Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 244

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 244

-Izuke-

Bueno… Aquí estoy otra vez… En el reino hada… Mis hermanas están muertas… Hanako dijo que Nia, la mano derecha de mi hermana, es la actual reina. Nia me agrada, era amable y divertida... Espero que siga igual… El poder cambia a las personas.

Hanako y yo estamos caminando por las calles de la ciudad, el castillo se encuentra en el centro de la ciudad.

Los habitantes son hadas. La mayoría parecen niños de 10 años, pero la mayoría tienen miles de años... Aunque ese dato me perturba un poco… Bueno, como sea.

—Izuke, como tienes sangre real, puedes reclamar el trono. Puedes ser el nuevo rey.

La verdad, no quiero ser un rey… Ser príncipe demonio me limitó mucho… Como era un Dios, debía obedecer las reglas. Ahora que soy un mortal (aunque, como soy hada, soy inmortal.) puedo hacer lo que quiera.

—No quiero ser rey… Me da flojera.

—Ya veo… Es una pena… Serías un buen rey.

—Gracias.

Mi teléfono suena.

Sí, mi teléfono. Número 2 me lo dio. Usé magia para que mi teléfono pudiera recibir llamadas aunque estuviera muy, pero muy lejos. Básicamente, aunque estuviera en el mundo 1, Número 2 podría llamarme.

Saco mi teléfono y contesto.

—¿Hola?

—Izuke, alguien vino a visitarte.

—¿A visitarme?

—Sí. Dijo que viene a pedirte información sobre alguien llamado "Solfrar".

—Ya veo… Ya sé quién es… Estaré ahí en un par de minutos.

Cuelgo y guardo mi teléfono.

—Bueno, Hanako, la visita se cancela. Debemos regresar.

—Sí, Izuke.

-Mundo 1-

-Cris-

Nero... Ella es alguien muy, pero muy molesta. Me insulta, insulta a mis amigos, se burla de las personas… Le encanta el humor negro... Pero ella es realmente amable… Le gusta ayudar… Creo que es bipolar.

Nero puede crear armas, pero también puede modificar las almas. Nero me ayudó a escapar del control de los demonios… Gracias a ella, no cambié.

Nero sabe ocultar las almas. Gracias a ella, los demonios no pueden encontrarnos… Nero es el segundo espíritu más poderoso. El más poderoso sigue siendo Cano.

Gracias a Nero, podemos viajar seguros.

—Bien… Supongo que es todo.- Dice Sandro.

Estamos en medio de un bosque, preparando una carreta para viajar.

Nos ponemos capuchas negras, para que las personas no nos reconozcan.

—Bien… Tenemos todo listo… El viaje será largo.

—Recuerden, si nos atacan, pelearemos juntos, no nos separaremos. ¿Entendido?- Dice Sandro.

Todos mueven la cabeza diciendo: "Sí".

—Bueno… En marcha.

-Mundo 63-

-Izuke-

Debajo de la base, se encuentran cientos de dormitorios, en donde viven los soldados y científicos.

Dormitorios subterráneos… Suena bastante genial, y los dormitorios son cómodos.

Estoy caminando por un enorme pasillo junto con Hanako.

—Oye, Hanako, ¿tienes hambre?

—Un poco.

—Yo me muero de hambre… Quiero pizza… O una hamburguesa… O sushi… O pescado…

Se me hace agua la boca con solo imaginar la comida.

—Tengo hambre.

—No te preocupes, iré por comida.

—Gracias, Hanako.

Hanako vuelve a su forma como hada y se aleja volando.

—Pollo… O ensalada.

Me paro frente a una puerta con un número raro. Parece un 269, pero más raro.

Abro la puerta y entro.

—Estoy en casa…

Mei se dirige rápidamente a mí y comienza a sacudirme los hombros.

—¡Tu amigo es ardiente y hermoso! ¡Es completamente de mi tipo! ¡Cuéntame sobre él, por favor!

—¡Déjame en paz, me estoy mareando!

Número 1 se dirige a mí.

—Tu amigo es muy grosero. Golpeó a Mei… Aunque se lo merecía, ella lo estaba acosando bastante.

—¿La golpeó?

—¡Nuestra primera pelea! ¡Nunca la voy a olvidar!- Dice Mei sonrojada y gimiendo.

Rara… ¡Maldita rara! ¡¿Estás excitada?!

Todos en este mundo son raros… Y lo dice el chico que es un hada.

Yoske se acerca a mí. Tiene el ojo morado.

—Tu amigo me golpeó solo porque lo toqué… Me dijo: "No me toques, idiota."

—¿Realmente te golpeó? Que raro… Iré a hablar con él.

—Está en el comedor.

Me dirijo al comedor… Él nunca haría eso… ¿Por qué se comporta así?

Entro al comedor y me siento en la mesa con él.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué te comportas así…? Espera… Esos ojos…

Maldita sea… Lo sabía… Ella siempre causa problemas.

—¡Maldita sea! ¡Desmolfer, eres una idiota!




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