir lo que Sonia me hizo, creo que me volví alguien frío… Desconfío en las mujeres ahora… Creo que nunca volveré a enamorarme… No quiero sentir el mismo dolor que sentí, cuando descubrí lo que Sonia me hizo.

—Nirfa, perdóname…

Ella levanta la mirada y me observa a los ojos… Sigue teniendo los ojos llorosos… Lo siento, Nirfa.

—¿Daniel? ¿Qué pasa?

—Cuando despiertes, intenta olvidarme…

Le acaricio la cabeza y sonrío.

—Vive tu vida… Sé feliz.

—¿Qué estás…?

Le doy un gran golpe en el estómago, con mi puño derecho, provocando que una gran cantidad de sangre salga de su boca.

Su sangre ensucia mi camisa.

—Espero que algún día me perdones.

Nirfa cae al suelo inconsciente.

—¿Por qué lo hiciste?- Dice Sandro.

—No quiero enamorarme de ella… Y es peligroso estar a mi lado…

Cargo a Nirfa en mis brazos.

—El pueblo de los Elfos está cerca de este lugar... Vamos.

-Dos horas después-

Sandro, Crisme, Crismi, Nirfa y yo, estamos en medio de un bosque. Rei está en mi espalda y Dix está en la espalda de Sandro.

Sandro tiene a Nirfa en sus brazos. Sigue inconsciente.

—Llegamos.

Pongo la palma de mi mano derecha en el suelo.

—Mi nombre es Daniel, no soy un Elfo, soy un humano. Vengo a dejar a una Elfa, ella era una esclava. La compré y quiero que sea libre… Soy el mismo Daniel que derrotó a los demonios, soy bueno… Por favor, déjenme entrar.

Pasan unos segundos y frente a nosotros aparece un agujero negro.

—Entren.- Dice la voz de una anciana.

—Vamos.

Salto al agujero. Es como un tobogán… Debo admitir que es bastante divertido… Aunque todo es completamente negro, es díficil ver.

Después de bajar por unos 6 segundos, veo la salida.

Salgo del tobogán o agujero… Caigo sentado al suelo.

Estoy en un enorme pueblo, y el cielo es azul, no parece que este pueblo estuviera bajo tierra.

—¡Muévete, Daniel!

Los pies de Crismi chocan contra mi cabeza… Es mi culpa por no moverme de ahí.

—¡Lo siento, Daniel!

Me levanto y me acaricio la cabeza.

—No te preocupes. Muévete.

Crismi y yo nos hacemos a una lado y Sandro baja junto con Nirfa.

Crisme es la última en bajar.

El pueblo está rodeado por enormes muros, y el agujero por donde entramos está en el muro.

El pueblo parece bastante normal… No parece muy diferente.

Una anciana se acerca a nosotros... Y esto es raro, pues tengo entendido que los Elfos no envejecen.

La anciana tiene las orejas puntiagudas… Es una Elfa. Usa una vestimenta blanca y un bastón negro. Tiene el cabello blanco y corto, y sus ojos son completamente blancos.

—Bienvenidos a nuestro hogar.

Noto los Elfos que están detrás de ella, en el pueblo… Nos están observando… No sé si tienen miedo o sienten curiosidad por nosotros.

—Gracias… Mi nombre es Daniel… Y solo vengo a dejar a Nirfa en este lugar.

Sandro deja en el suelo a Nirfa.

—Es una Elfa… Por favor, quiero que la cuiden.

—Eso haremos, no te preocupes.

—Disculpe, ¿es una Elfa?

La anciana ríe un poco y me sonríe.

—Soy mitad humana y mitad Elfa.

—Lo supuse… Bueno… Supongo que es todo… Por favor, que no intente escapar… Por favor, dígale que lo siento mucho, pero es lo mejor… Yo soy peligroso, no quiero que muera por mi culpa… Gracias... ¿Salimos por el mismo lugar?

—Sí, solo tienes que decir que quieres salir.

—Gracias.

Me agacho y le doy un beso en la frente a Nirfa.

—Cuídate.

Me dirijo al agujero y entro.

—Quiero salir.

El agujero funciona como si fuera escaleras eléctricas, estoy subiendo sin moverme.

—Sí… Esto es lo mejor.

-Al anochecer-

Estoy acostado en una cama, junto con Crismi… Sí, como recompensa, me pidió tener sexo… Ella está acostada boca abajo, desnuda y dormida. Yo estoy dormido, aunque no estoy desnudo, estoy durmiendo en ropa interior.

Estamos en una ciudad… Estaremos algunos días aquí, planeando estrategias.

—Fetoca… Siske… Nueva portadora…- Dice Cano dentro de mi mente.

La imagen de Ángel aparece en mi mente… Pero es completamente diferente.

Su cabello es rojo con algunos mechones blancos. En su frente y mejillas tiene unas marcas con formas de rayo. Y sus ojos son rojos.

—Antiguo poseedor de Fetoca, Ángel.- Dice Cano.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.