Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 242

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 242

-Mundo 50-

Dreimo está sentado en una mesa, en el comedor de la casa de Kiasan y Lana.

Ellas están sentadas con él, bebiendo té.

—Ya veo… La princesa está muerta… Eso es un grave problema… Si el rey se entera, te matará.- Dice Lana.

—Sí, lo sé… Pero ella era un demonio… Un traidor… Debemos averiguar más sobre ellos… Necesito tu ayuda.

—Claro, te ayudaré… Con una condición.

—¿Cuál?

—Quiero saber tu pasado.

—¿Mi pasado?

—Sí… Eres alguien bastante serio y nunca sonríes… ¿Por qué?

Dreimo se queda en silencio por unos segundos… Él no quiere hablar de eso… Le duele recordar.

—¿Realmente quieres saberlo?

—Sí, quiero saberlo.

—¿Y tú, Kiasan?

—¡¿Por qué mierda me interesaría tu pasado…? Pero bueno, ya que estoy aquí, escucharé tu patética vida.

Kiasan parece enojada y presumida… La típica chica grosera.

—Si no te interesa, entonces no la escucharás.

—¿Eh?

Dreimo se levanta de la mesa.

—Lana, vamos a tu habitación.

—Sí.

—E-esperen…

Dreimo y Lana salen del comedor.

—Sí quería escucharla…

En la habitación de Lana, Dreimo se sienta en la cama y Lana se sienta a lado de él.

—Por favor, quiero escuchar tu historia.

—Mi madre… Mi madre era una prostituta… Nunca conocí a mi padre… Mi madre me… Mi madre me…

Dreimo comienza a temblar. Lana se da cuenta y se preocupa.

—Ella… Ella me prostituía… Desde pequeño, hombres abusaban de mí… Mi madre asesinó a mis amigos… Mi madre odiaba mi sonrisa y me golpeaba cuando sonreía… Y cuando lloraba, me golpeaba más fuerte… Mi niñez fue un infierno… Me violaban, me torturaban, no podía tener amigos… Me acostumbré a eso… Es por eso que no sonrío… Yo maté a mi madre… Con mis propias manos, maté a mi madre… La maté…. Siempre quise vivir en paz y sin dolor… Es por eso que quiero regresar a mi mundo… Quiero vivir una vida normal… Quiero trabajar, tener una casa y una mascota... Las mujeres no me interesan… No me interesa el sexo ni el amor… Solo quiero vivir tranquilamente… Vivir solo… Ser un solitario.

—Dreimo…

—Mi vida ha sido dura…

—Y dolorosa… Dreimo… Yo te ayudaré a regresar a tu mundo.

—¿Puedes ayudarme?

—Claro… Será difícil, pero encontraré alguna manera de que puedas regresar… Pero con una condición.

—¿Cuál?

—Llévame contigo… Quiero estar a tu lado.

Lana acaricia la mano derecha de Dreimo.

—Por favor…

—¿Quieres vivir conmigo?

—¡Sí, por favor!

—Supongo que puedo aceptar… Está bien… Acepto… Gracias por tu ayuda.

—Dreimo… ¿P-puedo besarte?

—¿Besarme?

—S-sí…

—Sí… Está bien.

—G-gracias…

Lana se acerca a Dreimo.

Comienza a besarlo… Es un gran beso francés.

Lana acuesta a Dreimo sobre la cama.

—Espera… ¿Qué haces?

—Quiero hacerlo, Dreimo… Te entregaré mi primera vez.

—¿Eh?

Lana comienza a quitarse la ropa y Dreimo comienza a agitarse… Está sudando frío y comienza a temblar.

—Sexo…

Imágenes de hombres desnudos aparecen en su mente.

—N-no… Por favor…

—¿Dreimo?

Dreimo se imagina a Lana como un anciano desnudo.

—¡Por favor, no quiero! ¡No quiero, no quiero, no quiero, no quiero!

Comienza a llorar y se aleja de ella.

—¡Por favor, no!

Lana se da cuenta de lo que pasa.

—Dreimo… Lo siento…

Lana se levanta de la cama y se aleja de él.

—Lo siento, Dreimo… Descansa, por favor.

Lana sale de la habitación y Dreimo cierra los ojos.

—Dreimo… Eso quedó en el pasado… Olvida eso… Debes olvidarlo… Olvida tu pasado… Por favor, olvida eso.

—Eres patético, ¿lo sabías?

Desmolfer aparece frente a la cama.

—¿Eh?

Dreimo abre los ojos y observa a Desmolfer.

—¿Quién eres?

—Soy Desmolfer, la Diosa del infierno.

—¿Otro Dios? ¿Qué quieres?

—Nada, solamente vine a burlarme.

—¿Solo eso?

—Y también vine a decirte que tu madre se volvió un demonio.

Dreimo se levanta rápidamente de la cama y se acerca a ella.

—¡¿Qué dijiste?!

—Tu madre, Dreima, estará aquí pronto… Muy pronto… Si no superas tus traumas, ella te matará… Debes enfrentar tus traumas… Debes superar tus miedos... Buena suerte, Dreimo… Por cierto, tu madre se llama Dreima… Es un nombre bastante ridículo… Y el tuyo también… Bueno, adiós.

Desmolfer desaparece y Dreimo comienza a llorar.

—Mi madre… Mierda… ¡¡Mierda!!




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