Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 215

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 215

-Tiempo atrás-

—¡¿Me volverás a tocar el trasero, idiota?!

Mi madre, de 22 años, está golpeando a un hombre en la cara, usando sus puños.

Mi madre era hermosa. Usa una falda corta negra y una blusa blanca con un chaleco negro.

Están en medio de la calle, y todos observan con miedo a mi madre.

—¡Por favor, déjeme en paz! ¡Ya no lo volveré a hacer!

—¡No te creo!

Está a punto de golpear de nuevo al hombre, pero alguien la toma del brazo.

—Ya fue suficiente.

—¡No me toques, asqueroso…!

Mi madre voltea a su derecha, y observa a mi padre.

Mi padre, de 18 años, está evitando que siga golpeando al hombre.

Al igual que yo, mi padre es muy guapo, así que mi madre se sonroja cuando lo observa.

Está usando un uniforme escolar.

—No es necesario seguir golpeando al hombre, ya aprendió su lección.

—S-sí…

La suelta y se aleja caminando.

—Llegaré tarde…

Mi madre se acerca rápidamente a mi padre.

—¡¿Vas a la escuela?! ¡Yo te llevo!

Mi padre voltea a verla.

—No quiero llegar tarde... Gracias, te lo agradecería.

Mi madre sube a una motocicleta negra muy hermosa y genial.

—Sube, no seas tímido.

Mi padre no es tímido, es alguien serio.

Se sube detrás de ella.

—¿A qué escuela vas?

—A la preparatoria central.

—Vamos.

Enciende su motocicleta y comienza su camino.

Al llegar a la escuela, mi padre se baja y le da las gracias a mi madre.

—¿Cuál es tu nombre?

—Daniel.

—Mi nombre es Nadia… ¿P-puedes…? ¿Puedes darme tu número?

Mi padre se queda pensando por unos segundos, y luego muestra una pequeña sonrisa.

—Claro.

Y así empezó una gran historia romántica… Mi madre era una ladrona y una asesina, pero desde que empezó a salir con mi padre, dejó esa vida atrás.

Mi padre siempre fue serio, y nunca sonreía. Le sonrió a mi madre, pues sintió un vínculo especial con ella… Podría decirse que fue un amor a primera vista.

Mi padre se enamoró de mi madre cuando la vio, y mi madre se enamoró de mi padre cuando lo vio.

Era el destino.

Después de tener tres citas, mi padre decidió dar el siguiente paso.

Sucedió lo siguiente:

Mi padre acompaña a mi madre a su departamento.

—La comida estuvo deliciosa… Gracias.- Dice mi madre... Está un poco sonrojada.

Llegan a su puerta y ella está a punto de abrir la puerta.

—Muchas gracias por todo… ¿Nos vemos mañana en el parque?- Dice mi madre.

Ella está esperando un beso, pues, desde que empezaron a salir, él no la ha besado, y ella no se atreve a besarlo.

Mi madre voltea a verlo.

—Podríamos también…

Mi padre le acaricia la mejilla y le roba un gran beso en la boca.

Mi madre queda en shock durante un par de segundos, y abraza a mi padre con fuerza, mientras se besan.

Mi madre realmente amaba a mi padre… ¡Pero la muy perra intenta matar a su propio hijo! ¡Mi padre y yo nos parecemos físicamente, pero cuando me conoció en este mundo, no me reconoció! Supongo que tenía que fingir que no me reconocía, para confirmar que realmente era su hijo… Nunca lo sabré.

-Presente-

Mi madre está observando una fotografía mía, de cuando tenía 5 años.

Está en un enorme comedor, junto con Sinfer e Izuke.

—Mi hijo era muy tierno… Gracias por la foto, Sinfer.

—De nada.

—¿Cómo la conseguiste?

—La familia de la ex novia de Daniel, guardó las pertenencias privadas de Daniel, así que fui a su casa y las robé.

—Vaya, vaya… Gracias.

—Ya cumplí mi parte, ahora te toca.

—Sí, lo sé.

Se levanta de la mesa y se truena los dedos.

—Yo prepararé todo, tu descansa.

Sinfer pone sus pies en la mesa.

—Necesitaba descansar un poco.

—Sinfer, ¿quién es Daniel?- Dice Izuke.

Como perdió la memoria, no recuerda nada… Y Sinfer aprovechó eso.

—Es un demonio muy poderoso y malvado. Quiere apoderarse de este mundo, así que debemos evitarlo.

—Ya veo.

-Ejico-

Es de noche, y Diego está sentado junto con Cristhela y los demás.

Están alrededor de una fogata.

El niño está alejado de ellos, comiendo un pedazo de carne… Se ve salvaje, pero también es triste… Pues está llorando.

—Oye, sé que tus padres murieron, pero debes contarnos lo que pasa.- Dice Diego.

—¡Cállate, no hablaré con nadie!

—Necesitamos la información, por favor. Yo sé lo que se siente perder a alguien. Sé que es…

—¡Cállate, no sabes nada! ¡No sabés cómo me siento!

Diego sonríe y se acerca a él.

—Eres el típico personaje que cree que nadie ha sufrido más que él. ¿Crees que eres el único que ha sufrido?

Se para frente a él y se agacha.

—Yo sé cómo te sientes…

Le acaricia la cabeza mientras mantiene su sonrisa en su rostro.

—Mis padres, mis abuelos y mis dos hermanos murieron frente a mis ojos. Tus padres se sacrificaron para que pudieras escapar. Eso es algo admirable. En cambio, mi familia fue asesinada por un par de adictos.

—Diego… ¿Eso es verdad? ¿Por qué nunca me lo contaste?- Dice Cristhela.

—Nunca me preguntaste.

Diego se sienta frente al niño.

—Escucha… Tus padres murieron de una forma admirable. Debes sentirte orgulloso… En cambio, mi familia fue asesinada por un par de adictos… En mi mundo, existe una droga llamada: "Salde Viner". Provoca alucinaciones y pérdida de memoria. Provoca que las personas que la consuman, se vuelvan locos… Dos hombres, que estaban bajo el efecto de esa droga, entraron a mi casa, nos amarraron, y jugaron con nosotros… Le pidieron a mi padre que escogiera un número… Él dijo: "135". Y empezaron a contar… Nos estaban contando… Y a mí me tocó el número 135… ¿Cuál fue mi premio? Presenciar el asesinato de mi familia… Me obligaron a ver… Y pusieron en mi cuerpo, los corazones de mi familia… Literalmente… ¿Cuántos años tenía? 8 años… Tú tienes 10 años, eres un poco más maduro... En cambio yo, era un niño inocente… Y dejé de serlo ese día... No sé cómo te llamas, pero debes confiar en nosotros, queremos protegerte. Sé que necesitas tiempo para superarlo, pero necesitamos la información.




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